PRÓLOGO

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NOTA DE LA AUTORA
Hola a todos! Hacía un montón de tiempo que no me pasaba por aqui!

Para celebrar mi 25° cumpleaños y la consecuente crisis existencial, voy a volver a publicar temporalmente esta historia, por muy cuestionable que me parezca hoy en dia, al final, fue el primer "libro" que escribí y no he de renegar de mis orígenes! Esto lo empecé con 16 años, es decir, hace ya 9! El tiempo vuela 😭
Eeeeeeen fin, espero disfruteis de esta (ejem) historia y no me juzgueis duramente, solo era una adolescente 😂

Konstanz, Baden, verano de 1934

El sonido del impacto de una pequeña piedra contra el cristal despertó a Gretel de un pacífico sueño. "Es Rick", pensó ella todavía desperezándose.

Rick era su vecino y su mejor amigo, el único en realidad. Se habían conocido hacía 3 meses cuando ella había llegado a la ciudad, y pese a llevar tan poco tiempo juntos, entre ellos se había desarrollado un fuerte lazo. Para ella, él era su único amigo porque sus padres le habían prohibido, desde hacía un año, establecer relaciones con nadie por miedo a que los delatase contando un oscuro secreto que ella desconocía. Además, había dejado de ir a la escuela y desde entonces contaba con un tutor privado que le impartía todas las materias.

A veces deseaba con fuerza que le hubieran tocado otros padres que la llevaran al colegio y le dejaran jugar libremente y tener amigos como todos los demás niños, pero ella siempre obedecía de buena gana... por algo lo harían al fin y al cabo.

No obstante, con Rick era diferente, lo supo cuando el día que llegaron se la quedó mirando fijamente a través del cristal de su ventana y cuando una semana después fue él quien le dirigió la palabra a ella, cosa que desde hacía tiempo nadie ya hacía.

Había algo en aquel niño que le hacía replantearse la moral que sus padres le habían inculcado. Quería hacerse su amiga. Hablaron durante largo rato, él parecía entenderla, y poco a poco, a partir de pequeñas conversaciones que cada vez se tornaban más largas y profundas, se fue forjando la más preciosa amistad que Gretel tendría en su vida.

Se levantó con pesadez y se dirigió a abrir la ventana. En efecto, era Rick, que la miraba con un brillo de impaciencia en sus enormes ojos azules. Como siempre, estaba deseando hablar con ella.

-Te he dicho mil veces que no hagas eso -murmuró ella antes de que a él le diera tiempo a decir nada -¡mis padres te van a oír!

-Vale, vale -Respondió él, fingiendo aburrimiento- por cierto... -añadió bajando la mirada. Gretel pudo percibir una sombra de tristeza en su rostro y eso la preocupó. En los tres meses que llevaban viéndose, siempre se había mostrado alegre y positivo, por lo que presagió que se avecinaba una mala noticia.

-¿Qué ocurre? -preguntó ella fijándose bien en él. Era un niño muy guapo, tenía unos preciosos ojos azules que combinaban perfectamente con su pelo rubio oscuro, y una sonrisa blanca a la que le faltaban varios dientes y que en ese momento no se quería dejar ver.

Eso de alguna manera la entristecía, quería verlo sonreír... ¿Acaso Rick había arrebatado su pequeño corazoncito de 9 años? ¡No podía ser! Intentó deshacerse de tan ridículo pensamiento. ¡Enamorarse y tener novio era algo asqueroso! Sin embargo, en aquel momento estaba sintiendo muchas cosas que confluían a un ritmo vertiginoso.

-¡Me voy a un internado! -Espetó él, de golpe. Quería sacarse la espina en cuanto antes y dar rodeos no iba a servir de nada. Prefería decirlo rápido en vez de pasar vergüenza intentando explicárselo.

-¡No! -Fue lo único que su amiga pudo responder, tapándose la boca instintivamente con las manos. No podía permitirse perder a Rick, era el único amigo que había tenido en años y además ahora parecía estar enamorada de él.

-Volveré para las vacaciones de otoño, lo prometo- La reconfortó Rick, él tampoco quería verla triste a ella- y tendré muchas, muchas historias que contarte. Y otra cosa... -Añadió titubeante.

-¿sí? -preguntó Gretel, todavía afectada por la inminente marcha de su amigo.

-¿Quieres... Quieres ser mi novia? -preguntó Rick ruborizándose, era la primera vez que preguntaba algo así.

-¡Sí! -exclamó Gretel emocionada- ¡Sí que quiero!- Al decir esas palabras se sintió de pronto muy contenta. Además de un amigo, tenía un novio, aunque no se sentía como ella pensaba. Todo aquello estaba muy lejos de ser como en las películas que había visto, y aunque le hacía mucha ilusión, se sentía un poco decepcionada de que la gran pantalla la hubiera engañado.

-Me alegro mucho... -murmuró Rick, de cuyas mejillas todavía no se había ido el rubor- Ahora me tengo que ir a prepararlo todo, salgo mañana.

-¿Dónde es el internado?

-En Múnich -respondió él, recuperándose poco a poco- Ahora tienes que prometerme que nos veremos en octubre,

-¡Lo prometo! -exclamó Gretel, segura de que si ahora tenía novio no cambiaría de casa otra vez.

Rick le plantó un corto beso en la mejilla que hizo que los rostros de los dos se tiñeran de magenta y rápidamente saltó por la ventana. Acto seguido, ella se asomó y dijo adios con la mano a su nuevo novio. Este le dedicó una de sus bonitas sonrisas y entró corriendo en su casa.

Zafiros en el barro (Segunda Guerra Mundial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora