Naruto levantó la mirada hacia ella. Sus ojos plateados brillaban como dos luceros llenos de esperanzas y ese gesto, de alguna manera u otra le brindó paz.
—¿Aceptarás que la enfermera Hinata te ayude cocinero Naruto?
Tras inhalar un hondo suspiro, Naruto asintió y los ojos de Hinata brillaron entonces Koji empuñó sus manos hacia abajo en señal de victoria.
Lo primero que ambos hicieron fue limpiar el desorden y una vez todo aseado, Hinata sacó de la alacena un paquetito de harina. Le indicó a Naruto cómo encender la estufa con cuidado ya que todo platillo tiene su nivel de fuego requerido.
A continuación Hinata colocó una cucharada de mantequilla en una sartén y le dio a Naruto un recipiente con dos huevos y un batidor de manos para que los revolviera. Éste los batió con tanta fuerza que derramó pegotes en su cara, en la meseta y hasta en el rostro de su compañera. Al verse sucios, rieron.
Ahora Naruto movía la mezcla lentamente tal y cómo se lo había indicado su compañera. La vertió sobre la sartén caliente moviéndola con cuidado ayudado por una espátula.
Hinata colocó una violeta sobre el jarrón de cristal y una jarra de miel sobre la mesa. A su lado Naruto colocó el resultado de su esfuerzo: unos ricos y deliciosos Hotcakes.
—¡Sí! ¡Lo he logrado!
Hinata trajo a los niños y todos disfrutaron el desayuno, los niños de la operación salvemos al cocinero se chocaron las manos entre sí mientras se llevaban unos enormes bocados de hotcakes con mucha, mucha miel que les embadurnó los labios.
En ese feliz instante, la puerta chocó contra la pared: era la directora Ayame apersonándose como un espectro.
—¡Buenos días directora Ayame! —dijeron todos (incluso la enfermera y el cocinero un tanto estremecidos).
—Mmm... Bien. Veamos ¿qué tenemos aquí? —fue lo que dijo—. Al parecer ya preparó el desayuno y todo luce muy bien, aunque me gustaría estar segura de lo que le da de probar a los niños. No estaría de más comprobarlo por mí misma.
Naruto y Hinata se miraron cuando la Directora se sirvió un plato y luego se llevó un trozo de hotcake a la boca.
La directora arqueaba las cejas a medida en que masticaba. Naruto tragó saliva y Hinata miraba con un halo de preocupación; ambos— incluidos los niños—aguardaban por su reacción con una cortina de incertidumbre merodeando por el aire.
—Mmm... Déjeme decirle cocinero que ya he probado esto antes...
Naruto palideció. Todos estaban igual que él.
—Y tengo para decirle... —prosiguió la Directora —. ¡Que estos han sido los mejores! Jamás había comido un sabor parecido, están exquisitos. No sabía que era tan buen chef así que lo felicito. Me alegra y me hayan enviado tan buen cocinero a este Hogar.
La directora Ayame sonría complacida, era la primera vez que la veían así. Naruto dejó escapar su espíritu agonizante y sonrió, Hinata hizo lo mismo y todos los niños le dedicaron tres hurras al cocinero más un grito de júbilo.
//
Naruto estaba sentado en los escaloncillos en el umbral del Hogar. Contemplaba las estrellas que alumbraban la noche mientras Hinata, desde el resquicio de la puerta, lo miraba en silencio.
Él la recordaba a ella precisamente.
"¿No quieres que te ayude Naruto? Si quieres puedo enseñarte algo".
"¿Por qué pienso tanto en ella? ¿Por qué? Hace días que no he parado de hacer eso ¿qué es lo que me pasa?,¿acaso yo...?
—Naruto...
El rubio salió de sus cavilaciones al escucharla. Súbitamente su rostro adquirió una tonalidad rojiza. Se sacudió la cabeza con violencia.
—Ah, Hinata... Eres tú, creí que ya estabas dormida.
Negó sonriente y se aproximó a su lado, sentándose junto a él. Naruto la observaba por el rabillo del ojo.
—Esto... Hinata... Yo sólo... Quería darte las gracias —empezó a decir con un tono un tanto avergonzado—. Ya sabes, por lo de esta mañana. Creo que sin tu ayuda ya hubiese estado fuera, no sabía qué hacer y tú me ayudaste mucho hoy ¡hasta me explicaste cómo hacer las cosas! De veras que un millón de gracias.
Hinata se ruborizó al escuchar tan sinceras palabras.
—No fue nada, sabes que siempre estaré dispuesta a ayudarte y si practicas lo suficiente estoy segura de que llegarás a ser un excelente cocinero.
—Sí, yo también estoy seguro de eso—reviró alzando la vista al cielo.
De repente se fijó en una herida que Naruto tenía en el dedo índice de su mano izquierda. La herida aún se notaba fresca.
—Ah... Estás herido.
Naruto miró su mano, levantándola ante la vista de ambos.
—¿Te refieres a esto? No es nada, creo que me la hice mientras cortaba las zanahorias para la cena.
—Espera, iré por mí botiquín.
—Oye si no es nece...—.Bueno ¿qué le voy hacer?
Hinata tomó el dedo enrojecido y con un copo de algodón que sumergió en alcohol, lo aplicó suavemente en la zona afectada. A continuación tomó una pomada, le embarró el dedo y lo enrolló en una curita.
Mientras la joven realizaba su labor de primeros auxilios, Naruto no le quitaba ni un solo ojo a sus delicados movimientos. Su corazón comenzó a bombear con más fuerza de lo normal."¿Por qué siento esto?"
—Listo.
—Vaya, qué bien te quedó.
Hinata estaba más colorada ahora. Por lo menos el curso de enfermería que tomó el año pasado le sirvió de algo y su paciencia junto con su ternura hacían de ella una excelente enfermera.
—Sabes Hinata, creo que mañana les haré un tazón bien grande de ramen a esos niños. Es mi especialidad y sé les encantará, de veras.
La firmeza con que Naruto lo dijo hizo que a ella se le escapara una risita.
***
Gracias por leer. ¿Qué les pareció la doble publicación? Es lo menos que puedo hacer por mis conejitos rechonchos después de una larga ausencia.Si les ha gustado recuerden: un lindo comentario+una estrellita= una autora feliz y ansiosa por brindarles más (no sean lectores fantasmas esta vez).
Nos leemos luego (^_^)
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NaruHina: Pide un deseo
FanfictionNaruto y Hinata al fin son novios después de un largo tiempo sin verse y ahora que por fin se ha dado el reencuentro, ambos sienten el deseo de vivir su amor al máximo. Todo marchaba bien hasta que una extraña enfermedad corrompe a Hinata dejándola...