A pesar de que era las ocho de la noche y a sabiendas que la fiesta comenzó a las cinco de la tarde según Terra, me impresiona de igual forma la cantidad de personas que hay dentro de la casa.
Cierro los ojos en la puerta de la entrada y busco el aroma psíquico, la esencia de los poderes de mis hermanas, Elena y Zaida.
Elena huele a lluvia, humedad fresca provocada por nieblas en invierno. Zaida es diferente, es un aroma pútrido que se entremezcla con un suave beso de lavanda, el poder de los cristales es palpitante, macabro y viejo, es por ello que huele de tal manera, ha sido usado para muchos maleficios.
Abro los ojos de golpe cuando una esencia conocida golpea mis fosas nasales con violencia. Observo con precaución a mis espaldas y distingo la sonrisa ladeada junto al encantador hoyuelo de Zack.
- Viene solo. – susurra Terra en mis oídos.
Observo a mi hermana quién velozmente se mezcla con la música huyendo de mi respuesta, meneando sus caderas con la sensualidad de Afrodita mientras agita las cortas hebras de cabello que posee y se muerde los labios mientras sonríe para mí con coquetería. Pronto la pierdo entre el mar de gente centrada en el gran lobby del lugar.
Reúno valentía para acercarme a Zack e intentar mantenerlo cerca de mí, algo que nunca antes había probado hacer por querer dejar todo en manos del viento.
Veo que pasa a un costado de mí sin mirarme. El hecho me deja atónita al no estar acostumbrada a la indiferencia viril.
Noto que saluda a sus amigos del equipo de futbol, a pesar de no ser el capitán, es un chico muy conocido en todo el instituto.
Observo hacia mi cuello reteniendo la respiración.
Sacarme el cristal de Zaida significa quitar una especie de capa de la invisibilidad el cual permite ocultar mis obvias diferencias con los humanos.
Las venas negras en mis manos, producto de dedicarme a la magia blanca cuando estoy arraigada a la magia negra no es algo que podría ocultar con facilidad, no traje un par de guantes conmigo para ocultar este castigo. El blanco de mis iris y pupilas no deben ser vistas si no es noche de Halloween, podría ser tachada de fenómeno y crear rumores que atraerían a los cazadores.
Por otro lado, mi belleza de bruja atraería a Zack sin que siquiera me mirase, todo su cuerpo clamaría ser atendido por mí, pero no quiero arriesgarme a sacarme el collar.
Me acerco a Zack cuando por fin parece alejarse un poco de sus amigos en busca de algo para beber.
Camina relajado, con una mano en el bolsillo y con la otra saludando a todo aquél que lo reconociese. Me pregunto si sabrá quién soy, claramente no soy compañera suya, sino que soy de otra sección, aunque ese no es motivo para que no me conociese pero trago mi orgullo porque simplemente jamás he sido social de ninguna forma, tan sólo tiendo a mantenerme a espaldas de mis hermanas.
Admito ser el objeto de cuchicheos en el instituto junto a mis hermanas debido a nuestros colores de cabello y la peculiar vestimenta que adoptamos desde pequeñas hasta en la actualidad. Y por las actitudes tan diferentes que tenemos entre las cuatro, incluso hablan de Rebecca quién ha dejado la institución hace ya tres años.
Con todo ello, jamás he recibido una mirada de Zack, ni siquiera el viento me ha comentado nada con respecto a él. Una parte de mi está tan cansada de esperar que con ese sentimiento aplastante de frustración me acerco a un metro setenta y cinco de masa corporal con cabello castaño y ojos avellana que observan una botella de cerveza con dificultad debido a la escasa luz.
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Brujas - Almas Salvadas
Teen FictionCinco brujas llegaron al mundo sin vida en distintos años, los pocos lacayos humanos del rey del infierno creyeron prudente intentar regalar sus almas junto con atroces sacrificios, las cinco fueron perdonadas por entes malignos y a consecuencia cre...