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<Tayler>

Ya pasó una semana desde que ese niño se me acercó, debo admitir que es lindo, pero yo nunca he estado con alguien tan chiquito, bueno son 5 años humanos, eso no es mucho, aparte su cara de inocencia, como se sonrojó y cada vez que bajaba la mirada por vergüenza, debo de buscar a ese niño, debe ser un juguete más, en mi lista o sino, le diré a mi consejo que dejare de ser su rey en el infierno.

-hey Tayler, ¿acaso estás pensando?,
luego que sigue, ¿que Dios te deje entrar de nuevo al cielo?- hablo Camerón ese maldito, solo habla para decir estupideces le saque el dedo y él se rió.

-mete lo por donde mas te quepa- golpee su hombro y entonces su risa que convirtió en un quejido de dolor.

-¿que te pasa?, desde hace rato andas, con un humor que ni yo te soporto- Camerón me conocía como la palma de su mano y eso aveces me fastidiaba como ahora.

-bueno tengo en mente otro juguete, pero el problema es que hace una semana no lo veo- él asintió y apuntó a un lugar, mire hacia dónde apuntó y ahí estaba él con otro chico más alto que el con cabello rubio, piel blanca y ojos azules, espero que no sea un pretendiente, por qué con mucha pena, mañana amanecerá muerto, camine hasta donde estaba dejando a Camerón atrás, me puse en medio de los dos a dandole espalda a ese chico al rubio teñido.

-hola niño- el bajo la mirada y yo sonreí, como mierda puede ser tan malditamente tierno.

-h-hola- es lo único que contesto y me encanto escuchar su voz, es tan suave, que me encantaría escuchar todo, lo que hizo en su corta vida.

-que tal si terminamos lo de hace una semana- el levanto la mirada y yo le sonreí, puede ver cómo se volvía a sonrojar, saque una pluma tome su brazo y aunque podía escribir en su mano, una necesidad de ver más de su piel, no me dejaba en paz, así que subí su manga encontrándome con mas de esa piel blanca y tersa al tacto, sentí como se erizo cuando la toque, sonreí este chico sería un muy buen juguete, se nota que es muy sensible.

-espero tu mensaje niño- él asintió, me di la vuelta pero el tomo mi brazo saco una pluma y tambien puso su número en mi brazo junto con su nombre, Joey así se llamaba el niño, entonces se fue dejando me ahí, nunca nadie me había dejado ahí pensando, si no, que siempre fue al revés, este niño se está convierto en el mejor prospecto que he tenido para ser un juguete.

El Rey del Infierno (Jayler)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora