Charles me había llevado a una fiesta en la playa, pero hace un rato me había dejado, para ir a bailar con un tipo que lo conocía, mientras yo estaba sentado en la arena bebiendo una cosa transparente, lo único que sabía era que era alcohol.
-un chico tan bonito como tú no puede estar solo aquí- brinque por la repentina voz a lado de mi, le sonreí a un chico igual de alto que Tayler, cabello color castaño y unos ojos azules muy pero muy eléctricos, labios algo carnosos color rosa, junto con unos dientes muy blancos unos dientes muy blancos.
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-entonces no dejes que esté solo- le dije aunque creo que no fui yo, sino el alcohol que ya tenia en el sistema, este me hizo caos y se sentó a mi lado.
-vienes solo o con compañía- apunte, a donde estaba Charles ahora las cosas habían cambiado y estaba con un chico más alto que el, este la agarraba el trasero y Charles se escondía en su cuello.
-pues si quieres podemos bailar- yo negué, no tenía la capacidad de coordinar mis pasos, mucho menos de bailar, el acento del chico a mi lado, se me hacía diferente algo que nunca había oído.
-¿que haces aquí?- le pregunté este lo pensó un momento para después suspirar, miro a su alrededor, como si fuera la primera vez en su vida.
-estaba buscando a mi padre, me dejó en el purgatorio hace mucho y ya no regresó- yo asentí este chico era raro, dispongo que el purgatorio, era una metáfora del orfanato, pero me gustaba su actitud, algo en el me llamaba la atención.
-pues déjame decirte que tu padre es un hijo de puta- este río y yo también, tome otra vez del líquido en mi vaso, ya tenia un gran avance, el primer trago me pareció asqueroso pero ahora con el quinto vaso, todo parecía pasar como agua.
-¿mínimo sabes dónde está?- este negó bajo la cabeza, por un momento sentí pena por el, ¿que padre dejaría a su hijo en un orfanato?.
-se protege y en este momento estoy débil como para poder encontrarlo, necesito comer para poder estar fuerte pero me tomara un poco de tiempo, pero la suerte está de mi lado, ¿sabes por que?- yo negué, sus metáforas me causaban gracia o tal vez era el alcohol -encontré a su pareja y tengo un mensaje para el-
Sus ojos cambiaron y ahora estaban totalmente rojos, su piel volvió más pálido, si es que eso era posible y me agarro con fuerza del cuello.
-¡suéltame!- le grite, este no se movió, solo paso una de sus uñas que eran color negra, muy largas y puntiagudas.
-dile que iré por el, dile que su primogénito llego y que está vez no tendré piedad, dile que su tiempo llego y también dile que tienes el beso de la muerte- se acercó a mi y me empezó a besar no podía controlarme sentí su lengua dentro de mi boca, su beso se sentía diferente, era como si no quisiera que acabara, pase mis brazos en sus cuello, acercándolo más a mi, este tomo mi cintura encajando sus uñas solté un gemido de dolor y mordí su labio, sintiendo que poco de sangre pero no tenía sabor metálico, si no uno dulce muy adictivo.
