Historias Cortas

Te quise...

Te quise así tal cual como eras. Te creí cada una de tus mil mentiras. Aún me arrepiento de haber sido tan tonta, como para caer en todos tus juegos.
Te perdoné cada error, con la esperanza de que no los volvieses a cometer. Pero me equivoqué, y vaya que me equivoqué en grande. Te diste el lujo de engañarme con mujer que se te pasó por delante. Te diste la libertad de ligar con otras chicas, y de mentir acerca de tu soltería. Te di, sin saberlo, el permiso de aprovecharte de mí, de alguien que no creía en las mentiras, ni en el mal.
Estaba perdidamente enamorada de ti, y me cegué a absolutamente todo. No hice caso de nadie ni de nada que hablase mal de ti, porque yo estaba segura de que eras el indicado, el que nunca me fallaría.
Ahora sufro las consecuencias de haberte amado, y de haber creído que también tú lo hacías. Me duele tanto... Me siento tan tonta, y tan rota por dentro... Tengo un enorme sentimiento de vacío en mí. Te robaste lo único que me quedaba, y estoy segura de que jamás me lo devolverás...
Siento que jamás volveré a amar a nadie tanto como lo hice contigo... Cuanto tiempo he malgastado en ti.
Es tan difícil abrir los ojos, y tampoco es fácil escuchar la verdad. Uno confía plenamente en el otro, y no desea escuchar nada que degrade a la persona, que se supone, te declara amor eterno.
Quiero olvidarte, quiero que te vayas para siempre de mi vida. No te deseo el mal, pero espero no volver a verte nunca más en mi maldita vida. Hasta nunca.
Te fuiste tú, y contigo, mi corazón, mi confianza, y mi forma de amar... Para siempre...