Es hora de hablar con la verdad.

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Ayelen mantenía a Rose entre sus brazos y aprovechó el momento en el que Mikaela corrió para rescatarlas, escondiéndose detrás del mostrador. No sabía si enojarse por el hecho de que su mejor amiga es una alienígena y de paso está relacionada con Loki, aquel que destruyó medio Nueva York, o si debería sentirse feliz porque sus sospechas eran ciertas.

A Mikaela no le agradan mucho los gatos, sin embargo cuando magicamente aparecio uno en su departamento el día que ella fue de sorpresa para visitarla, la dejo algo extrañada. Sumado a que no tenía nada para el animal. 

La rubia le dijo que simplemente era un gato callejero al que cuidaba cada tanto que aparecía. 

Pero ese gato la observaba con algo parecido al odio y siempre que se acercaba demasiado a su mejor amiga, este siseaba y sus ojos esmeraldas brillaban con malicia. 

—Ahora todo tiene sentido. —murmuro para si misma, apartando un par de rulos de su campo de visión. Asomo la cabeza, viendo como Mikaela se abalanzaba contra un agente de Shield, el pobre hombre terminó estampado contra el librero más cercano. 

Rose de momento no pronunciaba palabra alguna, porque todavía su cerebro está procesando lo que está viviendo en este mismo momento.

La vez que atacaron Nueva York, la zona por la que ella vive no sufrió demasiado, sin embargo, donde vive su familia si. Ese día, estaba desesperada por llegar a ellos, deseando que estuvieran bien. Y lo mismo pasó con Ayelen, solo que la chica de rulos corrió por la ciudad de un lado a otro, protegiendo a su familia y escondiéndose en zonas poco peligrosas.

Y el causante de todo aquel sufrimiento está allí. 


Mikaela soltó un grito de guerra, se había olvidado de cómo la hace sentir el pelear. Detrás, se imaginaba el desastre que tanto Loki y Thor estaban dejando a su paso, y cuando creyó que se iba a poder deshacer de esos agentes —obviamente no los mataría—, otra persona bastante conocida apareció. Bueno, dos en realidad.

—Pero si es nuestro villano favorito. —Tony Stark, IronMan, como quieran llamarlo. Señaló a la rubia con su mano extendida, poco amistoso. —Y...no se quien eres, pero te recomiendo quedarte quieta. 

Señaló detrás del mostrador a sus amigas. —Me harías un enorme favor si las sacas de aquí. 

La otra figura, también conocida, el capitán américa, camino con escudo en brazo al lugar señalado, levantando a Ayelen por el brazo, que lo miro con desconfianza. 

—¿Por que hay civiles aquí? —miro curioso a unos agentes, sin ser consciente de la mirada matadora de la chica con rulos. Rose paseó su mirada por la biblioteca y Mikaela apretó los puños. 

La gigante de fuego inspiró hondo, lo último que quería es incendiar todo el lugar. 

—Son amigas de ella, debemos llevarlas e interrogarlas. —nuevamente, más armas a su alrededor. 

Con un suspiro, levantó ambas manos. —Lamento decirles que no soy su mayor problema aquí, sino los dos idiotas detrás mío. Sobre todo el rubio. 

Tony chasqueo la lengua. —Al menos coincidimos en algo. CapiPaleta, cuida de las señoritas. —sin esperar respuesta del Capitán América, hecho a volar en dirección a los dos Asgardianos. 

Mikaela hizo un amague de ir a sus amigas, para cerciorarse de que están bien. Pero una voz en su cabeza le dijo que se detuviera. Y de la nada, alguien le disparó directamente en la nuca. Siseando de dolor y sorpresa al mismo tiempo, se quitó lo que parecía ser un dardo tranquilizante. Otro disparo, en el brazo, seguido de uno en la pierna izquierda. 

Like Fire and IceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora