Kongens sværd

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Algo la sacudió suavemente, y al abrir los ojos, pudo ver enfrente suyo a Rose durmiendo acurrucada contra los asientos, Ayelen a su lado estaba bien despierta, asesinando a alguien con la mirada. Se veía agotada y las ojeras bajo sus ojos delataban las pocas horas que durmió. Pero a pesar de todo, mantenía su carácter fuerte intacto. 

Parpadeo, apartando las ganas de querer acomodarse mejor y seguir durmiendo por varios días más. Sin embargo, una mano fría le apretó la mejilla. Estrujando la piel entre sus dedos y se quejó por lo bajo. 

—Loki..dejame dormir. —fue consciente entonces, de que su cabeza reposa sobre el hombro del Dios Nórdico. Verlo con su armadura y no con ropas midgardianas es algo raro pero a la vez maravilloso. —...Si es para quejarte de Ayelen–

—Tu pitbull no ha dejado de gruñir durante todo el viaje. —paseo sus ojos verdes por la habitación, tenía una ligera sonrisa burlesca en su rostro. —Aunque no me sorprende. 

—No es un pitbull..es un poodle. —Ayelen comento algo con sarcasmo, e intento moverse pero el cinturón no se lo permitió. 

—¿Por qué sales con un cretino como el? 

—Puedo conseguir un Poodle de verdad y más educado, Mikaela. —comentó, soltando al fin la mejilla de la gigante de fuego. Que solo frotaba sus ojos, eliminando cualquier rastro de lagañas. 

Algo cayó en el pecho de Loki, no fue un vaso, ni mucho menos un cenicero. Fue el zapato de Ayelen, quien claramente tuvo la intención de lanzarlo a su rostro pero no tuvo la suerte suficiente, ¿o si? 

Rose levantó la cabeza, porque estaba hecha bolita. Con ojos entrecerrados, observó la escena que se desarrolla enfrente de ella. Admite que ella también quiere golpearlo. Pero al mismo tiempo su instinto de supervivencia le dice claramente que no lo haga. ¿Quien en su sano juicio golpearía a un Dios Nórdico?–

—Oh por Odin. —murmuró Mikaela, finalmente Ayelen se había quitado el cinturón y tras haberse levantado, no dudó en abalanzarse sobre el Dios y propinarle un buen puñetazo que resonó hasta en la cabina donde está Natasha. 

Tony que descansaba en el otro asiento, lejos de ellos claro, cruzó miradas con Steve y con Thor, aunque el rubio tenía la boca ligeramente abierta y con la intención de formar una sonrisa. 

—Fiu. Tu amiga sabe dar un buen puñetazo. —el millonario levantó la copa con Whiskey, festejando su golpe. 

Loki apretó la quijada, porque sabe que muy en el fondo se lo merece. Pero eso no evita que quiera matarla. La castaña miró fijamente sus nudillos, ligeramente heridos. Allí, donde le propinó el puñetazo, la piel anteriormente pálida y tersa, se convirtió en una azulada con unas runas muy parecidas a las de Mikaela. 

Y cuando clavó su mirada en ella, sus ojos anteriormente verdes ahora son rojos. No va a negar el escalofrío que le recorrió la columna vertebral, así como el sudor frío que se deslizó por su nuca. 

Fue entonces turno de la rubia colocarse enfrente de ambos. 

Empujó a Ayelen, obligando a que se volviera a sentar, y a regañadientes esta obedeció. Su rubia amiga tenía ese tipo de mirada que dice claramente que si no le haces caso, mientras duermas te va a ahogar con una almohada. 

Rose tomó la mano herida de su amiga y le dio un apretón. —Si van a matarse que sea cuando bajen del Yate. No quiero hacer paracaidismo de nuevo. 

—Nadie quiere, dobby. —volvió a comentar Tony. 

La pequeña bibliotecaria se levantó, con claras intenciones de golpearlo y ahora fue turno de Ayelen de detenerla, entre risas. —¿Creí que no querías hacer paracaidismo de nuevo? 

Like Fire and IceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora