La razón por la que estoy aquí.

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Aun aferrada a sus dos mejores amigas, Mikaela avanzó con piernas ligeramente temblorosas —los efectos de los sedantes continuaban funcionando en su cuerpo— siendo guiada por Thor y Steve, que hablaban en voz baja. Detrás de ellas, Natasha iba cruzada de brazos, sus ojos analizando cada movimiento de las chicas, atenta a cualquier cosa que intentarán hacer. 

Pasaron por la sala donde tienen encerrado a Loki e inmediatamente su cabeza giró en busca de esos ojos esmeraldas, pero no los encontró. Únicamente logró ver su espalda y como mantenía los puños firmemente apretados a detrás de ella, conocía ese semblante. 

—¿En donde estamos? —cuestiono Rose por lo bajo, tenía un brazo enroscado a la cintura de la rubia. —¿Una base secreta? 

Thor, contestó con voz potente, provocando que la pequeña Rose pegara un saltito en su lugar. —Es una base de nuestros amigos de SHIELD. Ellos podrán ayudarnos. 

—¿A que? ¿A que cambiemos de identidad? —murmuró Ayelen, ligeramente malhumorada. Mikaela suspiro por lo bajo y antes de poder decir algo, ingresaron a otra sala, igualmente de tecnológica y moderna que las otras, solo que con una mesa redonda en el medio y varias computadoras alrededor. Supo que la mesa también es táctil a ver como Tony Stark manejaba varios hologramas con sus manos, igualmente que Bruce. 

—No, simplemente a que vuelvan con su vida. Solo queremos ayudar..y detener a Loki. —esta vez contestó Steve, fijando su mirada en la chica con rulos. Que solo chasqueo la lengua antes de apartar su mirada del Capitán América. 

Hicieron que la gigante de fuego tomara asiento, y a sus lados obviamente sus amigas. No parecían querer separarse de ella de momento. Thor desapareció por unos momentos, para reaparecer con tres tazas humeantes en sus manos, que dejo sobre la mesa. Mikaela olfateo el café amargo y fuerte, le dedicó una sonrisa al rubio y este solo apoyo una mano sobre su hombro. 

—Yo..no puedo tomar café. —Rose empujó el café lejos de ella, con una sonrisa a modo de disculpas. 

—Oh, te traeré otra cosa. —Thor correspondió la sonrisa y volvió a irse.

—¿Por que no les traen pastelitos también? ¿O una copa de champagne? —comentó Tony sarcástico, tocando algo de la pantalla y haciendo que cada holograma que utilizaban desapareciera. Por fin, sin ninguna barrera tecnológica en medio, la gran mayoría tomó asiento, excepto Natasha que se mantenía cerca de la puerta. 

Mikaela luego de terminar de darle un sorbo al café, suspiro aliviada. Todavía sentía ese mareo, pero mucho menos que antes. Lo único que se oía eran los sorbos que hacían cada cierto segundo las chicas, y los dedos de Tony golpeando repetidamente la mesa, demostrando así su impaciencia. 

—...Supongo que empezaré a explicar. 

—Oh gracias a Dios. —dijeron al mismo tiempo tanto Ayelen como Tony. Los mencionados se miraron duramente entre si, hasta que Steve entró en el campo de visión de la castaña.

—Dejen que hable. 

La rubia inspiró hondo, acunando la taza caliente entre sus manos. Deseaba que Loki también estuviera presente, para que pudiera oír sus palabras y la razón por la que se marchó de Asgard. Sabía que muy en el fondo aún su Dios de las Mentiras se sentía dolido por dicha acción. 

—Muchos de ustedes no lo saben, creo que en realidad solo Thor conoce de esto. Pero estoy aquí en Midgard desde hace diez años. Para ustedes los humanos es mucho, para mi..es poco. —volvió a sorber su bebida, notando que tanto Ayelen como Rose estaban haciendo cálculos mentales. —A ellas las conocí hace seis años, más o menos. Fueron una de las primeras humanas que se me dieron su mano y me ayudaron a entender un poco más de este lugar desconocido para mi. 

Like Fire and IceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora