Al otro día, despertaron por el sonido del teléfono de Amber, era una llamada.
-¿Si?-Dijo ésta contestando aún media adormecida.
-Diablos Amber, ¡al fin contestas!-Era Alexa, su voz se escuchaba alterada.-No tengo idea de dónde estás, ¡pero tienes que llegar a casa ahora!, mamá viene en camino, dijo que si no estabas aquí la pagarías caro. Y viene con tu padre Amber.
La voz de Alexa sonaba afligida. No le gustaba y no quería que Amber siguiera pasando por esto.
-¿¡Que!?-Amber se sentó de un impulso en la cama, e Ian se preocupó.
-Lo que oíste, lo siento, no se dónde pasaste la noche ni nada, pero sabes como es mamá, no quiero que algo malo te pase.-Era verdad, Alexa no quería que nada le pasara a Amber, pues era como una hermana para ella.
-Ok, me apresuro lo más que puedo.
Sin más cortó el teléfono. Su cara estaba pálida. Si no llegaba a casa ahora, se vería en graves problemas, pues Brenda inventaría cualquier cosa con tal de perjudicarla.
-¿Que pasa?-Dijo Ian preocupado por el estado de Amber.
-Yo... Solo debo irme ahora.-Dijo Amber levantándose.
Se levantó y se comenzó a vestir rápidamente. Ian la observaba intrigado desde la cama.
Cuando Amber estaba de espaldas, se levantó de un impulso y la abrazó por detrás.
-¿En serio debes irte tan rápido?-Dijo besando su cuello.
Amber lo deseaba, y él a ella. Se volteó, e Ian le dio un desesperado pero tierno beso. Había empezado a acariciarla de nuevo de esa manera que la descolocaba mientras sus labios se movían a un suave y exquisito compás. Hubieran vuelto a sumirse en las sábanas, si no hubiera sido por Amber, quién logró razonar por un momento y recordar que debía irse a su casa.
Puso sus delicadas manos en el pecho de Ian, y lo apartó lentamente, despegando sus labios sedientos de esa chica de ojos ámbar.
-Tengo que irme, en serio.-Dijo bajito, sin mirar a Ian a los ojos, pues aún le producía un poco de vergüenza, incluso después de todo lo que ya habían pasado.
Ian comprendió que estaba hablando enserio, entonces se apartó.
-Te llevo yo. No lograrás llegar a tiempo si tomas un taxi.-Dijo éste tomando sus pantalones para ponérselos.
-Pero...-Dijo Amber bajito.
-Pero nada, yo te iré a dejar.
No pudo decir mas, pues Ian ya estaba terminando de abotonar su camisa.
Esperó a que Ian estuviera listo, y salieron rápido del apartamento. Se subieron al auto de Ian y emprendieron rumbo.
En menos de media hora, ya iban llegando a la población de Amber, pues cabe aclarar, que quedaba alejada de dónde vivía Ian.
-Dejame una cuadra antes por favor.-Dijo Amber. Su voz se notaba angustiada. Enserio estaba asustada, comprendió Ian, ¿pero de qué?
-Claro... ¿me dirás que pasa?-Preguntó acariciando su mano.
-Ahora no.-Dijo Amber sin mirarlo.
Algo ocultaba esa chica. Algo que le dolía, e Ian ya no podía soportar no siquiera imaginar la idea de que a esa pequeña florecilla que encontró en su camino, le sucediera alguna cosa que le provocara dolor. Sea lo que sea que pasara, lo averiguaría.
Estacionó el auto tal y como Amber se lo pidió, justo una cuadra antes de llegar a su casa.
-¿Estás segura de que no necesitas ayuda?-Preguntó por última vez.
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•Luz En La Oscuridad•
RomanceAmber, tiene 18 años, y su vida no va muy bien. Tuvo que sufrir la pérdida de su madre a muy temprana edad, la persona a quién mas amó y seguirá amando. Desde ese entonces, vive con su padre, quién la quiere mucho, pero por estar trabajando todo el...