-Esto te pasa por imbécil, y cerdo, maldita mierda.-Dijo Ian dándole una última patada en la entre pierna a Gonzalo.
-Ya, perdón.-Decía este sollozando.-Pero por favor para.-Las lágrimas saltaban de sus ojos.
-Eres un puto cerdo.-Dijo mientras seguía dándole patadas.
-Ya Ian, creo que ya fue suficiente.-Dijo Jorge tomándolo por los hombros. Sabía que si seguía podía llegar hasta matarlo.
-Todo esto fue por todo lo que hiciste pasar a Amber desgraciado.-Le escupió encima.-Y para que nunca más vuelvas a tocar a ninguna niña.
Salieron de la celda, y le dieron las gracias al general, amigo de Jorge, por haberlos dejado entrar a darle su merecido a ese infeliz.
Ian se sintió un poco más tranquilo, pero al salir de la comisaría, sintió unas ganas y una necesidad infinita de ver a Amber.
-Gracias hermano, me voy a casa.-Dijo subiéndose a su auto.
-¿Cómo está ella?-Le pregunto tímido Jorge.
-Está mejor.-Dijo Ian sonriendo.-Ella volverá a ser la estrella llena de luz que siempre ha sido.-Dijo convencido.
Cerró la puerta, y arrancó el auto. Mientras éste se alejaba, Jorge se quedó pensando. Nunca había visto así a Ian. Su amigo, estaba enamorado.
***
Ian llegó al departamento como a las seis de la tarde. Al entrar, encontró a el padre de Amber, junto a Alexa, sentados en su sofá, algo preocupados.
-¿Pasó algo?-Dijo preocupado por Amber.
-No, todo está bien.-Se apresuró a decir el padre de Amber comprendiendo a lo que éste se refería.-Ella está durmiendo.
-¿Comió?-Preguntó.
-Si.-Respondió esta vez Alexa.-Poco, pero si.
-Está bien.-Dijo éste ya más tranquilo, y se dirigió a la habitación para ver a Amber.
-Ian espera.-Lo detuvo el padre de ésta.-Debemos hablar contigo.
-Ok.-Dijo Ian algo extrañado, y se sentó en un sillón pequeño.-¿Que pasa?
-Estábamos hablando con Alexa.-Empezó a decir.-Después de todo lo que ha pasado, creemos que es mejor cambiar de aires. Nos vamos a ir de la ciudad, y creemos que es mejor que Amber esté con noso...
-Alto.-Dijo Ian.-¿Ustedes quieren llevarse a Amber?
-Si, quiero recuperar todo el tiempo perdido. Además, es mejor que esté con nosotros, para que puedas terminar tranquilo la universidad. Podrás seguirla viendo, solo nos iremos a otra ciudad, a dos horas de aquí, puedes ir a verla cuando quieras.
Ian se quedó pensando, y no dijo una palabra.
-Ian...-Dijo Alexa, esperando una respuesta.
-Amber tiene que decidir con quién debe quedarse.-Dijo firme.-Ella decidirá con quién quiere quedarse.
Los dos asintieron en silencio.
Un rato más tarde, Amber despertó, he Ian le llevó la cena. Entraron los tres a su cuarto.
Todos notaron como a Amber, al ver a Ian, le brillaron los ojos, y sonrió. También pudieron notar, como éste cambiaba su semblante frío y seco de siempre, al dirigirse a este indefenso ser.
-Hola chiquilla.-Dijo poniendo la bandeja con cuidado en sus piernas, y dándole un cálido y tierno beso en los labios.
No fue un beso corto. La verdad, por un momento olvidaron que había mas personas en la habitación, y se habían envuelto en su mundo, ese mundo en el que no querían separarse en ningún momento.
Una vez que se separaron, se miraron a los ojos y se sonrieron uno al otro, con sus ojos brillantes y llenos de vida.
Alexa y el padre de Amber estaban sorprendidos por todo el amor que había entre los dos. Era tan grande, que casi se podía palpar.
-Hija.-Dijo para comenzar a hablarle del tema.-Con los chicos estábamos hablando.-Dijo suave.-La verdad, todo lo que ha sucedido nos tiene cabizbajos a todos, y bueno, Alexa y yo, creemos que lo mejor para ti y para todos, es que te vengas a vivir con nosotros.-Amber abrió los ojos.-A una ciudad vecina.-Dijo por último el padre de Amber tratando de convencerla.
Amber miró preocupada a Ian, y a la vez con sus ojos cristalizados. Ian la miró triste, y supo lo que quería Amber, que finalmente era lo mismo que quería el.
-Chiquilla.-Dijo sonriendo.-Esa es solo una opción. La verdad, yo no quiero que te vayas. Puedes quedarte conmigo todo el tiempo que quieras, sabes que me encanta estar contigo, y me encanta cuidarte. También sé que amas a tu padre. Entonces solo tú puedes decidir con quién quieres quedarte.-Dijo dándole una última sonrisa.-Te apoyaré en lo que decidas.
Amber miró a Ian aliviada con una sonrisa, y luego miro triste a su padre.
-Papá, yo te quiero pero... Quiero quedarme con Ian.-Dijo temiendo que su padre se molestara.
Pero al contrario, este solo sonrió, y movió la cabeza negando.
-Estás enamorada hija. Muy enamorada.-Amber lo miró con cariño. Luego miro a Ian, y todos rieron juntos.
Su vida de a poco comenzó a iluminarse de nuevo.
-Cuidala por favor. Ella te necesita. De verdad te necesita para poder salir de ésta por completo.-Dijo el padre de Ian despidiéndose de él en la puerta del departamento.
-Tenga por seguro que si.-Dijo Ian.
-Adiós, más te vale que no le hagas nada.-Dijo Alexa saliendo igualmente.
Ian solo sonrió y cerró la puerta.
Luego entró a la habitación, y se encontró a Amber terminando de comer su cena.
Ésta al verlo entrar, se sonrió.
-¿Me extrañaste hoy?-Le pregunto divertido sentándose a su lado.
-Mucho.-Dijo Amber con su tierna voz.
-Que linda eres.-Le dijo dando un corto beso en sus labios.-Ahora dejame revisar tus heridas.
Amber asintió.
Ian trajo el botiquin, y comenzó a revisar cada una de las heridas, hasta la mas mínima, de ese frágil cuerpo.
-Quién lo diría chiquilla. Te estás sanando muy rápido.-Le dijo sonriendo mientras limpiaba con cuidado y ponía vendas mucho más pequeñas que las anteriores.-Dos días más, y ya no tendrás casi nada. ¿Cómo te sientes?-Le preguntó acariciando su mejilla.
-Mucho mejor.-Dijo Amber sinceramente. La verdad, hasta el brillo de sus ojos estaba volviendo. Estaba volviendo a brillar.
Ian sonrió, y la besó. Como de costumbre, el beso comenzó a intensificarse, pero sin perder su ternura. Ian pensó en las heridas de Amber, y se separó de apoco. Pegó su frente a la de Amber, y con los ojos cerrados le habló.
-Gracias.-Le dijo.-Gracias por quedarte conmigo.-Amber sonrió al escuchar esto.-No se que haría sin ti.
Amber tomó el rostro de Ian con sus manos flacuchas, y conectó sus ojos ámbar de fuego, con los profundos ojos grises de él.
-Yo tampoco se que haría sin ti.-Dijo por último para volverlo a besar.
-Amber.-Dijo Ian con la respiración agitada.-Tus heridas.
-Ya no duelen.-Dijo ésta sin despegarse de él.-No cuando estoy contigo...
Y así, unieron nuevamente sus labios, y se sumergieron en las profundidades de su mundo, sin que importara nada más. Amber no sentía ya el dolor que siempre había llevado con ella, e Ian ya no sentía esa soledad tan de él, que no lo dejaba nunca.
Habían logrado curar sus heridas. Eran almas gemelas, y ya no volverían a estar separados. Siempre volverían el uno al otro, ya sin poder vivir lejos.
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•Luz En La Oscuridad•
RomanceAmber, tiene 18 años, y su vida no va muy bien. Tuvo que sufrir la pérdida de su madre a muy temprana edad, la persona a quién mas amó y seguirá amando. Desde ese entonces, vive con su padre, quién la quiere mucho, pero por estar trabajando todo el...