13.-Te necesita.

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-Esto te pasa por imbécil, y cerdo, maldita mierda.-Dijo Ian dándole una última patada en la entre pierna a Gonzalo.

-Ya, perdón.-Decía este sollozando.-Pero por favor para.-Las lágrimas saltaban de sus ojos.

-Eres un puto cerdo.-Dijo mientras seguía dándole patadas.

-Ya Ian, creo que ya fue suficiente.-Dijo Jorge tomándolo por los hombros. Sabía que si seguía podía llegar hasta matarlo.

-Todo esto fue por todo lo que hiciste pasar a Amber desgraciado.-Le escupió encima.-Y para que nunca más vuelvas a tocar a ninguna niña.

Salieron de la celda, y le dieron las gracias al general, amigo de Jorge, por haberlos dejado entrar a darle su merecido a ese infeliz.

Ian se sintió un poco más tranquilo, pero al salir de la comisaría, sintió unas ganas y una necesidad infinita de ver a Amber.

-Gracias hermano, me voy a casa.-Dijo subiéndose a su auto.

-¿Cómo está ella?-Le pregunto tímido Jorge.

-Está mejor.-Dijo Ian sonriendo.-Ella volverá a ser la estrella llena de luz que siempre ha sido.-Dijo convencido.

Cerró la puerta, y arrancó el auto. Mientras éste se alejaba, Jorge se quedó pensando. Nunca había visto así a Ian. Su amigo, estaba enamorado.

***

Ian llegó al departamento como a las seis de la tarde. Al entrar, encontró a el padre de Amber, junto a Alexa, sentados en su sofá, algo preocupados.

-¿Pasó algo?-Dijo preocupado por Amber.

-No, todo está bien.-Se apresuró a decir el padre de Amber comprendiendo a lo que éste se refería.-Ella está durmiendo.

-¿Comió?-Preguntó.

-Si.-Respondió esta vez Alexa.-Poco, pero si.

-Está bien.-Dijo éste ya más tranquilo, y se dirigió a la habitación para ver a Amber.

-Ian espera.-Lo detuvo el padre de ésta.-Debemos hablar contigo.

-Ok.-Dijo Ian algo extrañado, y se sentó en un sillón pequeño.-¿Que pasa?

-Estábamos hablando con Alexa.-Empezó a decir.-Después de todo lo que ha pasado, creemos que es mejor cambiar de aires. Nos vamos a ir de la ciudad, y creemos que es mejor que Amber esté con noso...

-Alto.-Dijo Ian.-¿Ustedes quieren llevarse a Amber?

-Si, quiero recuperar todo el tiempo perdido. Además, es mejor que esté con nosotros, para que puedas terminar tranquilo la universidad. Podrás seguirla viendo, solo nos iremos a otra ciudad, a dos horas de aquí, puedes ir a verla cuando quieras.

Ian se quedó pensando, y no dijo una palabra.

-Ian...-Dijo Alexa, esperando una respuesta.

-Amber tiene que decidir con quién debe quedarse.-Dijo firme.-Ella decidirá con quién quiere quedarse.

Los dos asintieron en silencio.

Un rato más tarde, Amber despertó, he Ian le llevó la cena. Entraron los tres a su cuarto.

Todos notaron como a Amber, al ver a Ian, le brillaron los ojos, y sonrió. También pudieron notar, como éste cambiaba su semblante frío y seco de siempre, al dirigirse a este indefenso ser.

-Hola chiquilla.-Dijo poniendo la bandeja con cuidado en sus piernas, y dándole un cálido y tierno beso en los labios.

No fue un beso corto. La verdad, por un momento olvidaron que había mas personas en la habitación, y se habían envuelto en su mundo, ese mundo en el que no querían separarse en ningún momento.

Una vez que se separaron, se miraron a los ojos y se sonrieron uno al otro, con sus ojos brillantes y llenos de vida.

Alexa y el padre de Amber estaban sorprendidos por todo el amor que había entre los dos. Era tan grande, que casi se podía palpar.

-Hija.-Dijo para comenzar a hablarle del tema.-Con los chicos estábamos hablando.-Dijo suave.-La verdad, todo lo que ha sucedido nos tiene cabizbajos a todos, y bueno, Alexa y yo, creemos que lo mejor para ti y para todos, es que te vengas a vivir con nosotros.-Amber abrió los ojos.-A una ciudad vecina.-Dijo por último el padre de Amber tratando de convencerla.

Amber miró preocupada a Ian, y a la vez con sus ojos cristalizados. Ian la miró triste, y supo lo que quería Amber, que finalmente era lo mismo que quería el.

-Chiquilla.-Dijo sonriendo.-Esa es solo una opción. La verdad, yo no quiero que te vayas. Puedes quedarte conmigo todo el tiempo que quieras, sabes que me encanta estar contigo, y me encanta cuidarte. También sé que amas a tu padre. Entonces solo tú puedes decidir con quién quieres quedarte.-Dijo dándole una última sonrisa.-Te apoyaré en lo que decidas.

Amber miró a Ian aliviada con una sonrisa, y luego miro triste a su padre.

-Papá, yo te quiero pero... Quiero quedarme con Ian.-Dijo temiendo que su padre se molestara.

Pero al contrario, este solo sonrió, y movió la cabeza negando.

-Estás enamorada hija. Muy enamorada.-Amber lo miró con cariño. Luego miro a Ian, y todos rieron juntos.

Su vida de a poco comenzó a iluminarse de nuevo.

-Cuidala por favor. Ella te necesita. De verdad te necesita para poder salir de ésta por completo.-Dijo el padre de Ian despidiéndose de él en la puerta del departamento.

-Tenga por seguro que si.-Dijo Ian.

-Adiós, más te vale que no le hagas nada.-Dijo Alexa saliendo igualmente.

Ian solo sonrió y cerró la puerta.

Luego entró a la habitación, y se encontró a Amber terminando de comer su cena.

Ésta al verlo entrar, se sonrió.

-¿Me extrañaste hoy?-Le pregunto divertido sentándose a su lado.

-Mucho.-Dijo Amber con su tierna voz.

-Que linda eres.-Le dijo dando un corto beso en sus labios.-Ahora dejame revisar tus heridas.

Amber asintió.

Ian trajo el botiquin, y comenzó a revisar cada una de las heridas, hasta la mas mínima, de ese frágil cuerpo.

-Quién lo diría chiquilla. Te estás sanando muy rápido.-Le dijo sonriendo mientras limpiaba con cuidado y ponía vendas mucho más pequeñas que las anteriores.-Dos días más, y ya no tendrás casi nada. ¿Cómo te sientes?-Le preguntó acariciando su mejilla.

-Mucho mejor.-Dijo Amber sinceramente. La verdad, hasta el brillo de sus ojos estaba volviendo. Estaba volviendo a brillar.

Ian sonrió, y la besó. Como de costumbre, el beso comenzó a intensificarse, pero sin perder su ternura. Ian pensó en las heridas de Amber, y se separó de apoco. Pegó su frente a la de Amber, y con los ojos cerrados le habló.

-Gracias.-Le dijo.-Gracias por quedarte conmigo.-Amber sonrió al escuchar esto.-No se que haría sin ti.

Amber tomó el rostro de Ian con sus manos flacuchas, y conectó sus ojos ámbar de fuego, con los profundos ojos grises de él.

-Yo tampoco se que haría sin ti.-Dijo por último para volverlo a besar.

-Amber.-Dijo Ian con la respiración agitada.-Tus heridas.

-Ya no duelen.-Dijo ésta sin despegarse de él.-No cuando estoy contigo...

Y así, unieron nuevamente sus labios, y se sumergieron en las profundidades de su mundo, sin que importara nada más. Amber no sentía ya el dolor que siempre había llevado con ella, e Ian ya no sentía esa soledad tan de él, que no lo dejaba nunca.

Habían logrado curar sus heridas. Eran almas gemelas, y ya no volverían a estar separados. Siempre volverían el uno al otro, ya sin poder vivir lejos.






•Luz En La Oscuridad•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora