Al otro día, Amber se levantó temprano. Comenzaba otra semana de universidad. Una nueva semana de golpes, regaños y sufrimientos, pues su padre se había ido de viaje otra vez. Lo único que podía mantenerla un poco más tranquila, era que ya no estaba sola en esto. Sabía que Ian estaría con ella, o al menos eso quería creer.
Se levantó de malas ganas. No le gustaba levantarse temprano. La verdad, ¿a quién le gustaba levantarse temprano?, a nadie, por supuesto.
Se metió a la ducha, dejando correr el agua tibia por todo su cuerpo herido. Las heridas, por suerte ya estaban comenzando a cicatrizar, y el dolor ya no se sentía.
Luego de salir de la ducha, se puso un conjunto de ropa interior negro, y se miró al espejo con el puesto. Estaba delgada. Muy delgada la verdad. Comprendió que no estaba bien así, y unos kilos demás le vendrían muy bien. Pero, ¿como comer tranquila en esa casa?, eso era imposible.
Luego pensaría que hacer. Ya se estaba tardando mucho, de seguro iba a llegar atrasada, nuevamente.
Se puso unos jeans negros, una tierna blusa blanca con puntos negros, que dejaba traslucir solo un poco su sostén negro, pero no le importó mucho, ya estaba muy atrasada. Por último se puso unas zapatillas blancas, y ya estaba lista.
Tomó sus cosas, y como siempre, sin echarse ni un solo bocado a la boca, salió de casa.
Afuera, se encontró con Alexa, quién igual iba a su instituto.
-Hey, ¿te llevo?-Le dijo antes de subir a su auto.
Todos tenían auto en esa familia, menos Amber, por supuesto. Brenda le había metido en la cabeza a su padre que era muy torpe para conducir, y que podía tener un accidente. Estúpida.
-Claro.-Agradeció Amber con una sonrisa. Gracias a Alexa, ya no llegaría tarde, pues se ahorraba los minutos esperando un taxi.
Se subieron al auto, y emprendieron rumbo.
Para matar el silencio, Alexa comenzó a hablarle.
-Y bueno, ¿cuando piensas presentarme a tu novio?-Dijo levantando las cejas.
-Yo... No somos novios.-Dijo Amber nerviosa acomodando su mechón tras la oreja, como siempre lo hacía.
-Pero son amigos que se besan, es casi lo mismo, daaah.-Dijo Alexa para luego sonreír.
Amber sonrió.
-Algún día te lo presentaré. Lo prometo.-Le respondió.-¿Y tú?, ¿no tienes novio?.-Dijo para cambiar de tema, pues hablar de Ian la ponía nerviosa.
-Pues, la verdad no. Son todos unos hijos de puta.-Amber se puso un poco sería. No le gustaban los comentarios así. Su pensamiento era que cada persona era distinta. Nadie era igual a otro.-Oh, lo siento, pero es que he sufrido mucho, ya sabes, odio las mentiras, y siempre me mienten. Digamos que no he tenido suerte. ¿O es que soy muy fea?, jaja, no lo sé, pero bueno, cosas de la vida.-Dijo Alexa divertida. Al parecer no la ponía triste no tener novio. Bueno, al menos no sufriría, pensó Amber.
-Ya encontrarás a alguien.-Dijo Amber sincera.-Lo sé.-Ambas sonrieron.
Llegaron a la universidad de Amber. Alexa entró hasta el estacionamiento, y se quedó allí parada un rato, mientras Amber arreglaba un papeleo.
De pronto, vieron entrar un auto negro, muy lujoso por cierto. Alexa se quedó impactada, pues era amante de los autos, y ese le había encantado.
-Una joya.-Dijo con brillo en los ojos.
Amber, por su parte, se quedó helada.
Del auto, bajó un chico muy guapo, al que Amber conocía muy bien. Ian.
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•Luz En La Oscuridad•
RomansaAmber, tiene 18 años, y su vida no va muy bien. Tuvo que sufrir la pérdida de su madre a muy temprana edad, la persona a quién mas amó y seguirá amando. Desde ese entonces, vive con su padre, quién la quiere mucho, pero por estar trabajando todo el...