Algo me despierta, un movimiento, y luego escucho un ruido, algo siendo movido por mi habitación, abro los ojos de golpe al sentirme sobre la cama, recordando que estaba en el suelo.
Me siento en la cama de repente y me provoca un ligero mareo, él me hace soltar un gemido de disgusto.
— ¡Liz! Me pegaste un susto enorme, joder.
—¿Qué haces aquí?
—Salvarte la vida, si no hubiera regresado, hubieras muerto—. Lo vi demasiado preocupado y sólo supe hacer una mueca extraña.
—¿Te duele algo, te lastimaste?— Empezó a acercarse a mí y al percatarme de que sólo estaba en ropa interior, no pude hacer otra cosa que cubrirme con una manta.
—¡Aléjate de mí!—Él, al verme tratando de cubrirme, sólo atina a reírse, lo cual me hace enfurecer
—¡Vete de aquí, no veas! —
—Tranquila, Liz, lo que tienes es algo que ya he visto antes.
—Si serás un hijo de perra. ¡Vete de aquí, James!
—No, no pienso dejarte sola.
—Que te vayas ¡Joder!
Se puso muy serio, ya sin sonreír, y negó con la cabeza. Lo que pedía no iba a ocurrir.
—Mierda— murmuré. —Entonces pásame algo para ponerme.
Tomó un pantalón que estaba en el suelo y una blusa negra de mi ropero y me lo arrojó a la cama.
—Vístete.
Fruncí el ceño ante su orden.
—Pero no veas, voltéate.
Alcancé a ver como ponía los ojos en blanco antes de darme la espalda, me quedé observando su espalda unos minutos antes de ver si era seguro quitarme la manta y cuando estuve segura de ello, me la quité sin darle importancia a nada más y me puse la ropa.
—Ya puedes voltear, James
Veo como voltea lentamente, veo sus ojos cansados recorriendo mi cuerpo, ya vestido, detiene la mirada en donde sabía yo, y ahora él también, estaban mis cortes.
Vi como puso su mirada sobre mi muñeca, sobre mi mano, mirando como si me fuera a romper, fruncía el ceño, apretaba los labios, recordando mis cortes, aún rojos, empezando a hincharse, cerró los ojos y puso su mano sobre ellos, tratando de sacar esas imágenes de su cabeza, hasta que se rindió y me vio a los ojos.
—Ve por una sudadera, vamos a comer.
—No tengo hambre—. Susurré.
—Sí, sí tienes— Podía notar su enojo, sin embargo, sentía que su enojo no estaba dirigido a mí, iba sobre algo más.
Estaba tan decaída, sin fuerza para negarme, que al final acepté y le hice caso.
Tomé la primer sudadera que encontré sin siquiera verla y me la puse.
—Estoy lista—. Dije casi en un susurro, tratando de no pensar en nada.
Puso los ojos de nuevo sobre mi brazo y mis muslos, al verlos cubiertos, suspiró y caminó hasta mi lado.
—Vámonos.
***
Caminé junto a él por unos 15 minutos pasando por distintas calles, hasta llegar a una pizzería.
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La Chica de las Mangas Largas
Fiksi RemajaHistoria basada en hechos reales. Elizabeth es una chica con un pasado oscuro, sufre bulliyng, es invisible para los demás. Llegó a tal punto, en el cual, ya no podía con su vida, ya no podía seguir con el sufrimiento que pasaba día a día e intenta...