Capítulo 7. " Un nuevo tormento"

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¡Estúpido, estúpido, estúpido! La noche anterior, cuando James se me acercó sólo reaccioné y corrí dentro de la casa, no pude dormir para nada y estoy segura de ser un desastre aún peor de lo que ya era, pero de una manera diferente.

Me costó tanto salir de la cama para poder venir hoy a la escuela.

A pesar de mi somnolencia me encontraba alerta por si a James se le ocurría aparecer y tomarme por sorpresa tal y como lo hizo anoche.

Cuando estuve a punto de entrar a mi primera clase alguien me detuvo por los hombros y supuse que era James.

No podía estar mas equivocada. Era Braulio.

— ¿Apurada, Elizabeth?

Me puse rígida al escuchar mi nombre en su voz, pensé en que iba a golpearme, como tantas veces había hecho, pero una vez más, estaba equivocada.

—¿Ya te acostaste con James, puta?

Pude disimular mi cara de sorpresa a tiempo y sin que se diera cuenta.

—De qué hablas?

—Por favor, tal vez yo no vea nada, pero mis amigos sí, zorra, y al parecer a ese pendejo le gustas.

—No sé de que me hablas, así que por favor suéltame ya—. Intenté zafarme de su agarre, pero me apretó más fuerte, haciéndome daño.

—Vamos, puta, ya te acostaste con él, ¿verdad? Al parecer no eres tan santa como pareces.

—No me he acostado con nadie, suéltame ya.

Braulio, sin hacerme caso, me azotó de espalda contra algunos casilleros y yo pedía al cielo que pasara alguien y me ayudara.

—Entonces debes estar buena debajo de toda esa ropa, ¿no?— Pronunció sin hacer caso a nada de lo que dije, pero con sus palabras me hizo estremecer y luché con más fuerza para que me soltara.

—Deja de luchar pedazo de zorra.

Soltó uno de mis hombros y movió sus manos hacia mi cuello, tragué saliva y seguí luchando sin poder soltarme, Braulio al ver que seguí luchando, me golpeó directo en el estómago sacando el aire que había dentro de mí, me doblé sobre mí misma intentando recuperar el air; cerré los ojos, pero eso no me impedía dejar de sentir los golpes que me daba, aunque estuviera en el suelo él seguía pateando mi cuerpo y mi cara, y de repente se detuvo.

Me abstuve de moverme pensando que en cuanto abriera los ojos vería su cara y su sonrisa burlona antes de volver a sentir sus golpes, en mis oídos había un pitido sonando muy alto tapando la mayoría de todos los sonidos, excepto uno, unos susurros.

De repente dejó de escucharse aquel pitido y pude oír los "susurros" que eran más bien un par de voces casi gritándose entre sí.

—¡Que te alejes de ella! Te voy a suspender.

Esa voz no logré reconocerla, pero parecía una voz mas grave de lo usual.

—¡Tú no harías eso! Y ni siquie...

La primera voz, no dejó terminar a Braulio.

—Vete ya, aléjate de la chica.

Dejé de escuchar ambas voces y unos pasos alejándose, supuse que los de Braulio. Y luego, la misma voz hablándome.

—Hey niña, ¿estás bien?

Abrí los ojos lentamente y casi muero del susto al ver unos ojos café claro, que me recordaban a alguien, los ojos me veían de una forma dulce y preocupados a la vez que me llenaban de calidez.

La Chica de las Mangas LargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora