Esas fueron las palabras exactas que salieron de su boca, seguidas de una risita nerviosa.
—Debes estar bromeando —miró a su madre, quien negó con la cabeza.
—No bromeo, esto es serio.
—O sea que... ¿Él no es mi padre?—señaló un cuadro donde estaban los dos.
—No. Tu verdadero padre es un Incubo.
—¿Un qué?
—Incubo es un demonio que toma forma masculina y se mete en los sueños de las mujeres. Las seduce, y tiene relaciones con ellas en esos sueños.
—¿Y tú caíste en sus encantos?
Ella asintió y suspiró.
—La leyenda dice que la mujer puede quedar embarazada, y el bebé crecerá como un niño normal, sólo que desarrollando poderes mágicos. Al ser adulto, podrá convertirse en hechicero o...—guardó silencio.
—¿O qué? ¡Dime!—exigió impaciente.
—Un ser malévolo. Un demonio.
El joven beatle echó la cabeza hacia atrás, sentado en la fría silla de madera. No había sonido alguno, sólo el suave tic tac del reloj de la sala.
—Lamento habértelo ocultado —musitó la mujer.
—Ya no importa. Nada importa ¡soy un monstruo!—se levantó de la silla y corrió a verse en un espejo, como si después de oír tal confesión su rostro se hubiera deformado.
—¡No eres un monstruo!
—¡Sí lo soy! ¡Dañaré a la gente que amo!
—¡No hay peligro! Dime ¿has tenido poderes cuando eras pequeño?
Tragó saliva. Tal vez era hora de confesarle a su madre esos pequeños desastres ocurridos en su infancia.
—George...
—¿Recuerdas a nuestro gatito Billie? El que escapó.
—Sí ¿por qué?
—Yo lo fulminé haciendo esto —movió su mano en un rápido gesto hacia una silla, que se evaporizó al instante.—No entendía qué estaba pasando; estaba asustado de lo que podrían decir si se enteraban, así que lo enterré en el jardín.
—Dios, George...
—Y eso no es todo. ¿Recuerdas a nuestro vecino Tom?
—Sí, desapareció misteriosamente cuando tenía doce años.
George agachó la mirada.
—Robé su alma por accidente. También lo enterré en el jardín.
Louise ahogó un grito de espanto y George cubrió su cara con sus manos.
—Creí que se darían cuenta de que había sido yo el responsable, pero poco tiempo después supe por qué no lo hicieron. Hay algo en mi mirada. Algo que convence sin importar qué diga o a quién se lo diga. Lo sé, puedo sentirlo.
—Por eso nunca me sentí capaz de castigarte.
—Exacto.
Su madre se quedó en silencio los siguientes minutos, asimilando todo lo que su hijo le acababa de decir. Él siguió contando las aberraciones que había cometido a lo largo de su vida, las cuales no transcribiré ya que no es importante y podría sensibilizar a algunos lectores.
—¿Qué les diré a los chicos?-preguntó titubeante una vez finalizado su relato.
—No les dirás nada, es peligroso.
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Beatles de terror
FanfictionCon los pelos de punta... Con la piel de gallina... ya la noche despunta y el horror se avecina. De amores embrujados, de hechos truculentos o bien afantasmados se trata en estos cuentos... Historias inquietantes... Pavorosos enredos... Seres espelu...