Un pelirrojo descansaba tranquilamente en el hombro de un peliplatino, este último mantenía su vista en el menor.
P.o.v. Suga
El rostro de Hinata parecía calmado, no había signos de dolor, aún así sentía que todavía sufría. Llevábamos en esa posición poco más de una hora, sentía calambres en algunas partes de mi cuerpo debido a mantenerme completamente estático. Aún así no me había movido, pensaba que a Hinata le vendría bien descansar un rato. Pero para mi desgracia sólo me habían permitido estar hasta después del receso, y este empezaría en media hora. Mientras me planteaba el como despertarle con cuidado sentí un pequeño movimiento en mi costado. Vi como el pelinaranja abría los párpados despacio mientras hacía una mueca de disgusto por la luz del sol, se frotó los ojos con delicadeza y miró a su alrededor. Sus iris se posaron en mí, me observó confundido para luego preguntar.
-Suga-san, ¿qué hora es?
-Queda media hora para el descanso, ¿qué tal te sientes?
-Mejor...-susurró, sus ojos se desplazaron hacía una árbol cercano como si hubiese escuchado algo. Dirigí mi vista hacia donde estaba mirando, me encontré con un cuervo de ojos negros como la noche y plumaje ónix. No era muy grande, aún así no me acercaría mucho. Estaba observando a Hinata, me dio un rápido vistazo, pero enseguida dejó de mirarme. Soltó un fuerte graznido, parecía una advertencia, volteé para decirle al otro que no se aproximase demasiado, pero cuando lo miré este no hacía caso al ave, como si no existiese. El animal parecía molesto debido a algo, la voz del pelinaranja hizo que volviese la mirada.
-Gracias por cuidarme Suga-san- me agradeció mientras se inclinaba.- Creo que debería volver a clases. Tengo que contarle lo ocurrido al profesor.
-Ya que estamos aquí puedes esperar hasta después del descanso, no pasa nada. -comenté
-Pero ya he causado muchas molestias por hoy, no creo que me sienta bien si te regañan por mi culpa.- replicó
-Está bien, está bien. El profesor me ha dejado hasta después del receso, no hay por qué preocuparse.
Hinata asintió no muy convencido, me estiré en el banco. Sentí el crujido de varios huesos intentando volver al sitio adecuado. El pelinaranja miraba el suelo distraído, era muy extraño ver al pequeño cuervo no hablar.
-Hinata...- llamé- Estás distraído últimamente, ¿ha ocurrido algo? Me refiero, cualquier cosa que te preocupe.
Pude ver en sus ojos algo que nunca había sentido en la actitud extrovertida de Hinata...
Angustia
Es cierto que le había visto entrar en pánico ante de un partido, tener miedo al hacer enfadar a Kageyama, o disgusto cuando Tsukishima le "insultaba" (aunque nunca lo decía para herirle de verdad), pero nunca le había visto con ese tipo de angustia. La que aparece cuando algo en tu vida va realmente mal, no pude preguntarle pues desapareció tan rápido como vino. En la cara del pequeño cuervo apareció una sonrisa enorme mientras el aura a su alrededor comenzaba a brillar, como si fuese el mismísimo Sol.
-¡No, nada de eso!¡No hay necesidad de preocuparse! Es solo que estaba aturdido por el dolor de cabeza, además de que estoy nervioso por la concentración. Estoy bien, de verdad.-
A pesar de que no me creía ni una palabra de lo que me había dicho sonreí amablemente.
-Me alegro de que no haya ocurrido nada.
Escuché el batir de alas del cuervo, vi como ascendía por el cielo. Cuando se encontraba a varios metros del suelo se detuvo, nos observó detenidamente, el viento cesó, el graznido resonó en mis oídos como si fuese una tormenta.
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Cuervo
FanfictionEra un día como cualquier otro en la preparatoria de Karasuno, los alumnos reían o lloraban, según como les fuese en el ámbito escolar. Como cualquier otro día ordinario, el equipo masculino de voleibol practicaba en el gimnasio, pero... Una alumna...