Nada ha cambiado, o eso es lo que parece...

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Silencio, eso era lo que se podía oír en el gimnasio, todo lo contrario a lo que minutos atrás se escuchaba. Ukai había terminado de leer el contenido del papel, y enmarcaba una ceja esperando una respuesta, que, no llega.

-Os lo dije, seguramente sea una broma. ¿Tanaka, Nishinoya, habéis sido vosotros?

-¿Eh?-Tanaka reaccionó -No, esta vez no hemos sido nosotros, de verdad. - dijo mientras movía las manos declarándose inocente.
El entrenador suspiró.

-Bueno... Ya que no ha sido una broma por parte de Tanaka y Nishinoya, lo dejaremos para otro momento si hay tiempo. Ahora debemos seguir con el entrenamiento. Así que...

-¿No hay nada más escrito en la carta?- una voz parecida a la de un niño de primaria sorprende a todos. No es normal que Hinata, el mismo que le cuentas una leyenda de miedo que te acabas de inventar y se esconde detrás de algo o alguien, haya aventurado a preguntar respecto a un tema así. Pero como piensan que es por pura curiosidad, al fin y al cabo Hinata es como un niño, vuelven al entrenamiento dejando a Ukai, Takeda-sensei y Hinata solos.

-No. Mira. - le respondía Ukai al mismo tiempo que le enseñaba la carta. Hinata la coge, y Ukai observa como relee la carta. Le ve girando el papel y, aunque nadie se percata Hinata se tensa durante un momento. Entrecierra los ojos receloso.

-¿Has visto algo que reconozcas?- pregunta. Hinata sigue de pie parado en su sitio, sin contestar .- Oye...
Hinata levanta la mirada con su sonrisa de siempre.

-Ah, no. Lo siento. - responde mientras le entrega la carta. -Gracias por dejarme verla, vuelvo al entrenamiento. -hace una leve inclinación de cabeza y regresa tan animado como siempre a la cancha.

El resto del tiempo transcurre con normalidad, parecía que el mensaje nunca había llegado. El entrenamiento acaba y los jugadores vuelven a sus respectivos hogares, cierto pelirrojo camina pensando en algo, algo que provoca que su mirada esté vacía. Era como si su mente no estuviese en su cuerpo, tan distraído estaba que no se había dado cuenta de que había llegado a su casa. Dejó la mochila, no sin antes echar la ropa sudorosa a lavar. Se duchó, las gotas de agua caían por su cuerpo dejando un fino rastro detrás de ellas. Salió con una toalla en la cintura y se miró en el espejo de su habitación, más específicamente su hombro y parte de su espalda, volvió a mirar su cara y arrugó la frente mientras apretaba los puños. Recordó lo que ocurrió horas atrás.

P.o.v Hinata

Flashback

Me había levantado con un mal presentimiento, como si todo fuese a cambiar. Los cuervos estaban inquietos, parecía que ellos también lo sentían, caminé hacia las clases. A pesar de parecer que no atendía, escuchaba todo y memorizaba rápidamente. La última clase antes de empezar el entrenamiento desconecté por completo del mundo y miré el cielo a través de la ventana como si fuese lo más interesante del mundo. Estaba incómodo, como si alguien me estuviese observando atentamente, comencé a recordar cosas, un pasado que debía ser olvidado. Debía dejar de pensar en ello. Ya no estaba allí, si no en la preparatoria Karasuno, en el equipo de voleibol masculino, numeró 10 y fan del Pequeño Gigante. Era Hinata Shõyõ un adolescente a quien no se le daba bien los estudios, el prototipo de chico bueno en los deportes, simpático, infantil y un poco estúpido. Actuaba tan bien que ya comenzaba a creer que en verdad era así. Sacudí la cabeza apartando todo pensamiento innecesario.

Por fin había acabado la aburrida clase de matemáticas. Como era habitual Kageyama y yo competimos para ver quien era más rápido. Esta vez me esforcé un poco más de lo normal y gané, entramos al gimnasio tras cambiarnos los zapatos. La práctica concurrió como siempre, hasta que ella apareció, no, más bien, ese mensaje apareció. Debería haberlo sabido, debería haber sabido que mi mentira no iba a durar para siempre, tendría que haberme dado cuenta antes...

Cuando Ukai-san comenzó a leer la carta lo supe, supe que iba dirigida a mí, supe que era una advertencia, no, más bien... Era una declaración de guerra.
Cuando pedí volver a leer la carta, todos se sintieron sorprendidos, pero creyeron que se debía a mi curiosidad. Pobres ingenuos...

Cuando giré el papel el mundo se paralizó para mí. Ese símbolo, ¡ese maldito símbolo!¡Lo odio, lo odio, lo odio, lo odio, lo odio...! Eso era lo que pasaba por mi cabeza en esos momentos. Sentí la mirada recelosa del entrenador en mí.
«Mierda» fue lo que pensé.

-¿...reconozcas?- tardé un tiempo en procesar lo que me había preguntado. -Oye...-

-Ah, no. Lo siento. -le había contestado mientras le entregaba la carta poniendo una de mis sonrisas. Esa sonrisa que cuando la lucía iluminaba más que el mismísimo Sol, esa sonrisa tan falsa como mi vida. -Gracias por dejarme verla, vuelvo al entrenamiento. -le había dicho mientras hacía una leve inclinación de cabeza en modo de agradecimiento. Tenía que investigarlo cuanto antes, tenía que saber donde se encontraba y arrancar el problema de raíz. El resto de la práctica transcurrió con normalidad, y así es como llegamos al momento desde donde partimos.

Fin de flashback

                       
    
                  El pequeño cuervo levanta la cabeza...

¿Qué es lo que busca en el vasto cielo?

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Pues aquí estamos, con la continuación :v
No tengo mucho que decir, la verdad. Me está encantando escribir la historia, y espero que vosotros también lo estéis disfrutando :D
Gracias a quien esté detrás de la pantalla por leer este humilde fanfic :3
¿Qué será ese símbolo que tanto odia nuestro chibi-chan?
¿Quién ha podido mandar el mensaje?
¿Conseguiremos muchas estrellitas?
¿Dejaré de hacer preguntas así?
Ok, ya paro :v

Muchas gracias por leer, espero vuestras opiniones con ansias.

Bye~🐲

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