-¿Eh?-Daichi miraba confuso a Hinata - ¿Quieres que te deje salir un poco antes?¿Por qué?
-Un amigo va a estar en Miyagi unas horas y hace mucho tiempo que no lo veo. - explicó el menor - ¿Por favor?- hizo un puchero.
-Mmmmh...-Daichi meditaba con una mano en la barbilla en pose pensadora.
-Está bien Hinata, puedes irte,- la voz del entrenador se hizo presente. Hinata soltó un suspiro de alivio.- pero... -el pelinaranja contuvo la respiración. - Mañana darás 20 vueltas al gimnasio como recompensa por dejarte ir.
-¡Hai!- contestó con efusividad Hinata. El entrenador y capitán sonrieron, el Sol de Karasuno se dio la vuelta para cambiarse y marcharse. La sonrisa de Ukai se desvaneció en cuanto recordó como el pequeño había reaccionado ante la carta, había algo que no cuadraba.
-Entrenador, ¿se encuentra bien?-preguntó un preocupado Sugawara al ver como miraba al infinito con el ceño fruncido. Ukai fijó su vista en él relajando la expresión de su rostro.
-Sí, estoy bien. Es solo que...-Sugawara le miró con calidez, alentándole a seguir como si fuese un niño intentando explicar que había hecho la tarde anterior. Era increíble como el chico de tercer año podía tener tanta sabiduría, y, lo llegaba a respetaba más que a algunas personas mayores a él. Pero no podía decirle que creía que Hinata tenía algo que ver con la carta y, que, desde su punto de vista, notaba al cuervo distinto. Como si... Pensase en algo más que en el voleibol, algo más tenebroso que le hacía sentir un escalofrío por toda la espalda. Al ver que Sugawara sonrió tiernamente y se acercó para decirle algo que nadie debía saber se sorprendió, pero lo que le descolocó por completo fue lo que le dijo.
-Es por Hinata, ¿no?-
-Sí...- miró hacia otro lado avergonzado por ser tan fácil de leer.
-¿Le importaría que hablasemos después del entrenamiento un momento?- preguntó el peliplatino con respeto.
-Está bien. Iremos hasta la tienda y por el camino hablamos. Así de paso te invito a un pan horneado, con el frío que está haciendo últimamente apetece, ¿verdad?- Sugawara asintió. La verdad es que el estudiante se conformaba con hablar un momento en el gimnasio antes de partir hacia su casa, pero parecía que el entrenador quería contarle todo lo que pensaba pausadamente. Hizo una pequeña reverencia y volvió al entrenamiento, Kageyama le miraba con curiosidad y Daichi con expresión demandante. Pero el setter hizo caso omiso a esas miradas y se centró en colocar el balón para Asahi.
En cierto modo él también había sentido al pequeño Hinata más concentrado que de costumbre, al principio creyó que era por la necesidad de ganar en los partidos de la concentración que se avecinaba, pero luego se dio cuenta de que estaba completamente equivocado. El cuervo no jugaba tan bien como su mirada decía, a decir verdad, pareciese que, por primera vez desde que lo había conocido, el número 10 no se esforzaba tanto como podía. Era como si tuviese en mente algo, algo mucho más importante, pero conociendo a Hinata, ¿qué podía ser más importante que el voleibol? La pregunta no paraba de pasar por la mente de Sugawara, y eso hacía que estuviese más despistado que de costumbre, y, por consiguiente, había provocado más de un regaño por parte de los profesores. Al menos jugando al voleibol podía despejar un poco sus dudas.La práctica acabó como de costumbre, aunque la falta del hiperactivo Hinata se hacía notar. Al salir del gimnasio caminaron un rato juntos, pero poco a poco se fueron separando para ir hacia sus respectivas casa. Los últimos en quedar juntos fueron Ukai y Sugawara, que, como acordaron, se dirigieron a la tienda que poseía el entrenador.
-Y bien, ¿también crees que Hinata no actúa como siempre?-comenzó Ukai
-Sí...-contestó el peliplatino -es como si pensase en otra cosa... Algo mucho más... Serio, por así decirlo...
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Cuervo
أدب الهواةEra un día como cualquier otro en la preparatoria de Karasuno, los alumnos reían o lloraban, según como les fuese en el ámbito escolar. Como cualquier otro día ordinario, el equipo masculino de voleibol practicaba en el gimnasio, pero... Una alumna...