El heredero oscuro || La gema sagrada

VII : Las travesías de los prisioneros

El trayecto hacía las cuevas fue largo, bastante cansador. Pero las canciones cantadas por el prisionero Beter nos ayudaban a quitarnos un poco del estrés originario del viaje. En sus tonadas contaba su vida. La historia de un niño que tuvo que irse de su aldea en busca de libertad.

Al nacer, sus padres biológicos lo dejaron en un orfanato del territorio Tierra. Las mujeres que cuidaban de este hogar para huérfanos eran muy agradables con ellos. Pero todo cambio en una toma de aquel lugar. Demonios del imperio Aire habían masacrados a todos los habitantes excepto los jóvenes. Con el paso de los años se creó una base para formar un batallón. Todos temían a la nación Aire, pues los que poseían tal elemento podían desarrollar los ojos "Reydad", con tal poder obtenían el control de la gravedad absoluta. Las personas que buscaban desobedecer, escapar o incumplir las reglas eran asesinadas brutalmente.

Beter termino siendo de un escuadrón avanzado a los cincuenta años, era alguien joven y con buen estado físico. Su equipo era uno de los mejores, completaban toda misión asignada. Estaba compuesto por diez integrantes, él era la mano derecha de su líder. Pero hubo un día en especial donde un informe fue redactado por el alfa del régimen donde se encontraban todos. Un niño de tan solo catorce años había asesinado a toda una base especializada en entrenamientos. El nombre de la cría era clasificado, pero lo tenían como un criminal clase A por lo sucedido. Sabían de su ubicación actual y su objetivo actual era destruirlo.

El equipo beta, donde pertenecía Beter comenzó la partida. Durante el viaje pararon solamente una vez a descansar, por un breve tiempo. Pero no tomo mucho lapso para que sigan de largo. Mientras más se acercaban a su destino el paisaje tomaba un tono increíblemente vivo jamás visto por esas tierras. Lleno de árboles, flores, bestias tranquilas, cuervos descansando. A lo lejos se podía notar cuatro arbustos enormes, uno en cada punta, en el medio una casa rodeada de plantas y raíces.

Se bajaron de sus bestias, y tomaron rumbo hacía la entrada. Los más fuertes de los avanzados trataban de tirar abajo la puerta, pero era imposible. Entonces iniciaron a dispersas poderes al azar, pero aun así seguía siendo impenetrable. Desde la cima se veían más jóvenes, con armas y posición intimidante. El líder de Beter sonrío, y su mano derecha comenzó a elevarse para dar la señal de ataque. Aunque fue imposible, ya que su brazo fue cortado en dos por una espada lanzada desde uno de los árboles.

Los compañeros del Beta impactados por tal suceso corrieron para eliminar a los infantes, pero una muralla de tierra bloqueo sus intenciones. Desde lo alto cayó sobre sus dos pies una persona, una armadura de bronce lo cubría. Alzo su cabeza, piel palida, pelo blanco, ojos claros.

—¿No se cansan nunca de joder vidas, no?— el chico desconocido se acercó a la espada estancada en la superficie tras arrebatarle el brazo al líder de los avanzados—Creo que perdiste tu querida extremidad—sujeto el miembro extraído y con una velocidad increíble lo inserto en la boca del capitán, provocando un empujón de varios metros hacia atrás de donde se encontraba.

Los camaradas no lo podían creer, el superior era realmente poderoso, era algo inaudito lo que estaba sucediendo. Los niños comenzaron a combatir contra ellos, los aliados de Beter eran fuertes y les llevaban la delantera, pero cada vez que se movía el joven de cabellera blanca asesinaba a alguno. Era intocable, no entendía el por qué. Hasta que volvió a ver su rostro, sus ojos eran los Reydad. Pero poseían un tono morado, era raro, ya que normalmente es un celeste oscuro. Quienes poseían el poder de aire por algún motivo eran descuartizados en sangre fría. Mientras los que no terminaban apuñalados directamente en el corazón.

Sin darse cuenta el sujeto de la armadura de bronce le quebró el brazo a Beter sin ni siquiera poder evitarlo. Adolorido de ver tales hechos y recibir el ataque inesperado se acostó boca abajo mientras caían lágrimas.