HASTA QUE TE CONOCÍ

¿Me amas?

Mariana estaba sentada pensando, no sabía qué hacer, ni siquiera sabía que sentía.
León le gustaba, no sabía si se estaba enamorando de él, ya hasta se estaba arrepintiendo de haber querido conocerlo mejor, se dio cuenta que no era una mala persona, y si lo era, con ella era diferente, él mismo, sin temor a que ella lo juzgara, pero su novio, él también era bueno, lindo y tierno, cuando lo conoció se enamoró de él, como si hubiera sido amor a primera vista, y a diferencia de León, Damían y ella tenían cosas en común, era un chico noble, no tenía ningún pero para ella, en cambio con León, le gustaba fumar, tomar e ir a fiestas, ella pensaba que ese no era su tipo de chico ideal, no se imaginaba en una relación con León, pero si fantaseaba y soñaba con él, tenía la curiosidad de intentar algo nuevo, pero no quería perder a Damían.

—¿Qué tanto piensas mi vida? —le preguntó Damían dándole un beso y un abrazo a su novia.

—Nada, solo pensaba. En lo nuestro.

—¿Que pensabas? ¿Es algo malo.

—Pues... Pensaba en que te quiero mucho, que eres mi mejor compañía, contigo me siento segura, tranquila, tus besos, tus abrazos me gustan mucho y me da miedo perderte.

—Pero, ¿Me amas?

Mariana agachó la cabeza, se quedó callada un instante y de repente su boca habló.

—No, no te amo. Te quiero demasiado, soy feliz contigo, pero. Llamarlo amor, no podría.

Damían se quedó pasmado mirando a su novia después de las palabras que le había dicho Mariana que habían roto su corazón por dentro, pero se hizo el fuerte e intento disimular.

—Mi vida... Sabes que el día que ya no seas feliz conmigo, puedes irte, jamás te obligaría a que estés conmigo si no sientes nada por mí, si te enamoras de alguien más, créeme que no me opondré, yo solo quiero que seas feliz aunque no sea conmigo.

—Lo sé... Créeme, pero no sé lo que siento ahora. Estoy algo confundida.

—¿Es por el chico del que me hablaste?

—Creo que sí, no lo sé aún.

—Ya te dije que no quiero tenerte conmigo si no eres feliz. Si tienes miedo de dejarme. Podríamos darnos un tiempo, para que pienses y pongas en orden tus sentimientos, para que averigües que quieres para tu vida, para que sepas que te hace realmente feliz.

—Gracias amor, pero no es necesario, soy tu novia, estoy contigo vale, lo que me pasa ahorita es solo una tontería, no me hagas caso.

—¿Sabes que te amo?

—Sí. Lo sé, te agradezco las palabras que me has dicho, me has demostrado una vez más que puedo confiar en ti, y que eres una persona con un corazón enorme.

—Todo este corazón es para ti mi amor.

—Gracias... y perdóname por lo que te dije.

—No te preocupes amor, pero recuerda, lo que te dije es cierto vale.

—Vale y perdón.