Tienes que escoger

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**Contenido para adultos**

Después del concierto, León invitó a Mariana a su departamento, era bastante pequeño, solo había una cama, un refrigerador, una estufa, un pequeño closet y una pequeña mesa redonda con dos sillas, el lugar contaba con un baño que tenía una regadera, él la invitó a cenar, cocinó estofado de pollo con algo de salsa, tenía un buen sazón.

Después de cenar, vieron una película juntos, acostados en su cama.

Él comenzó a besarla en el cuello y se siguió hasta llegar a su boca, atrapándola en un beso húmedo mientras su lengua invadía el interior de su boca, las manos de León no pudieron quedarse quietas y comenzaron a acariciar la pierna izquierda de Mariana, que se siguió hasta su trasero, su mano le dio un apretón, Mariana acariciándolo en su cuello, fue bajando su mano poco a poco y le fue desabotonando la camisa, ya se notaba en el rostro de Mariana el calor que la inundaba en el rojo color de sus mejillas, ya con la respiración acelerada, empujó a León para que él quedara de espaldas en la cama, entonces ella se subió encima de él.
Mariana lo besaba en el cuello, haciendo movimientos para emocionar a León, él en respuesta le tomó el trasero y con sus dos manos la puso a su ritmo, mientras se rozaban León le quitó la blusa.

Mariana en respuesta le ayudó desabrochándose el sostén, León la volteó para quedar él encima, entonces desabrochó sus pantalones mientras Mariana lo besaba acariciándole la espalda, luego León la despojó de sus pantalones y sus bragas.
Él se levantó y se puso en frente de la cama para contemplar a Mariana, tenía piel blanca, ella no era tan delgada pero tenía unas caderas prominentes, sus senos cabían en la palma de su mano, tenía varios lunares en sus hombros y ella.
Su rostro, se veía acalorado, con una mirada brillante, hasta pícara, entonces se quitó el pantalón y después le siguió su ropa interior, Mariana observó a León poniéndose un preservativo con una erección bastante visible y regresó a la cama junto a ella, la siguió besando, acariciando.
Entonces se postró encima de ella entre sus piernas y comenzó su penetración con movimientos lentos, Mariana lo acariciaba, después él subió más su ritmo y se hundió aún más en ella, Mariana gimió en respuesta, ella le encajaba las uñas y lo besaba en el cuello mientras su otra mano se había apoderado de su cabello, en instantes, momentos de intenso placer los inundaban, parecía que la habitación se hacía cada vez más pequeña encerrando el calor que los dos transpiraban, entonces cambiaron de posición y León volteó a Mariana boca abajo, con sus piernas cerradas la penetró una vez más, Mariana solo gemía, estaba a punto de alcanzar su clímax, entonces León subió su ritmo y Mariana explotó enterrando las uñas en el colchón mientras gemía del intenso placer, al cabo de unos instantes terminaron. León se acomodó a un lado de Mariana y la abrazó, le regaló un beso tierno en los labios.

—Gracias por este regalo tan grande mi amor.

—No me pude resistir.

—¿Te arrepientes?

Mariana se quedó en silencio, después de haber disfrutado esto junto a León, un sentimiento de culpa la volvió a la realidad, tal vez si lo había disfrutado, y había sentido un inmenso placer, pero faltó algo, una conexión, ¿A caso era el amor? Tal vez el amor era lo que faltaba, faltó que se conectaran, que el sentimiento no fuera solo placer sexual si no espiritual, algo que esperaba tener con él, y fue ahí donde comprendió, ¡Damían! Claro, con él ella podía ser como era, cuando hacían el amor eran intensos pero también a la vez se miraban a los ojos, cuando hacían el amor él le decía que la amaba, la llenaba de amor y de seguridad, ella extrañaba esa sensación, pero después de haberse acostado con León se sentía vacía, no se sentía a gusto, quería levantarse de la cama e irse a su casa, o ir a buscar a Damían, pero con qué cara iría a buscarlo, con que pretexto, como le diría que se había acostado con otro y había pensado en él.
Su cabeza nadaba en ideas hasta que un chasquido la hizo volver a la realidad.

—¿Tan mal estuve?

—No es eso, sino que, creo que la del problema soy yo, tú me amas y yo a ti no, tal vez falto eso... Amor.

—Cómo puedes llegar a amarme si sigues en tu pasado, tienes que dejar ir lo que ya pasó.

—Lo sé, pero a veces no puedo.

—No vamos a poder avanzar si sigues así.

—Perdóname, sabes que no es mi intención.

—Pero sigues pensando en él estando conmigo. Creo que fue demasiado pronto que eligieras estar a mi lado. Yo no soy un juego Mariana, ni quiero ser un experimento tuyo. No estoy para que me escojan entiendes.

—No quiero que te molestes, yo he puesto de mi parte para que esto funcione.

—Pues no estás haciendo suficiente.

León se levantó de la cama y comenzó a vestirse, se le veía molesto, Mariana lo notó así que decidió hacer lo mismo, no dijeron una sola una palabra mientras se vestían, León la llevó de vuelta, cuando llegaron hasta la puerta de su casa, León la detuvo  la jaló hacia él y la abrazó fuerte.

—Te amo y no quiero perderte, pero si no eres feliz conmigo, tengo que dejarte ir.

—Todavía no sé lo que quiero.

—Pues piénsalo si no, nos perderás a los dos, aún estas a tiempo de tomar la decisión correcta, decidas con quien decidas estar.

—Lo pensaré, pero necesito que no me busques por un tiempo, quiero pensar bien las cosas.

—Prometo no hablarte, ni buscarte hasta que tú lo hagas para que me digas que decisión tomaste.

—Prometo buscarte.

—Sé que lo harás... Te amo, cuídate.

—Lo haré.

Entonces Mariana entró a su casa, subió las escaleras hasta llegar a su habitación corriendo, no podía controlar las lágrimas, no sabía que hacer. Ni que pensar, ella se estaba enamorando de León, pero también seguía queriendo a Damían.
Tenía que tomar una decisión, antes de que fuera demasiado tarde.

HASTA QUE TE CONOCÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora