Me enamore del mejor amigo de mi hermano (yaoi)

Capítulo 1 - Jorge, el mejor amigo de mi hermano

Leo bostezó. Se sentía cansado y no era para menos, había tenido que pasar dos horas de viaje en bus. Caminó con desgano, mientras en su mente buscaba ideas que le permitieran realizar con facilidad y rapidez la enorme cantidad de tarea que le habían asignado para su última semana del primer semestre.

Estudiaba en el Instituto tecnológico la carrera de computación e informática, a la cual solo había accedido para complacer a su mamá. A pesar de sus veinte años, todavía era incapaz de tomar decisiones propias, o al menos, solo buscaba complacer a las personas que le rodeaban.

Suspiró profundamente cuando se vio en la puerta de su casa. No se había dado cuenta, pero como ya era costumbre sus pies lo habían dirigido al lugar correcto. Buscó en los bolsillos de los vaqueros y en un dos por tres encontró las llaves. Abrió la puerta y entró.

Saludó a su madre cuando la vio mirando televisión En el salón principal.

"Hijo" solo respondió la mujer sin despegar los ojos del televisor "¿Cómo te fue hoy?"

["¡Mal!"] Fue lo primero que se le vino a la cabeza ¡Y era cierto! Estudiaba una carrera que no le gustaba, tenía que pasar casi dos horas en un maldito bus y para rematar los males acumulados, se acercaba una tortuosa semana de exámenes finales. Quería explotar. La pregunta solo parecía ser un buen detonante para sacar todo lo que acumulaba dentro. Estaba molesto. Sin embargo, tuvo que reprimir lo que sentía. Fingió una sonrisa y solo se limitó a responder: "Bien".

Su madre ni siquiera le había prestado atención.

"Me voy a descansar" susurro y sin que su madre se diera cuenta subió las escaleras.

Entró a su habitación, dejo la mochila en el suelo y de un salto aterrizó en su cama.

***

Cuando despertó ya era de noche. Las cortinas oscuras impedían que la luz de la calle ingresara. Se tallo los ojos, estiro los brazos y con más flojera de la que tenía antes de tomarse una siesta se sentó sobre la cama. Sacó el celular de su bolsillo y lo prendió "¡Mierda!" exclamo cuando vio la hora. ¿Tanto había dormido?

Saltó de la cama y con prisa se dirigió al tocador. Se lavó la cara y acomodó sus cabellos despeinados.

Hizo una mueca al ver su reflejo en el espejo, tenía una horrible sensación de molestia y su semblante era atroz, típico de cuando dormía por las tardes.

Cuando hubo terminado, bajo las escaleras, y mientras lo hacía, el delicioso olor a fritura le inundaron las fosas nasales. Un fuerte gruñido en su estómago hizo que recordara que no había almorzado, así que sin siquiera pensárselo se dirigió a la cocina.

"Si pagaran por dormir, seriamos millonarios" Leo rodo los ojos. No quería comenzar una absurda discusión con Roberto, su hermano menor, peor aún, con el ánimo de perros que traía encima.

Siguió su camino con indiferencia, por el contrario, se acercó al mueble para sacar un plato. Maldijo para sus adentros. Había olvidado de lo alto que era el repostero, y una vez más se quejó de su microscópica estatura. No obstante, desistió de pedir ayuda al molesto de su hermano, y poniéndose de puntillas, estiro el brazo lo más que pudo. "Vamos Leo, solo falta un poco más" se dio ánimos. Sin embargo, una mano se adelantó y saco el plato por él.

"Lo haré por ti" susurro su hermano a sus espaldas. Leo hizo una mueca. Roberto era más alto y sin ningún esfuerzo llegaba a las partes altas de la casa.

Leo giró su cuerpo y se encontró cara a cara con los ojos sorprendidos de su hermano. Estaban muy cerca. La escena mostraba a un incómodo Roberto acorralando a su hermano mayor con sus largos brazos.