Me enamore del mejor amigo de mi hermano (yaoi)

Capítulo 17-Acción desesperada

El agua fría de la ducha recorría el delgado cuerpo de Jorge, haciendo que se estremesca por la baja temperatura.

Suspiró profundamente, mientras arrecostaba ambos brazos sobre los azulejos.

—Leo...—susurro.

El  agua comenzó a caerle con presión sobre la cabeza, pero no hizo caso a ninguna de las molestias que sentía en ese momento, sino que por el contrario una media sonrisa se formaba en sus delgados labios.

      Cuando hubo terminado, se envolvió en una toalla y salió disparado del cuarto de baño, hacía su habitación.

—¡Enano!—exclamó Alonso exageradamente— Te ves esquelético—se burlo señalándolo con el dedo indice, mientras trataba inutilmente de esconder las carcajadas.

A pesar del frio que sentía, Jorge se detuvo y miró a su hermano con ojos asesinos.

—Un poco de ejercicio, no te caeria nada mal.

—¿uh?

Jorge involuntariamente enfoco su vista hacia su abdomen, viendo que sus costillas sobresalian sobre su piel morena. ¿Tan mal se veía?

—A las chicas les gustan los hombres atléticos y de buen porte.

Jorge bufo, tratando de no darle demasiada importancia a las tontas palabras de su hermano. Al final, que más le daba si estaba con un chico, que hasta ahora no parecia importarle nada de lo que Alonso hablaba.

—¿De dónde crees que agarrará la rubiesita? ¿De esos huesos?

Jorge puso los ojos en blanco.

—No hagas que te deje por mirar a otro—le dijo con una sonrisa maliciosa en el rostro.

"¿De dónde va a agarrar? ¿De esos huesos?" Jorge no pudo evitar que los recuerdos llegaran a su mente. Le asusto cuando pudo tener en su cabeza la expresión que había puesto Leo cuando se disponia sacarle los pantalones, el día que se encontraban en las duchas del colegio. Su mirada llena de angustia y temor hicieron que cada particula de su ser se pusiera en alerta.

¿A Leo no le gustaba su cuerpo? ¿Esa era la razón por la cual había desistido en términar de desvestirlo?

—Tienes que echarle más papa al caldo— Alonso hizo un ademan con las manos, como si se llevara algo a la boca.—Si no, esa muchachita rubia, terminará por dejarte.

El moreno se sobresaltó por las palabras de su hermano.   ¿Sería Leo capaz de dejarlo por algo así?

Primero lo dudó, sin embargo, no confiaba en su novio lo suficiente. Y pensó, que si no se esforzaba,  tranquilamente Leo  terminaría cambiándolo por otro. Tal vez por uno como Cristian.

Respiró profundamente, tratando de despejar su mente, y  sin querer, una idea desesperada llegó a su cabeza.

Plantó su mirada en el piso, y con pasos agigantados siguió caminando por el corredor.

—Ahora, ¿Qué te pasa?—gruñó Alonso al ver que su hermano se alejaba con rapidez, tras haber estado sumido en sus pensamientos por  escasos minutos.

No se detuvo cuando la molesta voz de Alonso se escuchó por todo el corredor, sino que por el contrario, lo ignoró, y se encerró en su habitación.

Una vez dentro, abrió los cajones y revolvio todo, tratando de hallar algún conjunto que lo hiciese ver serio; algo indispensable para lo que planeaba hacer.

         Después de haber estado tirándo la ropa por aquí y por hallá, terminó por elegir una camisa a cuadros color azul y unos vaqueros negros clásicos.