El Fantasma de Cristal y otros cuentos...

Crsh, crsh, crsh...

Basada en una historia real, contada en la ciudad subterránea de Edimburgo.

-       ¿Pero, por qué no queréis que vaya a casa de Freddy?

-       Que no es eso, que te estoy diciendo que no vas a poder estudiar ahí- los padres de Lucía se miran con exasperación:

-       Venga, por favor, ¿me podéis decir qué pasa? Me estáis poniendo histérica…

-       Mira Lucía, que ya sabes como es tu tío, siempre con las películas de terror, la sangre y cosas de esas…

-       ¿Es eso? Pero hombre…

-      No, no, calla un segundo, que no sabes de lo que te estamos hablando – de nuevo vuelven a mirarse y a dejar un silencio irritante – ¿Pero luego no nos digas que no te lo advertimos eh?

-       Que sí, por favor.

-       Bueno, pues ¿sabes que te contamos que el hombre que le vendió la casa a tu tío tenía un aspecto rarito?

-       Sí.

-       Resulta que ese hombre es un una especie de chamán, brujo; llámalo como quieras.

-       ¿Qué? – Lucía no podía tomarse esto en serio- ¿Cómo? Pero bueno…

-     Sí, tú ríete. Verás: este tío (no sé qué Palma) es como el líder de una especie de secta de esta zona de España, las wiccas o un nombre por el estilo, y resulta que en la bodega de la casa que ha comprado Alfredo hacían sus rituales hasta hace nada …

-       Pero esa gente no hace nada malo ¿no? ¿No son como “brujos buenos” o algo así?

-    Sí, pero espera, que ahora viene lo extraño. Por lo visto, esta casa, en la época de la Guerra Civil debió de servir en varias ocasiones como cárcel clandestina donde muchos de los prisioneros morían torturados… Pues bien, hace unos meses, cuando las wiccas estaban haciendo una de las sesiones en la casa, empezaron a sentir una especie de fuerza terrorífica que les quería echar de la sala en la que estaban, algo así como un trastero, y decidieron cambiarse a una de las habitaciones de la parte de arriba para continuar con sus rituales. Volvieron al sótano un par de veces para alejar a este “ser”, usando otros conjuros y símbolos mágicos, pero no funcionó. Palma, creyendo que quizás habían despertado un espíritu maligno de otra época, decidió pasar una noche a oscuras, con tan solo algunas velas, en esta especie de cripta para ahuyentar al fantasma. Él le contó a Alfredo que había construído un círculo de piedras para refugiarse del ser, pero que, cuando llevaba un par de horas recitando oraciones, empezó a sentir que el ambiente de la sala se enrarecía y las velas se apagaron de repente. Palma, asustado, frenó los conjuros que parecían provocar al ente, cerró los ojos e ignoró cualquier sensación, pero al cabo de unos minutos… cuando todo parecía volver a estar en calma:

“Crsh, crsh, crsh…

Crsh, crsh, crsh…”

Algo se empezó a mover frenéticamente por las paredes hasta llegar al techo, y Palma tuvo que salir inmediatamente de la cripta porque sintió como una especie de rata gigante quería devorarle… aquello no debía de ser nada parecido a un ser humano. Al día siguiente, él y su grupo hicieron un hechizo para encerrar al ser en el círculo protector, y tapiaron esa parte de la casa pensando que a nadie se le ocurriría abrirla; pero, por supuesto, al cabo de un par de meses tu tío había comprado la casa y derribado la pared del sótano.

-       ¿Pero él sabía todo esto?¿Por eso compró la casa?

-       Sí, y no te quiero meter miedo, pero si te quieres ir a pasar el fin de semana a esa casa, tú verás, pero yo preferiría que te fueras a cualquier otro sitio.

-     Mira, me viene cerca y no vamos a dejar de ir a verle por un cuento que se ha inventado un tío para hacerse famoso dentro de su secta y ganar dinero fácil, además, Alfredo lleva viviendo ahí más de un mes y no ha pasado nada, ¿verdad?

-       Disculpe ¿Podría decirme donde está el nº 10?

-     Desde luego, chiquilla, mira, vivo al lado, cómo me alegro de que haya venido alguien: empezaba a pensar que el pobre hombre estaba solo… Perdona que te lo diga así muchacha, debe de ser difícil tener a alguien enfermo; yo también tengo a una sobrina que está mala y no veas qué disgustos…

-       ¿Cómo dice? Es mi tío, señora ¿se encuentra mal? ¿le ha pasado algo?

-       No sé qué decirte, está igual que desde que llegó.

-       Por favor ¿podemos ir más rápido? ¿a qué se refiere con “igual”?

-     Pues…  con las luces siempre apagadas, ni un sólo ruido dentro de la casa, no sale por el pueblo y es como si no estuviera, pero sabemos que está porque una vecina intentó hablar con él la semana pasada y el coche sigue estando en el mismo sitio ¡hace dos días lo vieron mirando por la ventana de arriba durante cuatro horas seguidas sin mover ni un solo dedo! La gente no se acerca, porque es la casa cuartel… Mira, esa es.

-       Toc, toc, toc- No se oye nada ¡Alfredo!- toc, toc, toc- ¡Soy Lucía, abre!

-       Mira a ver si está abierta la puerta.

-       Nada ¡Alfredo!- esta vez golpea con la mano cerrada- ¡Alfredo!

-       Voy a llamar a Vicente para que abra la puerta, tú sigue llamándole chiquilla, que no será nada.

-       Voy a ver si hay alguna ventana abierta ¡Mire!

-       ¿Está ahí?

-      No, pero acérquese, es…. ¡mire! ¿no está todo muy oscuro? ¿Cómo puede ser? Es imposible ver el interior de la casa, incluso con el sol de frente ¡Alfredo!

-       ¿Necesitas algo Mar? ¿Pasa algo?

-       Eugenia, avisa a Vicente ya, dile que el de la casa cuartel no nos responde, que está aquí su sobrina y no le abre la puerta.

-       Voy.

-       Toc, toc, toc- ¡Alfredo, tienes que abrir la puerta!

Crsh, crsh, crsh…

-       ¡Qué ha sido eso! ¡Ha sido en la puerta! ¿Lo ha oído?

-       Dios mío, Dios mío ¿eso son arañazos?

Crsh, crsh, crsh…

Crsh, crsh, crsh…

-       ¡Alfredo, Alfredo!- un golpe seco golpea la puerta desde dentro; Lucía y Mar  se retiran asustadas y en ese momento aparece la Guardia Civil, que entra al caserón por una de las ventanas. Una vez dentro, no tardaron en encontrar a Alfredo Torres Aldán en una de las habitaciones de la parte superior de la casa, inconsciente, sentado en una de las sillas, desnudo y cubierto de su propia sangre que emanaba de los desgarramientos que sufrió en las uñas de los pies y de las manos, al menos cinco horas antes.