Capítulo 12: Culpen al mercurio

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Disclaimer: Alice in Wonderland pertenece a sus respectivos dueños. Sólo escribo por placer y sin fines de lucro.

 Sólo escribo por placer y sin fines de lucro

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|Capítulo 12|

|Culpen al mercurio|  

"It's against my vows to harm any living creature"

Mirana, The White Queen

Acompañé a la reina hasta un balcón en donde había un pequeño telescopio. Los costados de este balcón eran de, obviamente, mármol blanco, pero estos capiteles tenían forma de caballos de ajedrez. Nos quedamos allí un buen rato en silencio. La noche estaba hermosa, calma y cálida. De no ser porque estaba inmensamente confundida por estar en Infratierra, por estar preocupada de si yo era o no era la Alicia correcta, hubiera disfrutado más de la vista.

Mi mente volvió a pensar en el Sombrerero y sin querer se me escapó una sonrisa cuando recordé su risa frívola en Salazem Grum.

―Piensas en Tarrant... ¿Verdad Alicia?

― ¿Cómo...?

―Solamente lo veo en tus ojos querida― la reina sonrió.

―Sí. Estoy preocupada por él.

― ¿Te sientes culpable?

―La verdad que sí. El arriesgó su cabeza por mi culpa. Es que... solo no quiero que le pase nada malo.

―Yo tampoco.

Una pregunta pasó por mi mente.

― ¿Él siempre ha sido así?

― ¿Loco?― preguntó ella.

―Loco.

―En realidad, no. Su historia es muy triste pero básicamente explica todo su ser.

― ¿Y cuál es su historia?― le pregunté interesada y la albina soberana comenzó a contarla.

―Desde pequeño, en su pueblo natal, Witsend, Tarrant había soñado con crecer y convertirse en Sombrerero. Su familia se dedicaba a eso. Le apasionaba la costura, fabricar cosas que la gente usara encima y ser reconocido por eso. Hizo sus primeros sombreros para su familia y amigos en edades tempranas.

Pero su padre, hombre duro y antiguo soldado, ignorando la voluntad de su hijo, lo obligó a seguir sus pasos. Tarrant supo que no valía la pena hacerle frente. Tuvo que aceptarlo y fue soldado, para mí. Sin embargo, su vocación por los sombreros era cada vez más fuerte, así que se dedicaba a hacerlos cuando tenía tiempo libre."

"Una vez, luego de una larga estadía aquí en el castillo por haber sido convocado para trabajar de guardia, lo interrumpí mientras él hacía un sombrero. Primero se sintió avergonzado y luego, ante mi insistencia confesó que eso era lo que gustaba hacer."

El rostro de Mirana se iluminó con una bella sonrisa.

"Al finalizar esa conversación, nos hicimos muy amigos. Tenemos bastante en común, problemas con relaciones familiares. Tarrant comenzó a trabajar de inmediato. Cortar, pegar, coser, moldear... eso era lo que él necesitaba. No estar parado en una puerta sosteniendo una espada. Entonces, así fue como él comenzó a trabajar de Sombrerero."

"Esto cambió completamente su vida. Aquellos que lo conocimos cuerdo desearíamos que nunca lo hubiera hecho. Su locura estaba completamente ligada a su trabajo. Él estaba completamente feliz de hacer lo que quería y no lo que su padre le ordenaba. Lamentablemente, él no notó ningún cambio en su persona, él estaba contento. Sin embargo, Chess, fue el primero en notar los cambios en él. Sus cabellos comenzaron a enrojecerse en una etapa temprana y su piel era cada vez más pálida. Nos preocuparon al principio, pero creímos que no era nada. No pensamos que nuestro amigo se estaba volviendo... loco. "

"Principalmente, sus ojos fueron afectados. Cada día estaban más verdes, y extrañamente más grandes. También tenían algo más en particular, cambiaban de color según sus emociones. Rojo, para el enojo, azul para la preocupación o el miedo, verde para la tranquilidad y quien sabe cuántos más. Tarrant ignoraba los cambios, nadie supo si era por no aceptarlo o porque realmente no se daba cuenta. Creíamos que escuchaba voces, pero sólo él sabía eso. Para cuando las cosas empeoraron, ya era demasiado tarde."

"Comenzó a hablar solo. Hacía una pregunta y luego se las contestaba, o al contrario preguntaba cosas sin respuesta una y otra vez. Sus cambios en las emociones comenzaban a superponerse. Quizás un segundo estaba tranquilo y al siguiente estaba enojado. Y cuando se enojaba era terrible. Yo lo he visto enojado. Esos arranques de furia siempre me hicieron sentir pena por él. De verdad asustaba. Recuerdo que sus ojos se ponían rojos y una sombra oscura los rodeaba. Comenzaba a lanzar objetos y no reconocía a las personas o se lastimaba solo. Se estaba volviendo peligroso para los demás y para sí mismo. Sin embargo, cuando por fin se calmaba, se sentaba en el suelo muy asustado y lloraba, rogando por ayuda. No entendía lo que le sucedía. Todo esto acompañado por supuesto al cambio incesante en sus ojos."

"Llegó un punto en el que Chess, acompañado de Thackery y Mally, imploraron por mi ayuda. Tenían que hacer algo. Algo estaba mal con Tarrant. Debo reconocer que me di cuenta muy tarde de la razón de la locura de Tarrant. Estuvimos buscando la razón de los problemas de nuestro Sombrerero, cuando era eso lo que le acomplejaba. Me arrepiento tanto de haberlo convencido de empezar en el oficio. El mercurio. Ya era tarde."

"El mercurio en el pegamento para los sombreros. Eso era. Y lamentablemente ya era tarde. El mercurio estaba en su sistema y lo había cambiado por completo. No sabíamos que hacer. Algunos de nosotros hasta no hace mucho conservábamos la esperanza de que nuestro amigo siguiera allí, pero Tarrant enloquecía frente a nuestros ojos y solo podíamos culpar al mercurio."

La reina se quedó en silencio, quizás esperando a que yo dijera algo. No le dije nada así que siguió.

―Me gustaría tener un campeón para ahora.

― ¿Por qué no mata usted al Jabberwocky? Usted debe de tener el poder.

―Es en contra de mis votos lastimar a cualquier criatura viviente― una luciérnaga voló hacia ella y la reina la espantó con un movimiento de sus manos. Entonces, Mirana pareció haber visto algo en el horizonte, porque se acercó al telescopio y se alejó de este con una sonrisa.

―Tenemos compañía― para luego irse con los brazos levantados.

Me aproximé al telescopio y sonreí. A lo lejos, Tarrant venía con los Tweedles tomados de la mano junto a Mc Twips, Mally y familia de Bayard. Por suerte, se habían salvado. Mi corazón se alborotó al ver que podría volver a hablar con él.

Continuará...

Si te interesó esta historia y quieres leer más sobre Alice in Wonderland, puedes ver mis historias "La igualdad entre el cuervo y el escritorio" o "Sueños" o "El vacío que tú llenaste".

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Cereza Queenie

La historia del Sombrerero [Alicia en el País de las Maravillas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora