Capítulo 8: ¿Dónde está Alicia?

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Disclaimer: Alice in Wonderland pertenece a sus respectivos dueños. Sólo escribo por placer y sin fines de lucro.

 Sólo escribo por placer y sin fines de lucro

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|Capítulo 8|

|¿Dónde está Alicia?|  

"I've been considering things that begin with the letter M"

Tarrant Hightop, the Mad Hatter

Luego de los sirvientes de la Reina Roja me hicieran un vestido hecho con diferentes cortinas del mismo palacio, me llevaron ante ella. La mujer tenía la cabeza tan enorme, que era difícil mirarla a los ojos sin sentir una extraña sensación. Sin hablarme, me indicó que la siguiera. Los sirvientes en ese palacio eran todos animales. Había peces, tortugas, conejos, ranas y muchos otros. Todos retrocedían con miedo a medida que pasábamos cerca de ellos. Era obvio que tenían un miedo terrible a su soberana. Entramos en un gran salón. Estaba adornado con cortinados de color rojo y una alfombra larguísima del mismo tono. Dónde terminaba la alfombra, había un sillón. Ella se sentó en su trono y miró alrededor, con desdén.

― ¡Necesito un cerdo!― gritó.

De la nada, las grandes puertas que atravesamos para entrar allí se abrieron y un cerdo entró corriendo y se tiró al suelo, justo debajo de los pies de la Reina Roja para que esta pusiera sus pies sobre su estómago.

―Me encanta un estómago de cerdo caliente para mi dolor de pies. ¿Quieres uno Um?― me ofreció ella, como si lo que hiciera fuera lo más normal del mundo. Yo seguía de pie a su lado, un poco incómoda ya que no tenía ni idea de dónde podría estar el Sombrerero en ese gran palacio.

―No, gracias.

― ¡Siéntate!― me gritó. Vi hacia abajo y mi asiento era un almohadón sostenido por dos temblorosos monos. Me dio pena tener que sentarme cuando la reina me gritó por segunda vez. Los pobres monos hacían fuerza con sus pequeños brazos para sostener mi gran cuerpo.

― ¡Váyanse!― le gritó la Reina a su corte; que estaba formada por personas que tenían demasiado grande algo como la nariz, las orejas, el busto, la barriga, el mentón o la frente. Todos juntos daban miedo. Se fueron dando un montón de reverencias.

― ¿Dónde estás mis chicos gordos?― preguntó la reina en forma de monólogo ―. Debes conocerlos ¡Chicos gordos!

Y detrás de una columna aparecieron los Tweedles tomados de la mano. Les habían pintado un corazón en la frente de cada uno. Ellos también eran prisioneros.

―Oh, allí están ¿No son adorables?― exclamó la Reina, enternecida ―. Hablan de una forma rara. Hablen, chicos. Diviértannos.

Ninguno de los dos habló, pero uno de ellos me reconoció. Si ellos decían conocerme, mi identidad sería revelada. Como la Reina los miraba a ellos, musité un gran "¡No!" para que ellos no dijeran mi nombre. No quería que la reina me mandara cortar la cabeza.

La historia del Sombrerero [Alicia en el País de las Maravillas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora