"Fiesta"

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Me apresuré a meterme en la ducha, le di al grifo – ¡Dios santo esta helada!-grité aunque no solucionara nada maldiciendo. Aguanté mientras el agua cada vez salía más templada y cuando terminé, me enrollé el pelo en una toalla y con otra me cubrí el cuerpo, a la vez que iba corriendo hacia la habitación; abrí el armario y me decidí por un vestido negro sin mangas, ceñido con encaje y la espalda al descubierto con unos zapatos de tacón a conjunto.

Me sequé el cabello y me hice varias ondas en las puntas para darme más volumen y para finalizar maquillé mi cara con un poco de colorete y rímel para darle un toque sexual y dejar a José calladito, hasta me atreví a rellenar mis labios con un pintalabios rojo Matte, algo inusual en mí.

¡Lista!

Estaba caminando torpemente hacia el coche, ahora me arrepiento de ponerme los tacones olvidé como se caminaba con ellos, igualmente no me da tiempo a entrar a cambiarlos por algo plano y cómodo.

Introduje la dirección que me dio José en el GPS y me puse en marcha. Un poco de tráfico y dolor de cabeza para aparcar el coche pero ya estaba allí.

-¡Valeria! ¡Aquí!-Escuché gritar a José esperando en la puerta del restaurante. Llegué hasta él, y sin esperármelo me plantó un beso en los morros que me dejó totalmente desconcertada.

-¡JOSÉ! Le exclamé ruborizándome al instante.

-No te sonrojes enfermera, digamos que soy cariñoso.

-Y tanto, no estoy muy segura de tu gusto sexual, mascullé eso último, mientras un camarero nos indicaba nuestra mesa para cenar.

La cena fue muy entretenida me gustaba como José me comentaba las anécdotas que sufrió su primer día de trabajo, como le guiñaba el ojo al camarero y le lanzaba besos mientras el camarero se hacia el desentendido. Aunque no siente vergüenza ninguna ese descaro me ha llevado a conocerle y agradecer tener un amigo en la ciudad.

Acabando de cenar me explicó donde era la fiesta y pese a que no me lo creía, la fiesta se celebraba en casa de Nara, mi jefa, por la celebración de la primavera. José insistió en desplazarnos en su coche pero preferí ir en el mío.

Por tanto, cuando llegamos me quedé boquiabierta, solo percibía música, coches y gente, demasiadas personas diría yo... Tenía la esperanza, cuando me comentó que la fiesta seria en casa de mi jefa, de que sería algo más reservado, no una fiesta por todo lo alto sin nombrar que mañana hay que trabajar.

José se acerco sosteniéndome por la parte baja de mi espalda y guiándome hacia la entrada, en la cual tuvimos que esquivar a varias personas ebrias que se desplazaban tambaleándose de un lado a otro, con cero equilibrio en su cuerpo. Cuando al fin entramos por la puerta, la música se filtraba por mis oídos y siendo el último tema de "Daddy Yanke ft Luis Fonsi- Despacito "te invitaba a bailar y moverte al ritmo de la canción.

-¡Ey Chicos! Nos llamaba Nara desde el interior de la cocina.- ¿Qué queréis tomar?

-Ron con coca-cola. Contestaba José muy animado- ¿Y tu Valeria?

-Una coca-cola gracias.

-De eso no tengo cariño, me contesto Nara con una sonrisa en su rostro –Eeentonces- titubee hasta decir –Agua mismo- los dos se miraron y comenzaron a carcajear -¿Qué he dicho ahora? Pensé.

-Te dije que era muy inocente Nara, me encanta, la pervertiremos nosotros, ¿No es genial? Comentaba José riendo excesivamente mientras Nara le daba un golpe juguetón en la cabeza.

-¿Hola? Estoy presente... no sigo vuestros chascarrillos, ¿Me podéis explicar que os causa tanta gracia? Dije mientras mi rabia se mostraba, con un tono de voz serio.

-No te enfades amor, José es un pervertido y quiere que seas como él. ¿No bebes alcohol? Por supuesto que hay coca-cola pero sin la sustancia acompañante no vale de nada, pensábamos que ibas a captar la gracia Valeria. Me dijo Nara tratando de apaciguar mi enfado.

-No me gusta el alcohol y menos llevando tacones y por cierto José ¿Quién te dice a ti que yo ya no sea una pervertida?, dije elevando varias veces las cejas.

Los dos empezaron a reír pero esta vez no de mi, o eso creo. Nara me agarró de la mano y me empujó al centro del salón donde había mucha gente bailando, los tres comenzamos a bailar locamente, me encanta bailar, amo sentir la música mientras me muevo al ritmo de ella.

La música cambió a una más lenta, Nara y José se agarraron para bailar pegados y aproveché ese momento para ir al baño, cuando llegué la puerta estaba cerrada y toque un par de veces, tres, cuatro no aguantaba más... cuando procedí a aporrear por quinta vez un chico inevitablemente guapo salió con agresividad y con un pequeño golpe en el hombro me tiro al suelo para seguir su camino.

-Gracias, no me ayudes, ya puedo yo sola, ohh eres todo un caballero, no te disculpes ¡¡¡¡IDIOTA!!!! Gritaba con sarcasmo mientras me intentaba poner en pie y entrar al baño del que salía una chica rubia colocándose el vestido con la pintura labial esparcida por su rostro.

Al salir del baño me dirigí a donde estaban Nara y José que ahora eran acompañados por dos chicas, acercándome divisé que eran dos de las tres auxiliares que se rieron de mí en la mañana. Intentaré olvidarlo, total como José me comentó, ellas tuvieron la misma experiencia o peor que yo.

José me vio llegar y me agarró de la cintura para menear las caderas, parece estar sincronizado conmigo mientras bailábamos una bachata de Romeo Santos, cuando la canción terminó salimos fuera al porche de la casa a que nos diera el aire, en ningún momento me dirigí a las dos chicas, no presté atención a sus cuchillejos, pues preferí ignorarlos mejor. Nara y José estaban saludando a unos conocidos cuando ellas dos, sintiéndose incomodas, me imagino, se presentaron al unisonó.

-Tú eres Valeria ¿No?, somos Paola y Cristín. Dijeron con rin tintín.

-Sí, Valeria Cortey encantada, veo que ya sabéis mi nombre, les conteste amablemente.

-Sí, todo el Hospital habla de la torpe chica depresiva, me contestó la pelirroja burlándose mientras codeaba a su amiga y se reían.

No pude contestar, me quedé en shock, no me salían las palabras, solo quería desaparecer de esa estúpida fiesta, me giré hacia José para fulminarlo con la mirada mientras me disponía a marcharme, toda la culpa la tiene él, él fue el único que vio las pastillas caerse. Que ilusa soy al pensar que podría llegar a ser mi amigo, solo me ha traído aquí para reírse de mí. Tenía muchas ganas de llorar pero no le iba a dar el gusto al dueto de lagartijas.

Me di la vuelta cuando escuché bullicio en el interior de la casa.

Gritos, chicas llorando, botellas de vidrio rompiéndose, voces incitando a lo que parecía ser una pelea... Cuando el caos inundó la casa, todos parecían querer salir a la vez, o sea, fui empujada por una oleada de gente corriendo hacia sus coches. Cuando pude escabullirme del bullicio vi la causa del caos, dos chicos estaban agarrándose a puñetazos. No era capaz de observarlos bien, solo a uno de ellos que llevaba una botella rota en la mano y se acercaba a su contrincante para dañarle con ella.

Cuando comenzaron a sonar las sirenas de los coches policiales aproximarse, hubo una estampida abismal, con paso apresurado me metí en el coche y puse rumbo a mi casa, se había armado la madre!

He sido una tonta al aceptar la invitación de José, solo lo hizo para reírse de mí con sus compañeras y quedarme en ridículo. Pensé que sería una humilde fiesta y resultó ser una llena de peleas y alcohol, con esto me doy a mi misma la razón de que las fiestas no son lo mío.

Al cabo de unos minutos llegué a casa, ¡Por fin! Tiré los zapatos que me estaban matando hasta decir basta, luego retiré el vestido y me metí en la cama, procesé todo lo ocurrido en la fiesta comenzando por el idiota, irresistiblemente guapo del baño que me tiró al suelo, hasta cuando las dos lagartijas se rieron de mí. En todo caso, no tengo fuerzas suficientes para maldecir a nadie, el sueño puede conmigo y mis párpados cada vez pesan más... Antes de caer rendida recibo un mensaje, pero no soporto más el sueño y cierro los ojos.

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