•Estrellas sin destellar•

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Aún lo recordaba. Lo que le hicieron. Como la trataron.
"No te haremos nada malo, pequeña"
Los gritos ahogados que quedarón grabados en su memoria.
"No corras"
Los golpes. Esos fríos golpes. Su padre. Aquel hombre que intento protegerla de todo aquello.
"¡Corre, hijita, corre!"
Sus pasos que corrían por la acera. Con esperanza de que no la encontraran.
"No corras. Igual te encontraremos"
La sadica risa que calcomía sus sueños. Los fríos brazos que la atraparon.
"No escaparas de esto"
El cuerpo de su padre. La sangre. Las lagrimas.
"Hijita..."
Aun lo recordaba. Lo que le hicieron. Como la trataron.
Y eso nunca desaparecería de su mente. Y lo sabía. Maggie lo sabía.
Cada vez que entraba en ese hospital. Los recuerdos llegaban a su mente.
Su padre había dado su vida. Para encontrar el dinero para el tratamiendo de su hija. Pero lo estafaron.
Derramaron su sangre y lastimaron a su hija. La pelirosa no había podido conciliar el sueño más de tres horas después de ese accidente.
Ese recuerdo nunca se iría.

El hospital estaba como todos los días, con personas tosiendo por todos lados. Doctores y enfermeras corriendo por los pasillos, haciendo retumbar el suelo. Los murmullos casi inaudibles, y los gritos secos, hacían que el lugar se viera envuelto en un extraño aire de deseperacion.
Pero a Maggie no le importaba. Para ella. Ya estaba muerta.

-Señorita Maggie. Pasé.

Entró a una sala reconocible en sus pesadillas. Con paredes de color blanco y piso de madera. Había un escritorio, una camilla, una balanza y otros extraños artefactos que no supo nombrar.
La doctora la examinó. Como siempre. Con una expresión indefinida de tristeza y seriedad.

-El Cancér se ha extendido.

Maggie solo asintió. No tenía esperanzas de vida. Tampoco tenía dinero para el tratamiento. Solo visitaba ala doctora para ver como estaba.
Salió de ahí con el mismo rostro. Mirando a la nada.
Sintió un punzante dolor en el hombro que hizo que cayerá. Pensó que estaba desmayada. Pero escuchó una voz a la distancia.

-¡Uy Perdón! ¿Estas bien?

Era una voz agua. Un poco chillona. La reconocío al instante.

-¿Eres la chica rara del campamento?

- ¡Sipi, la misma, tan loca como un payaso con peluca de goma de mascar!

Con ayuda de la albina se levantó
"¿Que hace ella aquí?" Se preguntaba la ojirosa. Pero su contraria respondio la pregunta antes de que ella abriera los labios.

-Estoy aquí por madre. Esta enferma y debo venir a verla todos los fines de semana

-Ajá...bien...debo irme. Adiós chica rara.

-Soy Marionette. Pero como me caes bien, puedes decirme Mai, o elefante volador. Como tu quieras

Parecía muy divertida con lo que acababa de decir. A Maggie también se le escapó una risita.

-Bien...Marione-...digo...Mari. Yo soy Maggie. Pero debo irme. No tengo tiempo para charlar. Adiós.

Se dispuso a irse sin decir nada más. Pero la voz de su nueva "amiga" no se lo permitió.

-Vamos, esto es aburrido. ¿No quieres ir al parque?

Volvió a ponerse frente a la pelirosa. Con un puchero.

-Este...

-No te librarás de mi tan facilmente.

Agarró del brazo a Maggie y tiró de ella hasta conseguir que la siguiera.
La guió hacia un parque, donde solo habían dos hamacas.
Lo otro estaba cubierto de cesped. Habían unas pocas flores cubiertas por el pasto, dificiles de ver a esas horas de la noche.
Un manto de estrellas cubriá todo el cielo, tintineando sin parar, creando una sinfonía de destellos.
La albina se sentó en una de las hamacas y comenzó a mecerse. La ojirosa no tuvo más remedio que seguirle el paso. Pero empezaba a divertirse, a veces soltaba risitas, o sonrisas timidas. Marionette se la pasaba contando historias, chistes y cosas sin sentido, a lo que Maggie respondía con uns risa, cada vez menos tímida.

-¿Y tu que hacías en el hospital?-Preguntó derepente

-Eh...bueno...tengo una enfermedad...y debo ir al doctor para que me vea.

-¿Que tienes?

La albina parecía preocupada por la Nightmare, cosa que le sorprendio a la contraria. Pues nunca había tenido una amiga que se preocupara por ella.

-Cáncer de pulmón...

Marionette paró de hamacarse y se acercó a su amiga. Abrió sus brazos y dijo:
-¡Abrazo de oso!
Luego se sentó sobre sus piernas y la abrazó. A la pelirosa nunca la habían abrazado con tanto cariño. Sintío una pequeña lagrima aterrizar en los cabellos de su amiga. Pero logró controlar las siguientes.

-Lo lamento por ti. Eso mismo tiene mi mamá

"¿Cómo una chica podía tener a su madre en ese estado y seguir animando a los demás, y no así misma?" Se preguntaba Maggie, correspondiendo el abrazo de la albina que comenzaba a destellar lágrimas.

-Gracias por ser mi amiga, no tengo muchos amigos-Dijo en medio del llanto

Las piernas de la albina estaban sobre las de la pelirosa. Sobre la hamaca. Maggie no sabía que hacer. Esa chica que la había animado tanto, estaba triste. Por dentro, estaba destrozada. Necesitaba alguien que la protegiera. Y Maggie iba a ser ese alguien.

-¿Mai...? ¿Estás bien?

Pero la albina no contestó

-¿Mai? ¿¡Mai?!

Nadie

-¿¡Mai?!

Nada

-¡Mai!

Solo estrellas

-¡Por favor responde!

Sin destellar

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HOLIWIS! SUSPENSO-CHAN ATACA! okno. ¿Qué le pasará a Mai?

-Que quieren que pasé en el proximo capítulo?

-¿Qué le paso a Mai?
-¿Qué paso con Golden y Fred?

Gracias a: multyhappy Nelly_mp BeDifferent17 Por siempre alegrarme!! Las amodoro!!
También gracias a: z0z0chanchan --ImLau-- LuminaNight y a MaryChannn Por votar la historia!! 💜
A ustedes también lectores!! Asique comenten asi puedo ver sus opiniones!! <33

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Nos vemos en el proximo capítulo!

-Mei Fuera!

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