Beauty [Yuri!!! On Ice]

5. Recuperando clases

Notas de Ukyo: H-hola(?) Perdón. He tardado el doble de lo que normalmente tardo. Parte de la culpa son el inicio de mis clases y otra un pequeño bloqueo por lo saber cómo escribir el capítulo. Well... ¡ya está! Puede que algo "aburrido" pero necesario para el siguiente capitulo

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Beauty

Recuperando clases

Miss Connie va delante de ellos, guiándolos hacia el que será su salón de clases por esta ocasión, puesto que, el aula 103 se halla ocupada. Cuando la docente está por terminar el primer tramo de la escalera y ellos a penas por comenzar a subir, innumerables pisadas resuenan en los niveles superiores y pronto en los escalones de metal. Sin esperarlo, de un momento a otro, una gran multitud de personas bajan a paso apresurado, viéndose obligados a ponerse a un costado de la baranda de seguridad para evitar interrumpir el paso.

Los segundos y minutos que pasan son eternos. Las personas bajan, bajan y siguen bajando, sin la intención de detenerse ni por un instante. Parece no tener fin y ellos se están cansando de tanto esperar. Las personas que pasan enfrente de él son estudiantes del turno tarde, los cuales superan por mucho a los de la mañana. Muchos de ellos están conversando entre sí, otros distraídos con el teléfono móvil en mano y algunos inmersos en su propio mundo.

No pueden hacer mucho, solo ver, esperando que pronto acabe, hasta que finalmente sus peticiones son escuchadas por algún ente todopoderoso. El ambiente vuelve a su lúgubre silencio habitual y las escaleras quedan despejadas.

Por encima de la barra de seguridad, la profesora de inglés se asoma con cuidado, observando a sus alumnos por un par de segundos, para luego, indicarles con un además que se apresuren en subir. El tiempo es oro.

-Let's go, guys.

Uno al lado del otro, Yuko y Yuuri empiezan a subir el camino escalonado, dejando atrás a su compañero de rubios cabellos y entrecejo fruncido. No dicen palabra alguna, el sonido de sus pisadas en los escalones es suficiente. Mas Yuuri no se siente completamente a gusto con ese silencio casi absoluto.

No necesita tener ojos en la nuca, ser adivino o darse la vuelta para saber lo que pasa detrás de él. También, percibe que a comparación de sus propios pasos que son suaves y lo más silenciosos posibles, los que van atrás son toscos y ruidosos.

-Estoy aquí. No me ignores.

Sin dar paso al razonamiento, actúa sin previo aviso. Detiene su paso de forma abrupta, acto que toma por sorpresa tanto a Yuuri como a la persona que viene tras él y de la misma forma que su andar se inmoviliza, siente como algo colisiona fuertemente contra su mochila.

Da la vuelta, solo para encontrar el rostro molesto del adolescente, quién está sobando su nariz a manera de apaciguar el dolor mientras suelta monosílabos incoherentes en un idioma que desconoce, que por la forma en cómo son pronunciadas, supone que se trata de maldiciones.

-¿Qué te pasa?

La pregunta suena ruda. El disgusto es palpable en cada fonema.

-¿Yuuri?

Yuko lo llama al darse cuenta de su ausente presencia a su lado. Él no sabe a qué pregunta responder primero. Da una rápida vista al menor y luego a la muchacha que lo mira con obvia confusión.

-Lo siento.

Con un leve inclinamiento de cuerpo, típico de su cultura, ofrece una disculpa ante el daño causado por su tan precipitado actuar y sin esperar respuesta alguna, emprende una veloz carrera escaleras arriba. Pasando de Yuko, que se queda con la palabra en la boca por el extraño comportamiento de Yuuri.