Help Me Understand [YuuYu]

{a.a.o.k.}

Al salir de la casa de Yuuri, el ruso en verdad se sentía miserable. En un principio había sentido como si hubiera logrado un progreso entre la relación de su ángel y él, pero al parecer, la desconfianza y el temor que el japonés sentía hacia Yuri habían opacado la supuesta amabilidad y gentileza que en algún punto de la tarde Yuuri había mostrado. Era exasperante estar tan alterado por un adolescente, cuyos sentimientos y decisiones no eran estables y cambiaban con cada segundo que pasaba. Caminó sin rumbo algo, deteniéndose en una tienda local para comprar una cajetilla de cigarrillos y un encendedor. No disfrutaba mucho el fumar, pero se sintió obligado a tratar de relajar su cuerpo con alguna distracción externa. Debía seguir insistiendo, y a pesar de verse como un estúpido obsesivo, Yuri seguiría intentándolo, porque sabía que tarde o temprano, Yuuri se daría cuenta de cuánto lo necesitaba en su vida. ¿Y si algún día su ángel recordaría todo lo que vivieron hacía varios años? ¿Y si algún día su ángel lo reconocería como alguien que alguna vez protegió y amó? Se sentía agobiado por tantas preguntas que quedaban en el aire esperando por una respuesta. Fumó su cigarro distraídamente, ignorando a los civiles que caminaban a su alrededor. El cielo había tomado un color naranja que le daba la bienvenida a la noche. El sol se estaba ocultado, pero Yuri no tenía ánimos de regresar a su hogar. Deambularía por las calles cuanto fuera necesario, pero necesitaba con urgencia despejar su mente.

Tenía que decírselo a alguien. Tenía que confesarle sus problemas a una persona, expresar con palabras lo que estaba sintiendo, transmitir a un confidente lo que le molestaba. ¿A caso contaría la historia tal y como era, o alteraría la misma para no parecer como un completo enfermo mental? Estaba asustado, pero en verdad necesitaba a alguien si no quería sumergirse en la locura.

Primero pensó en Viktor. Era un hombre sensato y maduro cuando se lo proponía, pero la mayoría de las veces era infantil y tomaba todas las cosas a la ligera. No solía dar buenos consejos, y sus decisiones siempre estaban influenciadas por su actitud de libertad e independencia, algo que no todos tenían el privilegio de gozar. Después pensó en JJ, pero en cuanto su rostro apareció en la mente de Yuri descartó la idea. Ciertamente no quería escuchar a un estúpido reírse de su miseria en esos instantes. Eso lo dejaba solo con Otabek, y la idea no le pareció tan mala. Otabek era serio y calculador, pensaba antes de hablar y meditaba cada cosa que decía y escuchaba. Definitivamente Otabek era el más rescatable entre ese grupo de amigos.

Caminó hacia su casa sin ánimos, sabiendo que sería más fácil simplemente tomando un taxi. Pero quería sentir el aire de la noche estamparse contra su piel, y no fue sino hasta después de treinta minutos que llegó a la casas del kazajo. Tocó la puerta tres veces, cansado, su respiración agitada como si hubiera corrido para llegar y una sensación de sequedad en su garganta, además de que su boca sabía extraña, y se juró a sí mismo nunca volver a fumar en lo que le quedaba de vida. No tardó mucho para que la puerta frente a él se abriera, y Otabek se mostró sorprendido e intrigado al verlo.

—¿Yuri? ¿Qué haces aquí? —estudió el aspecto del muchacho frente a él y arqueó una ceja, cruzándose de brazos mientras se recargaba en el marco de la puerta—. ¿Viniste corriendo hasta aquí?

—No, sólo que fue una caminata demasiado larga —Yuri explicó entre bocanadas de aire—. ¿Me dejas pasar? —Otabek suspiró, pero una sonrisa se formó en sus labios, haciéndose a un lado y permitiéndole al ruso adentrarse en su humilde hogar. Lo condujo hasta la sala de estar, donde ambos tomaron asiento en un silencio un tanto incómodo.

—Gracias por venir a apestar mi casa —Otabek dijo refiriéndose al hedor a cigarro que estaba impregnado en la ropa de Yuri. Éste soltó una risa burlona, encogiéndose de hombros—. ¿Y qué te trae hasta mi casa, Yuri? No es que no valore tu compañía, pero ya es entrada la noche, y nunca habías venido solo.