{i'm too young to feel so numb}

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Yuri no podía creer lo que estaba viendo, y ninguno de los dos pudo escuchar al hombre salir del auto que estuvo a punto de atropellarlos, exclamando disculpas con una voz gruesa y un tanto alterada. Su ángel..., era su ángel. Sus bellas alas lo estaban protegiendo, y jamás en su vida se sintió tan seguro como en ese momento. Yuuri se veía asustado, incluso paranoico. Tenía los ojos abiertos ampliamente y sus iris cafés gritaban por respuestas, pero lo único que el rubio pudo hacer fue permanecer en una clase de trance observando con detenimiento a su ángel, el cual lo había salvado. Lo había vuelto a salvar. Soltó un suspiro cargado de alivio con lentitud, y cuando la voz del hombre llamándolos se volvió exageradamente insistente y molesta, ambos despertaron de la sorpresa. Yuri se puso frente a su ángel, protegiéndolo de cualquier posible amenaza. El hombre parecía ajeno a lo que había pasado, y varias personas habían detenido su caminata para observar lo que pudo haber sido un desastroso accidente.

—¡Dios mío! ¡Es un alivio que estén bien! —exclamó, elevando los brazos al aire con una gran sonrisa en su rostro—. ¡Ha sido un milagro! El coche se ha detenido a escasos centímetros de haberlos tocado —Yuuri se sintió confundido y empezó a observar su entorno, mirando a los citadinos que grababan la escena con emoción pero al mismo tiempo con una mezcla de confusión. ¿Qué acaso no las veían? La sorpresa y el miedo desaparecieron del cuerpo del japonés cuando notó que nadie prestaba atención a sus alas, las cuales seguían en su espalda, extendidas hacia sus lados, pero así como se fueron la sorpresa y el miedo, regresaron casi al instante y comenzó a entrar en pánico, su corazón latiendo con fuerza contra su pecho mientras su respiración empezaba a tornarse errática. Yuri percibió el cambio de humor del japonés, y enfocó su atención en el conductor.

—Un verdadero milagro. Lo siento, pero tenemos que irnos —y tomó a Yuuri del brazo, arrastrándolo de vuelta al callejón por el cual el japonés había llegado. Yuuri no reaccionó al agarre; sus ojos estaban perdidos en la nada mientras trataba de aceptar la idea de que auténticas alas estaban en su espalda. Cuando Yuri estaba seguro de que nadie los vería, estampó con suavidad al japonés contra la pared, mirándolo con el entrecejo fruncido y sus ojos brillando. Abrió su boca pero inmediatamente después la volvió a cerrar, y sus iris verdes se centraron en las bellas alas que estaban sujetas al menor. Estiró su mano con lentitud hacia ellas, como si tuviera miedo de que desaparecieran de pronto, y después de unos segundos finalmente sintió la suave textura de las plumas bajo las yemas de sus dedos. Un sonrojo cubrió las mejillas de Yuuri, pues al sentir la mano del ruso posicionarse sobre sus alas, una sensación electrizante recorrió todo su cuerpo hasta el punto de estremecerse—. Ellos..., ellos no las vieron —murmuró más para sí mismo que para el japonés. Continuó acariciando las plumas con extremada gentileza, temiendo ocasionarles algún daño—. Eres mi ángel, Yuuri..., mi ángel.

—Yuri —el menor lo llamó, tratando de ocultar su sonrojo. El rubio simplemente le asintió para indicarle que prosiguiera—, dime qué está pasando, por favor —pidió con voz temblorosa, y fue entonces cuando Yuri posó sus iris verdes sobre el japonés, notando su ruborizado rostro y sus ojos llorosos. Estaba asustado, y el rubio no lo pudo culpar, él mismo estaba sintiendo tantas cosas dentro de sí. Eran demasiadas emociones encontradas que se amontonaban en su interior hasta querer asfixiarlo. Sonrió con torpeza y dejó que una risa sin aliento escapara de su boca, y en el júbilo del momento Yuri se dio la libertad de encerrar con sus dos manos el rostro de Yuuri, colocando sus palmas sobre las mejillas del menor. El japonés no pareció importarle semejante acto de afecto. Las dudas y las preguntas buscaban volverlo loco, y el nudo en su garganta no lo estaba ayudando en lo absoluto, pero al ver a Yuri frente a él era como si una calidez imposiblemente inhumana lo embriagara por dentro. Se sentía seguro, y quiso abrazarlo, pero se abstuvo de hacerlo.

Help Me Understand [YuuYu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora