Casa Cabello II

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—Lauren...- advirtió la menor— ¿No que sería la última vez?¿Qué pretendes?— preguntó Camila.

—Aprovecha que no estoy en mis cabales...¿Jugamos a "ladrón anda suelto"?— Lauren se paró del sillón.

—¿Qué?— Camila quedó atónita.

—Corre, que está por salir— avisó la ojiverde.

Este juego, valga la redundancia, se jugaba en fiestas y de hace un buen rato que no lo jugaban.

Camila entendía que al correr empezaba el juego, así que salió lo más rápido que pudo a esconderse a su pieza debajo de la cama.

Gran idea, se dijo así misma con ironía.

Sentía adrenalina y estaba excitada hasta más no poder, el hecho de que Lauren la persiguiera y jugara así con ella la tenía empapada y desesperada porque aún no la encontraba.

La mayor se había transformado totalmente, seguro por las copas del vino blanco que se tomó en la cena.

De pronto oyó unos pasos por el pasillo y de golpe, su puerta se abrió.

Mierda, pensó.

—Ando buscando a alguna señorita que ande sola por aquí— comenzó a decir Lauren con la voz firme- ¡Por el bien de ella espero encontrarla de una vez para saciarme!— gritó la pelinegra mientras daba vueltas por la pieza de Camila.

Camila se exaltó de sobremanera haciendo que unas cosas debajo de su cama sonaran, alertando a Lauren quien aún se paseaba.

La pelinegra se paseó unos cinco minutos y salió nuevamente en busca de Camila.

Lo que la menor no sabía era que Lauren estaba aguardando a la salida de la habitación...

Camila se deslizó con cuidado y logró salir. Se paró con cautela y vio a Lauren entrar y dirigirse hacia ella como si fuera su presa. La aventó a la cama sin sutileza, lo que excitó mucho más a la morena que rogaba por la Lauren agresiva y salvaje que la tenía cautiva.

—Ni la policía te salvará— susurró Lauren chupando el cuello de la menor. Camila hacía su papel de víctima y forcejeaba ante el agarre de Lauren, tironeaba y jalaba.

—No me lastimes, por favor— suplicó Camila, lo que encendió más a la ojiverde.

—¡Cállate!— gritó la mayor haciendo gemir a Camila.

Lauren comenzó a besarla apresuradamente y sin convicción, sin dudas llevaba muy enserio su papel, Camila fingiendo, ya no daba más con los labios cerrados y apretados quería responderle a Lauren de la misma manera.

—Quieta— ordenó Lauren al ver cómo Camila quería tocarla desesperadamente— Si haces todo lo que te diga y te portas bien... no dolerá— Lauren puso las manos de Camila a los costados de su cabeza en el colchón, dándole la señal de no moverlas de ahí— ¿Tienes miedo?— preguntó al sentir un poco tensa a la menor— Tranquila— la intentó calmar— Soy gente de paz, yo follo con amor no hago guerra— dijo la mayor bajando sus labios hasta el abdomen de Camila, donde dejó algunos chupetones y mordiscos bruscos. Con cada movimiento y fricción, la castaña se removía en el colchón, seguían jugando, y todavía faltaban cosas.

Luego de estar en su vientre torturando a Camila, Lauren decidió quitarle el vestido a la morena y sin piedad rompió la prenda por la parte delantera dejando expuestos los pechos de la menor, se veían en la punta unos apetitosos pezones erguidos y rosados.

Lauren no se resistió a degustar de bocados.

Succionaba impacientemente y veía a Camila sufriendo, ya no estaba en su papel de víctima asustada y eso enfadó a Lauren un poco.

Bajo el mismo techo (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora