¡Camila!

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-Eh, eh, con cuidado...

-Ay, no te quejes Blanquita- se burló Normani de Lauren, mientras empujaba la silla de ruedas por la acera que daba hasta las escalerillas de la entrada de la casa.

La ojiverde había salido del hospital y  Normani y Dinah habían pasado por ella para dejarla en casa de Camila.

La Polinesia tocó la puerta.

-¡Mierda Dinah! Que hay timbre, que el timbre se toca para que no golpees la puerta- reprochó la castaña apenas abrió la puerta.

-¿Así es cómo me tratas cuando me he tomado la molestia de traer al estorbo de tu mujer?

-Que ella no es mi mujer- murmulló Camila dándole un beso en la mejilla a su amiga.

-No aún- le susurró Lauren a Normani inaudiblemente y esbozó una sonrisa pícara.

-Entren- dijo Camila- Hola, Lolo.

-Hola, Camz.

Detrás de Normani y Lauren venía muy embobado Drake, pegado a su celular.

-Drake, ya deja ese maldito celular y entra a saludar- habló Dinah un poco molesta- ¡Normani Hamilton! Te dije que no le compraras el celular, que era muy pequeño para uno, ¿ves? Ahora no se despega de el.

-Drake, hazle caso a tu madre para que no me golpee, ¿sí?

-Está bien, mami- respondió el niño y guardó su celular en el bolsillo trasero de sus shorts- Hola, Tía Mila- Drake se acercó y depósito un beso en la mejilla de Camila- ¿Puedo quedarme hoy aquí?

El moreno puso su mejor sonrisa de pequeños dientes.

-Ya decía yo que era demasiado amor, siendo el hijo de Dinah...- Camila sonrió amorosamente y tomando las mejillas del pequeño, dejó un beso en cada una.

La respuesta era más que clara.

El chiquillo corrió contento a la habitación de Emily.

-Ahí está tu problema, bebé, no tienes para qué gritarle, entiende con palabras suaves- Normani se dirigió a Dinah por el modo tan brusco de haberle hablado a Drake antes.

-Ni me hables, hablaremos en casa- Dinah entró a la casa con Camila para ir a la cocina.

-¡A alguien la van a castigar!- molestó Lauren ya en la puerta.

-Mejor cállate que si no, no te ayudo con tu estúpida silla- dijo Normani forcejeando para que entrara.

Lauren se calló pero aún no dejaba de reír. Se escucharon las risas de Camila y Dinah, y ambas chicas, luego de batallar con la puta silla de ruedas, lograron entrar.

-¡Hasta que llegan!- alegó Dinah sentada al frente de la isla de la cocina.

-Amor, hubiera sido genial algo de ayuda de ustedes dos, así hub...

-Ni me hables, amorcito- Dinah dijo irónicamente.

-Está bien.

-Y a esta, ¿qué le pasó?- preguntó Lauren en un susurro a Normani.

-Andrés...

-Oh... Ya veo.

Ambas rieron y voltearon a ver a las otras dos.

-Y... Ya que te la trajimos, te la dejamos para que te la cojas bien, que te hace falta una...- Dinah no alcanzó a terminar la frase porque Camila le había tapado la boca.

-¿Qué cosas dices? No jodas...

-¡Ya Mila! No finjas- continuó Normani riendo junto a su esposa.

Bajo el mismo techo (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora