Memorias de Lauren II

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M E M O R I A S    D E    L A U R E N  II
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Llamada

-¡Hola, Mujercita de chocolate!

-Hola, Jauregay.

-Uy... ¿Y ese ánimo?

-Este crío que me tiene algo cansada, osea... Tú ya sabes, no creí que ser madre iba a ser tan complicado.

-Pero ya sabes lo que dicen, complicado pero hermoso.

-Además, Dinah anda en uno de esos días, tengo mucho papeleo en la oficina y Drake no deja de llorar, para variar no sé dónde se habrá metido esta mujer, odio a su jefe...

-Tranquila Mani, no pienses cosas que no son, ¿vale?

-Okay... Pero dime ya, ¿estás en tu departamento instalada?

-¡Sí!

-Maravilloso, Laur, felicidades.

-Wow, yo... No sé, se siente raro, pero nada que no se arregle con la costumbre.

-Espero que salgas del departamento y tu noviecito igual, no se vayan tan rápido de pervertidos.

-Mmm, nada de eso, Normani, aunque si se da... Se da, dime que tú y Dinah no hicieron nada cuando se mudaron solas por primera vez.

-¡Está bien! Tú ganas.

-Siempre gano. Mmm... Entonces...

-¿Entonces?

-Te llamaba para la fiesta por la mudanza.

-¿Hay parranda?

-Sí, pero todo va a ser muy calmado, un ambiente familiar, ya sabes.

-¡Sí que sé!

-Una escapada a la rutina no les hará mal, es el sábado, ya invité a Ally y a Camila aunque no creo que venga, aparte vendrán Louis y Harry, sólo faltan ustedes dos, también vendrá Alexa y Vero, toda la pandilla LGBT en mi apartamento.

-¿Toda la secundaria?

-Algo así, aunque ustedes estaban de pendejas en los cursos menores.

-Que hayamos reprobado unos cuantos grados no tiene nada de malo, Lauren.

-Es que no fueron unos cuantos, Normani.

-¿A qué hora el sábado?

-¿Ves cómo desvías el tema?

-Dime ya... Drake quiere comer y ya es la hora de dormir. Llamas muy tarde.

-Está bien, el sábado a las nueve.

-Claro, lo hablaré con Dinah.

-Le dicen enamorada, le dicen Mani, le dicen Normani la gobernada.

-¡No me digas así!

-¿Estoy mintiendo?

-¿Has visto a mi amorcito enojada? Porque no te gustaría verla enojada.

-G O B E R N A D A.

-Que te den, Jauregui.

-Yo igual te quiero, Chocolatito.

-Adiós, Drake te manda un beso.

-Dale un beso de mi parte.

Fin de la llamada.

-¿Con quién hablabas, Laur?- preguntó su prometido.

-Con Normani- respondió la ojiverde acercándose a abrazarlo.

-¿Por qué tardaste tanto?-.

-Le explicaba lo de la pequeña reunión del sábado, ella y Dinah vendrán, a lo mejor con el pequeño Drake- sonrió recordando a su sobrino.

-¿Te imaginas? Un pequeño con nosotros, que nos viéramos como una familia- comentó el castaño con un atisbo de esperanza.

-Hey, qué apurado me saliste, amor, ¿un bebé a esta edad? Gracias, pero no gracias- contestó amable la pelinegra.

-¿Por qué no?-.

-Por que aún no termino la carrera y quiero hacer muchas cosas más, bebé-.

-Pero ni siquiera lo pensaste, sólo imagínate-.

-¿Yo como una madre? Ni lo sueñes, todavía es muy pronto-.

-Vale, aún es muy pronto, pero no te salvas de casarte conmigo, ¿me escuchas, ojiverde?- bromeó el chico y abrazó a su chica por la cintura para unir sus labios.

-Mmm, eso no lo sé, quizás me arrepienta, castaño- Lauren le dio un guiño a su novio, soltó una carcajada y corrió a la habitación principal.

¡Huye, te voy a comer!- advirtió el chico y fue a la habitación.

El castaño al entrar se lanzó a la cama viendo que la habitación estaba vacía, pero al momento de relajarse sintió el liviano cuerpo de su prometida encima de él.

-¿Sabes que nuestro closet es muy grande, amor?-.

-Así que ese es tu escondite... Ahora lo sé y no podrás esconderte más ahí- recomendó el chico y enseguida empezó a besar a su novia.

Se posicionó entre sus piernas y la ojiverde, por instinto, las abrió para envolver la cintura de su novio con ellas. El castaño se volvió más pasional y tosco en su tacto, haciendo despertar a Lauren de aquel adormecimiento de sensaciones placenteras.

-Hey, para... Para-.

-Vamos, ¿qué pasa?- logró hablar el chico sin parar de besar a Lauren.

-Que te digo que pares, hoy no quiero-.

-¿No quieres? Tú siempre quieres- el chico la seguía besando y Lauren lo trató de empujar por los hombros sin conseguirlo.

-No, hoy no- argumentó nuevamente la ojiverde sin conseguir que su prometido se hiciera a un lado.

-Vamos, Mon amour, sabes que te gusta, a mi también me gusta mucho, tú me gustas mucho-.

-¡Te he dicho que no!¡No quiero!¡Cuando digo que no, es porque es no!- gritó Lauren haciendo cesar todo movimiento no deseado por ella.

El chico se levantó de la cama y se sentó inmediatamente.

-Yo... Lo siento, Laur, no quise, no sé qué pasó- el castaño se acercó a tomar las manos de Lauren y las besó tiernamente.

-Creo que sé decidir qué quiero, que eso te quede claro, ¿okay?- dictó firmemente la pelinegra.

-Por supuesto, sólo me dejé llevar, nunca haría nada que tú no quisieras, ¿estamos bien?-.

-Sí, sólo me asusté cuando no te detenías-.

-Haremos lo que quieras tú, cuando lo quieras tú y como lo quieras tú, yo nunca te lastimaría, Mon amour- se retractó el joven y dejó la habitación de los dos para darle el espacio a Lauren de sentirse en confianza y acercarse cuando se sintiera cómoda.

Lástima que las palabras se las lleva el viento...

Bajo el mismo techo (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora