La mejor cerveza del mundo

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—Ahora veo en lo que estaban ocupadas— alzó las cejas la polinesia— Así que ya que no follaron, cuénteme todo... ¡Ah! Pero antes le aviso a Ally que no vamos ninguna de las tres a la segunda fiesta.

Luego de realizar la llamada y recibir un interrogatorio por parte de la Monja y luego sus mejores deseos para que todo saliera bien, Dinah escuchó atenta a cada detalle mientras Lauren le daba un biberón a la pequeña hambrienta.

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—Espera... T-te han dejado un bebé y... Y... Y...— Dinah se paseaba de allá para acá nerviosa— Tú sabes lo que implica eso, Lauren. Un niño no es cualquier cosa. No es lo mismo que tener una mascota.

—¡Qué va Dinah!, ¿tú crees que no he pensado en eso ya? Sí, sí sé lo que implica y que me la ha dejado a mí la maldita esa— soltó con despecho Lauren— Y pienso que lo mejor es hablar con una asistente social o algo así, no sé... Tú, Dinah, ¿no tienes algún contacto para ver?— preguntó Lauren dejando a la bebé recostada en su cama.

—Sí, podría preguntarle a uno que otro amigo...

—Sólo... Primero...Primero hay que ver si Lucy la puso como su hija y podríamos ver— comentó Lauren.

En ese momento entró Camila con una bandeja con tazas de café para las tres.

—Si la inscribió en el registro civil tiene más posibilidades de entrar a un buen recinto donde la cuidarán bien...Pero si no...

—Dícelo Dinah— interrumpió Camila— Dile que si no está inscrita la tomarán y la llevarán a un orfanato donde quién sabe lo que le pasará— finalizó la castaña con ira.

—Camila...— advirtió Lauren.

—No, Lauren, nada... Eso es lo que haces, nada. Mírala bien, es una bebita, la abandonaron sin más, ni sus supuestos "abuelos" la quieren.

—Bueno, Lauren, ¿tú no te la quedarás entonces?— le preguntó Dinah.

—Yo... Dinah no lo sé, ¿tú que opinas?— Lauren preguntó con miedo a la respuesta.

—¿Mi opinión cuenta? Osea... Lauren sabiendo que soy madre, ¿me lo preguntas igual?— respondió Dinah.

—No sé nada de niños pequeños.

—¿Y piensas que te dejaría sola en algo como esto?— intervino molesta la morena.

—Entonces lo que tengo que hacer es quedármela ¡Y jugar a ser mamá?— ironizó la ojiverde— No, chicas, tú y Camila no se ponen en mi lugar, creo que soy la menos indicada para ser madre, no estoy lista aún, lo mejor es llevarla a...

Lauren no encontraba las palabras ante la mirada de la castaña que estaba sentada en el sofá de la pieza con las piernas cruzadas.

—Lo sabemos Lauren, yo también digo que eres la última persona en la tierra para tener un hijo y la menos preparada, pero, ¿quién dice que alguien está capacitada para ser madre? ¿Me vas decir que ahora se tiene que aprobar un curso o pasar un test?

—Sólo sé... Que esta niña no me la voy a quedar— dictó firmemente y para Camila fue suficiente, esa fue la gota que rebalsó el vaso.

Furiosa, se paró de ahí sin el mayor cuidado y salió a zancadas de la habitación de Lauren, bajó las escaleras, tomó su abrigo y descolgó sus llaves.

Dinah se quedó a acompañar a la ojiverde que estaba aterrada por no saber qué pasaría, sólo deseaba que el "bulto" saliera de su vida cuanto antes.

Luego de una hora, la Polinesia se fue contestando todas las preguntas que Lauren le hacía. Le dejó a la bebé bien abrigada con un improvisado nido debajo de las mantas de Lauren y se fue porque ya era lo suficientemente tarde y su esposa la esperaba en casa, al igual que su hijo.

Bajo el mismo techo (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora