No sé vivir sin ti

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Camila llegó derrotada, la cabeza le dolía, los pies le pesaban, sus ojos ardían y sentía un vacío tan grande..

Giró el pomo de la puerta con extrema lentitud.

Tiró su bolso y abrigo al suelo apenas entró.

Su amor... Su amor dolía.

En su cara no había expresión.

Caminó a la sala.

Una presencia desconocida la hizo exaltarse.

-No pude hacerlo- comentó Lauren, cabizbaja.

-Tú...

Camila se abalanzó contra ella desesperadamente.

-Shhh...- dijo la ojiverde, acariciándole el pelo.

-Me pides que me calme, ¡prometiste no volver a hacerlo!- gritó la menor enojada.

-Lo sé, amor...

-¡Maldita idiota... Eres una estúpida! ¡Te odio!- volvió a gritarle, esta vez intentó golpearla estrellando sus puños, pero lo único que consiguió fueron sollozos saliendo de sus labios y que sus manos perdieran la fuerza.

Nunca la podría dañar de esa manera, aunque sintiera ira.

-Soy peor que eso, yo no me perdonaría si fuera tú...- le aconsejó la pelinegra.

-Lástima que no soy tú- comentó la castaña entre sollozos.

-Perdón... Soy un desastre.

-Eres un desastre, una estúpida... No sabes cuánto te odio en este momento, Jauregui.

-Pero yo te amo y por eso no lo hice, porque ustedes son mi lugar seguro... No sé vivir sin ti... No porque no pueda, es que no quiero renunciar a ti...

-No lo hagas y ya. Siempre piensas que soy yo la que puede dejarte y al final eres tú la que se aleja de la nada, no puedo vivir siempre con eso, Lauren. Tienes que mejorar.

-Y lo haré...- prometió Lauren juntando sus frentes.

Respiraron el aroma de la otra.

-Enserio creí que te perdía...- se sinceró la castaña.

-Lo siento...

-Jauregui...- Camila dijo entre dientes y jaló levemente el cabello de Lauren.

-Volví... Volví por ti... Y lo volvería a hacer mil veces más.

Lauren la besó violentamente y la atrajo contra ella, quedando Camila sentada encima.

Entre el beso habían unos cuantos tirones de pelo, jadeos incesantes, rasguños en sus espaldas y manos inquietas y locas.

-Extraño tanto tu cuerpo, Camila...- confesó la pelinegra con mucha agitación, recorriendo con sus manos la espalda de la chica.

-Estás loca...

-Por ti...- objetó la mayor, sacándo la remera y el brasier a su novia.

La reacción común de Camila era esconderse.

-No te escondas conmigo, amor, no tienes de qué avergonzarte...

Lauren la volvió a besar con más pasión por más que faltara el aliento en las dos.

Camila tomó el borde de la camiseta de su novia y jaló hacia arriba, descubriendo que no llevaba sujetador.

Más besos dulces ocurrían y un forcejeo entre ambas las llevaba a un siguiente nivel.

Bajo el mismo techo (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora