2.

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JeongHan

— ¿Blanco o negro? —la pregunta de JiLee (madre de Joshua) me hizo entrar en pánico—. JeongHan, eres muy blanca, cualquier color te caería.

¿Cómo iba a saber yo eso? Nunca, en mi vida había usado lencería, pues era hombre y no era como si mi madre y mi hermana se paseasen siempre en esos paños menores frente a mí. Con las chicas que andaba de vez en cuando, no precisamente les veía la ropa interior y si era válido preguntarme, tampoco era partidario de un corpiño o sostén sobre mi pecho que comúnmente vivía desnudo.

—JeongHan, no tendré esto tendido en mi mano todo el tiempo —bromeó. Yo no tuve más remedio que seguir con los labios sellados.

¿Elegir? No quería ninguno, lo único que deseaba era llegar a casa y esconderme bajo veinte mantas hasta que se anunciara la paz mundial. No tenía palabras, ni siquiera podía hablar con claridad, mi rostro se estaba quemando.

— Ella tomará estos dos negros —puso la lencería sobre mí y midió con su propio ojo la talla. ¿Cómo podía hacer eso? Ya consideraba el hecho de verme atorado en el traje—. Sí, nos llevaremos estos dos.

—Pero no me gustan...—murmuré ante su confirmación.

—¿Entonces los blancos? —preguntó. Inmediatamente negué, era mucho peor. La mujer bufó y rodó los ojos, quizá la había fastidiado bastante. No tardó en volverse a dirigir a la chica—. Nos llevaremos esto y no discutiremos más, ¿verdad, Han?

—C-Claro.

Pobre la futura novia de Joshua, no sólo aguantaría las inseguridades del castaño, también tendría que soportar a su familia entera. Lo que llegó a mi mente fue trágico: ellos pensaban que iba a casarme, que tendría un matrimonio con vestido blanco y un ramo de flores violeta. Sólo llevaban dos días en la ciudad y yo ya estaba poseyendo vacilaciones acerca de nuestro futuro. ¿Qué tal si nos obligaban a casarnos ahora mismo? ¿Qué pasaría si se nos escapaba de las manos toda la situación? Mordí mi uña pensativo, esto podría salirse de control.

— ¿Y, no trabajas? —la pregunta se vino de la nada por JiLee. La miré con una ceja enarcada y comencé a pensar en si debía ser una mentira mi oficio también—. Digo, has pasado en casa todo este tiempo mientras mi hijo se ha dedicado a trabajar.

— Por supuesto que trabajo —aseguré, tambaleándome en mi sitio, observando cómo la bolsa era entregada a mi supuesta suegra y luego los billetes de su misma cartera eran sacados—. Y-Yo trabajo con Joshua.

— ¿Trabajas con mi hijo en la constructora? —asentí rápidamente—. ¿Eres su secretaria?

—No, estamos en la misma oficina —me adelanté a empujar la puerta y esperar a que la mujer salga para cerrarla. Yo no soportaba más tiempo en un lugar así—. ¿Por ser mujer, sólo me ve un trabajo como secretaria?

Al menos controlaba la situación y no se me escapaba el hecho de ser hombre. No podía creer que aceptara despertarme temprano para maquillarme y ponerme pantimedias, era la perdida más grande de tiempo.

—¡Oh, no, no! —Meneó sus manos en el aire—. Me enorgullece mucho que alcances un puesto como el de mi hijo. Lo que me preocupa es tu inasistencia, puedes perder el trabajo, ¿no?

—Ah, eso... —piensa, Han, piensa—. Pasa que estoy de vacaciones, Joshua no las tomó.

—¿Ves? Mi hijo es un muchacho trabajador, te conviene, JeongHan. Te aseguro que será un buen padre.

Momento, ¿un buen padre? ¿Estaba pensando en nietos? Tenía que hablar seriamente con Joshua.

— Ah, sí —sonreí nervioso, queriendo salir del tema—. ¿Ya nos vamos?

Perfect Bride /JIHAN /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora