Sentí mi corazón completamente desbocado. Retrocedí inmediatamente y por inercia tire todas mis cosas al suelo. Todo fue como en cámara lenta; una extraña alarma comenzó a sonar por todo el instituto, me puso los pelos de punta y una lagrima rebelde escapo de mis sorprendidos ojos.
Alguien estaba atacando la escuela.
No tenía ni la más mínima idea de que hacer, se supone que en los simulacros hay siempre un punto de reunión. Genial, pensé, es mi primer día.
Yo seguía ahí parada, en medio de los vestidores, inofensiva. Cualquier persona podría llegar y matarme si quisiera, o por lo menos aplastarme con su dedo.
Me di la vuelta y camine hacia la salida a paso decidido. Tenía que encontrar a Nathan, era la única persona que conocía en todo el instituto.
Y el caos al entrar al campo se desato. Las garras de los lobos estaban fuera, algunos de ellos ya convertidos. Y los vampiros no tardaron en hacer presencia. Todos se estaban atacando. No podía verlo, no puedo soportar la violencia.
¡Necesito a Malia!
Mi enorme desespero por salir de ahí aumento aún más cuando uno de los vampiros me vio.
¡No habíamos tenido ataques en años!
Pero estos no son vampiros normales. Estos son más feroces, hambrientos de sangre, de muerte y gente inocente. Aprendices se les decía. Porque seguramente un original les había convertido. Todo esto tiene un fin. Quieren iniciar una guerra. Ellos vienen con un mensaje.
Había de averiguar cuál.
-¡Que miras estúpido! -Le grite al enorme chico que no dejaba de mirarme como si fuera su comida- ¡Vete a tragar a otro lado!
Juro, que estoy al borde de desplazarme por el piso.
-Mi sangre está muy grasosa -Comencé a decir con nerviosismo al ver que se acercaba a mi lentamente- Seguro que te da alguna enfermedad. Como la sífilis la lepra...- Me reí- ¿No? -El negó con la cabeza- Hay gente a la que le da diabetes ¿sabías?...
Jamás en mi vida había gritado tan fuerte como lo hice. Pensé que el aprendiz se había lanzado a mí. Pero un enorme lobo marrón se aventó sobre él y le arranco la cabeza para luego tomar su cuerpo y aventarlo junto con los demás.
Sentí tanto asco. Tanta angustia. Tenía demasiadas ganas de vomitar.
Habían asesinado a alguien frente a mí.
En mi primer día de escuela.
Lo más normal del mundo ¿no?
Y comencé a correr, como si la vida me dependiera de ello. Mientras la alarma sonaba, mientras se peleaban los unos con los otros. ¡Era una maldita humana! ¿Qué más podía hacer? ¿Pelear? ¡Por Dios! Mido menos de 1.60, estos son unos mastodontes, parecen jirafas, unas jirafas a las que les encanta la sangre humana.
No podía parar de correr, el solo hecho de pensar que alguien podría estar detrás de mí me hacía tener nauseas.
Pero estaba siendo una cobarde.
Y deje de correr. Probablemente sea una humana. Pero hasta los humanos somos ingeniosos. Todavía no tenemos cura contra el cáncer, pero, inventamos la pizza, que es un gran avance para la ciencia. Con toda la voluntad del mundo, y con pipi casi por salirse de mi cuerpo, me gire, apreté los puños y respire profundo.
Soy valiente.
Humana y valiente.
No necesito tener garras para ser un héroe. Además, debo hacer que mi primer día de escuela cuente.
Que se haga historia.
Corrí nuevamente al ver que una de las lobas menores estaba en peligro. Era una niña de por lo menos diez años. No puedo creer que pensé en irme.
Tome uno de los tubos que había esparcidos en el piso, a causa de las ventanas rotas y las escaleras.
Agarre un impulso impresionante y le propine un golpe en la cabeza a uno de los vampiros aprendices. El chico era alto, pálido, con cabello negro como la noche y ojos rojos, como todos los demás. Retrocedió por la fuerza del golpe y después me miro con enojo, demasiado enojo. Nunca había visto unos ojos tan llenos de rabia. De ganas de matar.
-Atrévete chupa sangre -Le amenace- Y pasaras el resto de tus días lamentándote.
¡Le amenaza una humana!
-¿Quién eres para decirme eso?
-Mi nombre es Admes, y soy tu peor pesadilla.
Lo bueno es que los aprendices no corren rápido- pensé- Ahora debo de recordar las clases de artes marciales mixtas que aprendí con Malia.
La regla número dos de Malia era: Y si ya te has encariñado lo suficiente con esa persona, defiéndela. Oh si es lo suficientemente inocente, haz lo mismo que harías por mí.
Pelear.
Gire el tubo entre mis manos como si tuviera una catana entre ellas. Le incite a que se acercara a mí. Me moví de lado al ver a su puño acercarse a mi rostro y aprovechando su descuido abdominal, le propine un golpe con el tubo en un costado. Se dobló por la inercia del dolor y quiso golpearme nuevamente, pero golpee su brazo y nuevamente, a su descuido e ignorancia, la cabeza le comenzó a retumbar por mis habilidades.
Y nuevamente y como un toque final, di una pirueta para propinarle un golpe en el rostro, que lo hizo caer al piso.
-Así es como una humana cumple sus promesas -Escupí.
Tome aire, ya que lo había estado reteniendo un poco desde que inicio la pelea. Pero no me duro suficiente el gusto. Uno de los aprendices se había lanzado hacia mí. Tenía la intención de morderme. Pero no le dejaría. Nunca sería como ellos. No soy una asesina.
Le di un golpee con el tubo en la cabeza y se hizo un poco al lado, pero no fue lo suficiente porque me dio una puñetazo en el estómago que me hizo perder un poquito la respiración. Se sentó ahorcadas de mí y tomo mi cuello entre sus manos y comenzó a apretarlo fuertemente. Sentí como los ojos se me salían, como la vista se me nublaba y como las venas que jamás había visto en mi cara, comenzaban a notarse. Intente tomarle la cara al vampiro.
Juro que jamás olvidare ese rostro.
Ahora está gravado en mi mente. Y eso es lo peor. Jamás se ira.
Quise gritar, respirar, quise hacer de todo. Pero no pude. Él estaba en toda la intención de matarme, no quería morderme. Me quería ver muerta y se le veía en los ojos. Esos extraños ojos rojos llenos de maldad.
-¡Con mi hermana no chupasangre!
Y entonces todo fue oscuridad.
**
Subire capitulo cada dos dias.
Las amo.
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Lycan Queen. (#1)
WerewolfLa guerra contra los vampiros había terminado hace más de diez años, no habíamos tenido incidentes con ninguno de ellos. Hasta esa noche, donde yo encontré a mis mates y me convertí en la reina de los lobos.