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Hace exactamente 104 años, moría linchada en la cárcel la asesina en serie Enriqueta Martí i Ripollés, más conocida popularmente como "la mala mujer" o "la vampira de la calle Ponent". Lo hacía sin asistir a juicio y dejando uno de los misterios más grandes de Barcelona (España) sin resolver.
Enriqueta Martí i Ripollés había estado durante un largo tiempo raptando niños, pero es imposible decir con exactitud por cuántos años y a cuántos pequeños porque el número fue bestial y, lo que se encontraron los policías, espantoso.
En 1912 las madres de Barcelona estaban asustadas porque, desde hacía ya algún tiempo, sus niños desaparecían y jamás volvían a ser encontrados. Aunque ellas desconocían el motivo, detrás de estas ausencias se encontraba Enriqueta Martí.
La señora Martí vivía una doble vida: por las mañanas vestía sus peores harapos, cogía a cualquier niño secuestrado anteriormente (completamente cambiado, rapado, con otras ropas...) y lo hacía pasar por su hijo para mendigar allá donde pudiese; por la noche, sin embargo, vestía sus mejores galas e iba al Teatre del Liceu y al Casino de la Arrabassada, donde se acercaba a las familias más poderosas y ricas de Cataluña para traficar niños, vender sus órganos e incluso cremas que hacía con sus cuerpos cuando los asesinaba, así como cataplasmas que vendía para "curar" la tuberculosis. De todas formas, era todavía más conocida por actuar como proxeneta especializada en criaturas.
¿Cómo tardaron tanto tiempo en descubrir a este monstruo?
La "mala mujer" sólo raptaba a niños de clase social baja; en aquella época, la gente realmente pobre no tenía los mismos recursos que ahora y poco podían hacer.
Un buen día, Enriqueta cometió el peor de los errores y raptó a una niña de clase social media/alta, Teresa Guitard Congost. Sus padres aprovecharon todo su poder para promover la búsqueda de la pequeña, moviendo cielo y tierra para que toda Barcelona fuera consciente de su desaparición.
Claudia Elías, descrita en todas partes como "vecina cotilla" estaba un día súper tranquila haciendo su actividad favorita, mirando por la ventana a su patio de luces, cuando de repente vio en la casa de en frente a una niña rapada idéntica a Teresa.
El caso es que la vecina se armó de valor y, sin pensárselo dos veces, le preguntó a la vecina desconocida (Enriqueta) quién era la niña. Esta en lugar de inventar alguna historia, cerró la ventana violentamente y desapareció.
A la señora Elías no le convenció su actitud y bajó a la calle y le relató lo ocurrido a su amigo el colchonero.
El colchonero fue a la Policía y los agentes tardaron nada más y nada menos que diez días para buscar una excusa y poder entrar en casa de Enriqueta.
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Después de pensar durante más de una semana, tiempo en el que estaba en juego la vida de una niña, se les ocurrió la idea de ir a su casa con la denuncia de que tenía gallinas en el piso y así poder entrar a echar un vistazo.
Qué había en la casa de "la vampira" de Barcelona
Al entrar en la casa vieron a dos niñas. Una de ellas resultó ser la pobre Teresa, que explicó a la policía que Enriqueta le había cogido de la mano hacía unas semanas y le había ofrecido caramelos. Cuando la niña se dio cuenta de que se alejaba demasiado de su madre, quiso volver pero la mujer le puso un trapo negro en la cabeza y corrió para casa. Al llegar, le había dicho que ahora ella se llamaría Felicidad y tenía prohibido salir de casa o asomarse a las ventanas.
La declaración de la otra niña, Ángela, es aterradora: llevaba toda la vida con Enriqueta y ésta le había dicho que era hija suya. Eso es todo lo que sabía y que, una noche, vio como su "madre" mataba a otro niño que había en casa, Pepito, en la mesa del comedor. Atacada del miedo, corrió hacia su cama y se hizo la dormida.
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Una vez encarcelada Enriqueta, Joan (su ex-marido) se presentó en comisaría y testificó por voluntad propia. Dejó claro que hacía años que no veía a esa psicópata y que jamás habían tenido hijos. Es entonces cuando descubrieron que Ángela era la hija de la hermana de Joan y que "la mala mujer" había raptado a la pobre niña al nacer, diciéndole a su cuñada que había nacido muerta.
¿Dónde está el misterio sin resolver?
Haciendo una segunda inspección a la casa, encontraron de todo lo que os podéis imaginar teniendo en cuenta que Enriqueta a veces mataba a los niños y hacía cremas y otras "medicinas". Pero había algo que desataría la furia colectiva: una lista con nombres y apellidos de las familias más adineradas de Barcelona... supuestos clientes.
Aquí dejo un vídeo (no es de mi autoría) que explica el caso detenidamente. El final es impactante [omitir las fotografías, por favor].