4. Baile

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—¿Padre?— pregunté con emoción.

«Danielle.» escuché al otro lado de la línea «¿Te llegó lo que te mande? Te fuiste sin avisar.»

—Si, lo siento...— me senté en el pasto —Tengo muchas cosas que contarte y...—

«No tengo mucho tiempo, voy a una reunión importante.» me interrumpió.

—Entiendo...— solté en un suspiro.

«Solo llamaba porque quiero que regreses de tu curso al baile de invierno. Enviaré al chofer a la dirección que me dieron.»

—Así que era eso... Estaré ahí padre.—

«Es hoy a las seis en punto, no lo olvides... Adiós.» dijo y sin más cortó la llamada.

—Adiós...— solté sabiendo que no me escucharía.

Me dejé caer sobre el pasto y mire el cielo despejado, el tiempo era bueno y el bosque comenzaba a ser mi lugar favorito para estar.
Ni siquiera recordaba el tonto baile después de todo lo que había pasado esta semana y aunque fuera una locura había comenzado a acostumbrarme al campamento.

—Ugh...— sin muchas ganas me levante y sacudí mi cabello para que cayera el pasto que se había quedado enredado en mis rizos.

Comencé a caminar, pasando por el comedor y continuando mi camino hacia la casa grande. Algunos chicos me saludaban y comenzaba a sentir que era aquí donde pertenecía.
Al llegar a la casa grande, me encontré con la suerte de que Quirón estaba afuera.

—Buenos días...— salude con una sonrisa.

—Buenos días... Danielle ¿cierto?— contestó con una sonrisa y yo asentí con la cabeza —¿Qué te trae por aquí?—

—Me preguntaba si podría regresar a casa para un baile, es importante y...—

—Oh si, recibí una llamada de la asistente de tu padre y no creo que haya ningún inconveniente en que vayas.—

—¿De verdad?—

—No creo que sea peligroso pero por si acaso mantente alerta.— me guiñó un ojo y se dirigió a la entrada de la casa grande.

—¡Gracias!— grité antes de irme hacia mi cabaña.

Camine siguiendo el sendero hacia las cabañas, pasando por la oscura con esas antorchas que jamás se pagan. Me preguntaba dónde estaría Nico, hoy cuando fui a buscarlo no estaba... De alguna manera sentí que me dejó plantada, pero Leo me dijo que aveces se iba sin decir a nadie y algunos días después regresaba.

Decidí dejar de pensar en él, ahora tenía otras cosas que hacer.

—¡Cielo!— Drew se acercó a mí con una sonrisa.

—Drew, justo iba hacia la cabaña para...—

—Espera, yo primero.— me interrumpió.

Drew me tomo del abrigo hasta llegar a la parte de atrás de nuestra cabaña.

—¿Qué sucede?—

—He estado escuchando como siempre y me ha llegado un rumor buenísimo.— sus ojos brillaban —Parece ser que va a haber una misión.—

Hija de Afrodita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora