7. Oráculo

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—¿Podrías decirme por qué hacemos esto?— Nico soltó un bufido.

—Quiero conocerte mejor.— dije con una sonrisa —Y me pareció algo divertido.—

—¿Siempre eres tan fastidiosa?—

—Siempre.— tomé mi espada con firmeza. —¿Cuál es tu pasatiempo favorito?—

El chico me miró extrañado.
—No sé, hablar con muertos.—

—Por lo menos inténtalo...— dije tratando de no hacer pucheros.

El chico soltó un suspiro y puso una de sus manos en su cuello.
—Jugar video juegos.—

—Tu turno.—

—¿Uh?—

—Te toca preguntar Di Angelo.— solté con obviedad.

Después de unos segundos dijo.
—¿Cuál es tu pasatiempo favorito?—

Lo mire con los ojos entrecerrados, eso era trampa pero por lo menos lo intentaba.
—Creo que me gusta salir a caminar.— dije pensativa.

—¿Caminar?— era rara la vez que lo veía sonreír sin ser sarcasmo pero en este momento parecía divertido. —Eso lo haces siempre.—

Torcí los ojos.
—Me refiero a ir a pasear, conocer lugares... No sé me gusta.—

Nico me miró unos segundos.
—Eres una hija de Afrodita muy rara.—

—¿Rara..?—

—Callada.—

—¿Ahora me vas a callar?—

El chico puso su mano en mi boca y la quito lentamente haciéndome callar, estaba a punto de reclamar cuando los amigos de Nico aparecieron de entre los árboles, más específicamente el equipo contrario.

—¿Cómo te diste cuenta?— preguntó Percy a Nico.

—No fue difícil.— dijo Nico sin darle importancia.

—Venimos por la bandera.— Annabeth puso su arma en ristre.

Nada más eran ellos, pero por lo que sabía peleaban mejor que nadie...

—Tranquila, no perderé este tonto juego.— masculló Nico.

Antes de que me diera cuenta Nico y Percy se envolvieron en un duelo épico, mientras yo seguía parada al lado de la bandera.

—Tendrás que pelear si quieres defenderla.— dijo Annabeth frente a mí.

—Claro...— mascullé y apenas me dio tiempo de bloquear su ataque con mi espada.

La chica no paraba de dar estocadas y yo solamente intentaba que no me cortara en pedacitos.

—No lo haces mal.— dijo con una sonrisa y me hubiera alegrado pero ella parecía querer matarme con tal de tomar la bandera y eso no era lindo.

—Gra...—

No pude responder, Annabeth hizo un movimiento extraño y me desarmo en un segundo. Tenía su espada muy cerca de mi apuntándome al cuello.

Hija de Afrodita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora