10. Hestia

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-Uh... ¿Danielle? -

Y aún sin querer soltarme abrí los ojos lentamente, ya no había oscuridad por suerte, ahora estábamos en su cabaña, me despegue de Nico y comencé a revisarme de arriba a abajo preocupada.

-¿Sucede algo? -preguntó Nico confundido.

-No nada, pensé que había olvidado mi... Celular .- respondí forzando una sonrisa.
La realidad era que aún me encontraba aturdida por mis emociones, pensé que me sucedería algo horrible por el sentimiento hacia Nico; instintivamente revisé el bolsillo de mi abrigo y aún tenía la pequeña botella, pero... tal vez no sea necesaria ¿cierto?, ni siquiera estoy segura de lo que siento.

Nico soltó un suspiro y se dejó caer en su cama.
-No me sorprendería, eres demasiado torpe .-

Me quedé mirándolo, despreocupado, tranquilo, ¿siempre había sido tan atractivo?
En cuanto mi corazón comenzó a latir más rápido di un paso torpe hacia atrás chocándome contra la puerta de la cabaña.

-¿Te pasa algo? -el chico volvió su mirada hacia mi.

-Yo... Debo irme .-dije tratando de sonar lo más normal posible -Ya sabes... uh... Cosas de chicas .-solté y salí de la cabaña a toda velocidad.

Solo estoy sugestionada, no estoy acostumbrada a este tipo de cosas y todo ha sido muy raro ultimamente, entonces me invadió un feo sentimiento de confusión y soledad, realmente no sabía qué hacer ni si había alguien a quién pudiera pedirle ayuda.
Seguí caminando sumergida en mis pensamientos, y sin querer terminé en la gran hoguera del campamento que a estas horas cuando a penas estaba amaneciendo se debía encontrar completamente vacía, sin embargo vi a una pequeña niña de pelo largo y rizado color castaño sentada junto a las brasas. Me acerqué curiosa a ella, ya que no era alguna campista que hubiera visto antes.

-Hija de afrodita... -soltó la niña y después dirigió su mirada hacia mi, dejándome ver cómo es que sus ojos resplandecían con un color rojizo, parecía tener en ellos las mismas llamas de la hoguera ardiendo en sus pupilas.

-Discúlpame es que acaso ¿yo te conozco? -pregunté mientras con cautela me sentaba frente a ella en un pedazo de tronco.

-Todos me conocen, solo no siempre me voltean a ver .- dijo tranquilamente y me extendió un plato con galletas de chispas de chocolate -¿Quieres? -

Parecían recién hechas y se me hizo agua la boca.
-Si, gracias .-solté mientras cogía un par de galletas, y después de meter una galleta a mi boca, una extraña sensación cálida me invadió. -Saben a... casa.- murmuré

La niña me sonrió dulcemente.
-Me alegro de haberlo logrado .-dijo para después tomar una de las galletas y comerla.

De pronto mi cerebro hizo clic y sorprendida solté
-Es usted Hestia ¿cierto?, la diosa del hogar .-

Ella asintió
-Y tu eres Danielle, siempre con prisa .-sentí mis mejillas sonrojarse -Igual que la mayoría de los ajetreados semidioses, el único que me saludó en su primer día fue el hijo de Hades .-

-Nico... -susurré y después acomodé un mechón rebelde tras mi oreja antes de apenada viendo al suelo dijera -Lo siento... Es un honor para mi conocerla .-

-No pasa nada hija de afrodita, entiendo que sus vidas son complicadas. Aunque bueno por eso mismo nunca hay que olvidar el buscar un poco de confort en el hogar y la familia .-

Hija de Afrodita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora