El sacrificio de la mariposa: Metamorfosis.

Capitulo 6: Marionetas

Despierto en una cama, sobre un colchón y cubierto de mantas. No estoy en el depósito, pero tampoco en el cuarto de Sungmin. Aquí sólo estoy yo. Intento recordar como volvimos, pero sólo hay recuerdos desperdigados como piezas de un puzzle dentro de mi cabeza, y ninguna de ellas parece encajar. Decido que no tiene sentido recordar, el punto es que estoy aquí.
Cuando me siento sobre la cama me doy cuenta que estoy sediento, además no traigo la máscara de oxígeno, ésta descansa cerca de mis pies. Tampoco traigo ropa más que la diminuta prenda blanca que cubre mi sexo y poco más. En el piso, sin embargo, hay una muda de ropa igual de negra que la que traía ayer y de la misma tela.
Cuando logro superar los mareos y el malestar que tengo en el estómago, decido vestirme y salir. En la sala común, donde están los sofás, están todos reunidos menos Yesung. El verme de pie se gana una ovación de parte de Henry que comienza a chillar contando las locuras que hicimos ayer. Por suerte, se salta la parte donde veo el cadáver del soldado ser electrocutado, y el relato comienza desde que bebo la bebida fluorescente.

-Parece que ya te has sumado al equipo. - Dice Heechul desde el sofá - Jamás creí que uno de los tuyos acabara siendo uno de los nuestros, pero así es la vida.

-Donghae se ganó su lugar cuando te salvó la vida - le responde Hyukjae encontrando mi mirada al finalizar la frase. - Hoy te llevaré al Castillo, así que arréglate y saldremos. Serás de gran ayuda allí - Ahora me habla a mí - Y, por cierto, ese cuarto será tuyo de ahora en adelante. Puedes devolverle las mantas que te prestó Sungmin ayer.

¿Sungmin?

Antes de que yo pueda responder, él se me adelanta.

-Yo no le presté ninguna manta.

-Fue Yesung. - Les contesto y la sala completa queda en silencio - El vino en la noche y me dejó las mantas. Puedo ir a recogerlas.

Nadie dice nada, todos parecen demasiado atónitos para responder, así que yo me dirijo hacia el depósito y tomo las tres mantas que están tal y como las dejé.

-¿Dónde las dejo?

-El cuarto de Yesung es el tercero - justo al lado del mío, pienso. Me doy cuenta que las miradas de todos estan sobre mí y que hay tanto silencio que los golpes en la puerta retumban por el pasillo. Quizás también se escuche el latido de mi corazón, lo cierto es que estoy aterrado.

Cuando finalmente Yesung responde con un - Entra - aún sin saber quien soy, yo volteo mi rostro hacia el otro extremo del pasillo encontrando a todos con las cabezas asomadas intentando ver qué sucede. Después veo como Hyukjae hace el intento de caminar hacia mí, pero Heechul lo detiene y susurra algo que lo hace desistir. Bien, estoy solo en ésto.

Yesung está sentado en su cama, con el cabello revuelto y sin camiseta. Puedo ver su piel morena decorada con manchas rojas y violetas, como hematomas, sangre coagulada producto de los besos que recibió ayer. Sus ojos me encuentran de inmediato y su rostro indiferente deja ver un hilo de sorpresa cuando pongo un pie dentro de su cuarto, luego mira las mantas y eleva una ceja. Yo estoy inmóvil, con la espalda recta y los brazos pegados a mi torso mientras lo veo ponerse de pie y caminar hacia mí. Sus pasos son como los de un felino, suaves, lentos y perfectamente alineados.

-Gracias - digo con la voz aguda, casi inaudible bajo la máscara de oxígeno.

-¿Qué dijiste, Agua? - Sé que el modo en el que me llama no es más que un modo irónico de hacerme saber que nunca seré de los suyos. Sin embargo no me importa.

-Gracias por las mantas - Digo elevando la voz.

Él se sonríe de costado. Ahora está delante de mí y el corazón me late intenso en los oídos.
-Tienes que aprender a hablar más alto, Agua. No te escucho -Está jugando conmigo, lo sé por el modo en el que me mira. - A ver, repítelo para mí - sisea y con una de sus manos toma la máscara de oxígeno y la baja lentamente hasta que mis labios están al descubierto, entonces esa misma mano sube, ésta vez por mi piel y acaricia mi mentón - Dilo... - me ordena.