Capítulo 9: Si muriera.

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  La imagen me golpea, me sacude y produce dentro mi mente algún estallido que retumba en mis oídos, luego caigo en cuenta de que el estallido es real, que otra bomba ha explotado ¿o ha sido un disparo cerca de mí? No tengo tiempo de pensar, sólo puedo ver a Yesung inconsciente. Tiene sangre por todos lados, suya o ajena, no lo sé.

-¡HAY QUE SALIR, DONGHAE! -la voz de Hyukjae me saca de mi trance y yo vuelvo a conectar los cables en mi cabeza. Hyukjae toma a Yesung entre sus brazos y noto que aún puede abrir los ojos, pero no se mueve, no habla y tampoco estoy seguro de que me mire voluntariamente. Creo que está ido totalmente.

-¡SACALO, IRÉ POR LA MOCHILA! - Grito por sobre el sonido de las balas. La mochila, en algún momento, ha caído de las manos de su captor y está junto al cadáver de uno de los tipos semi desnudos. Escucho a Hyukjae detrás de mí, me grita que salgamos, que no hay tiempo, que me mataran. Pero sé que la necesito, que si no la tomo Yesung no tendrá oportunidad. Entonces doy por hecho que, si ellos están dispuestos a dar la vida por mí, yo estoy dispuesto a dar la mía por ellos. Así que me abalanzo a la batalla cubriéndome la cabeza con la manos. Escucho otro estallido, luego un ardor en alguna parte de mi brazo. Quema, pero no duele. La correa de la mochila resbala dos veces de mis manos y yo tropiezo más de una vez. Los sonidos, los golpes, los hombres muriendo detrás de mí me marean. Muchos de los semi desnudos corren hacia la salida, Hyukjae ya no está allí, está en el pasillo esperándome. Cuando me ve llegar sus ojos se abren como si acabase de ver algo abominable. Tengo una mano ensangrentada, con esa imagen llega el dolor y sé de inmediato que estoy herido. Pero la adrenalina y el miedo no me dejan parar. Corro y Hyukjae me sigue sin dudarlo. Somos parte de la avalancha de personas que bajan las escaleras, muchos caen por ellas, otros logran llegar a los pasillos sólo para encontrarse con más uniformados.

-¡POR AQUÍ! - Grita Hyukjae y nos desviamos de la muchedumbre que sigue en su intento desesperado por salir de la escuela. Para entonces sé que no podemos salir en éste estado. Estoy herido, Yesung también lo está y hay uniformados por todas partes. Además, ¿cómo atravesaremos el campo minado? Dios, y estamos desarmados. Hyukjae y yo corremos por un corredor que no hemos visitado antes. El caos comienza a volverse lejano y yo volteo cada cinco pasos para asegurarme de que nadie nos persigue. Pero no tiene caso, nos encontrarán siguiendo el camino de sangre que Yesung y yo estamos dejando atrás sobre las baldosas sucias pero blancas.

-Hyukjae, estamos dejando un rastro - Digo con lo que me queda de voz. Estoy fatigado, me ahogo y necesito bajarme la máscara de oxígeno. El aire sucio y químico me parece fresco y desofocante. Traigo los cabellos pegados a mi cabeza y empapados en sudor y, en realidad, no es precisamente un día caluroso.

-Mierda- Masculla Hyukjae y se detiene un momento. Está tan sofocado como yo. Respira a grandes bocanadas y no sé si es miedo o la simple fatiga lo que le impide respirar. Me mira, luego mira a su alrededor como si buscara algo que no encuentra. Finalmente dice - El teatro. El teatro tenía una alfombra oscura y hay ventanas antes de llegar. ¿Dónde estamos? ¿Dónde está el teatro? - No entiendo por completo el plan pero intento ubicarme en un plano metal e incompleto de la escuela. Luego de un momento creo que saber dónde está el teatro. Varios pasos por delante nuestro corredor se divide en dos.

-El teatro estaba del ala izquierda, pero del corredor paralelo al nuestro. Por aquí - Digo con la voz áspera y tomo la delantera. Corremos por el corredor y me aterra oír como el sonido del caos y las balaceras se vuelve más fuerte conforme avanzamos. Estamos a un sólo corredor de aquel del que hemos escapado, aquel donde otro grupo de uniformados ha emboscado a los semi desnudos.
Finalmente, volvemos a los salones vacíos y veo al final del enorme corredor la puerta negra del teatro.

-¡El aula, ve a la última aula y rompe la ventana! Rompela como si quisieras salir por ahí.
Obedezco y en cuanto entro tomo una silla casi deshecha. Rompo la ventana y comienzo a entender el plan, así que dejo que mi sangre embarre los vidrios. El rastro rojo acaba ahí; delante de la puerta del teatro hay una mancha enorme pero se pierde sobre la alfombra roja.

-¡Cierra la puerta!- pero no hay manera de dejarla completamente impenetrable, sólo puedo detener el picaporte con dos butacas despegadas de alguna de las tantas hileras que hay frente al escenario.
Cuando el sonido ahogado del auditorio nos encierra me siento mejor, pero no me permito bajar la guardia.
-Bajo el escenario, vamos - dice Hyukjae y los dos corremos hacia allí. Vamos delante de las butacas, rodeamos el escenario y nos adentramos a un pasillo oscuro que nos lleva tras bambalinas. Finalmente encontramos en el suelo una pequeña puerta como la del Castillo, como la que hay tras el consultorio 24 del viejo hospital. Acabamos en un cuarto totalmente oscuro. Es una especie de trampilla por donde desaprecian actores y objetos. Sé que tiene otra entrada que da directo al escenario.

-Joder... - murmura Hyukjae y un segundo después una luz amarillenta nos ilumina. Yesung está en el piso, cubierto de sangre, así que yo me abalanzo contra él.

-Prepara mi mochila, saca los guantes, el ungüento y prepara el agua con el yodo - Le ordeno a Hyukjae en rápidas y claras instrucciones. Yo comienzo a desvestir a Yesung tan rápido y cuidadosamente como puedo y como el temblor de mi brazo herido me permite. Pero más importante que cualquier cosa; compruebo que aún está vivo.
-Yesung, ¿me escuchas? - Su pecho sube y baja, pero su mirada está como perdida. Sin embargo, cuando digo su nombre, él me mira -Todo estará bien, ¿puedes decirme dónde te hirieron? - Intento mantenerlo despierto, consciente antes de que sufra de conmoción por trauma o pérdida de sangre. - Dime, ¿dónde te duele? - Ya le he abierto el abrigo de cuero - necesito un cuchillo, creo que en la mochila hay un bisturí - Hyukjae se mueve y me lo pasa tan rápido como puede. Corto de un solo tajo la prenda de Yesung y dejo expuesto su torso.

-En el hombro... - dice él con la voz fatigada, áspera, casi inaudible. Pero no es el hombro, es el pecho. Sin embargo, no digo nada, sólo asiento y tomo los guantes esterilizados, uno de los últimos pares que me quedan de los que hemos recuperados de las armaduras de Fuego.

-Necesito gasa - ordeno y un paño limpio llega a mi mano de inmediato. La presiono contra la herida con fuerza y comienzo a examinar a Yesung.

-¿Puedes respirar bien, Yesung? - Me desconozco tan frío frente a esta situación, pero así es mamá también; cuando tiene una vida en sus manos se vuelve fría, calculadora y objetiva, de eso depende que el paciente viva o muera.
Yesung hace algún gesto de dolor y luego niega con su cabeza. Sé que ya no tiene voz, está sufriendo una traumatopnea.
-Te necesito aquí, Hyukjae, presiona con fuerza hasta que la hemorragia se detenga o ye te diga lo contrario - Hyukjae me obedece y toma mi lugar.
Me quito mi abrigo y cubro a Yesung tanto como puedo, sólo su lado herido queda expuesto, luego le coloco su abrigo también. Entrará en conmoción y necesito mantener constante su temperatura. Luego me muevo y levanto sus piernas - Aquí, Hyukjae, mantenlas así - le digo y cambiamos de lugar otra vez.
-Está bien, Yesung. Estarás bien, sé que no puedes hablar, no te preocupes, yo te entenderé. Podrás respirar en cuestión de minutos, pero tienes que cooperar conmigo, ¿ok? - Yesung me mira, tiene los ojos oscuros inyectados en lágrimas.
-Ésto es lo que sucede... -comienzo a decir cuando Yesung tose y escupe sangre. Entonces de la herida comienza a salir sangre espumosa y el piso se empapa bajo su espalda. La herida tiene entrada y salida. El tiempo se me agota y mi mente comienza a abotonarse, me cuesta pensar y concentrarme. - Te sentaré, ¿está bien? Aguanta. - Hyukjae baja sus piernas y me ayuda a incorporar a Yesung. Debo quitarle la ropa otra vez, la que le he puesto y lo que le quedaba encima.
-Necesito un material hermético, Hyukjae. Rápido. - La trampilla de escenario está llena de utilería vieja pero conservable. - Algo plástico - agrego y Hyukjae y me trae dos escudos de utilería. Con uno basta.

-¿Qué hago? - me pregunta histérico y no puedo evitar notar como sus ojos se posan en mi brazo. Lo había olvidado por completo, incluso el dolor había parecido desaparecer.

- Corta dos cuadrados pequeños - le ordeno mientras detengo la hemorragia - Luego busca cinta adhesiva en la mochila. - Hyukjae es rápido y eficiente. Yo comienzo a cubrir las heridas con el material procurando dejar un pequeño espacio en cada esquina de ella, por alí saldrá el oxigeno.
-Bien, Yesung. Tienes aire en los pulmones, necesito que respires profundo, sé que duele, pero hazlo, pasará y estarás bien. Lo prometo. - Yesung obedece mientras de su boca salen alaridos de dolor que me estremecen. Se me parte el alma, quiero abrazarlo y pegarlo a mi pecho. Asegurarle que todo estará bien. Dios, ésto ha salido terriblemente mal.
Cuando el sonido de succión que antes salía de su pecho se detiene, sello ambos heridas y ejerzo presión sobre ellas. La respiración de Yesung se vuelve cada vez más normal o lo que cabe dentro de la situación. Cuando finalmente ha dejado de sangrar, lo vendo y Hyukjae y yo lo recostamos otra vez. Cubro su cuerpo y lo mantengo tan caliente como puedo, Hyukjae dona su abrigo y segundos después está conmigo.

Mi herida es casi superficial.
-Tienes que sacar la bala, Hyukjae. Hay pinzas, es fácil, tú puedes. - A Hyukjae le tiemblan las manos pero finalmente lo consigue.
-Bien, necesito un torniquete, gasa y cuando el sangrado se detenga debes poner el ungüento, ¿está bien? - Hyukjae asiente titubeante pero minutos después estoy sano y salvo.
Yesung descansa y yo vuelvo a él para controlar su respiración. Todo marcha bien, en unas horas estará apto para el ungüento.

-¿Tú estás bien? - le pregunto a Hyukjae quien cae rendido contra la pared y junto al cuerpo de Yesung. Asiente y se lleva las manos ensangrentadas a la cabeza.

-¿Qué haremos? - Murmura y yo no tengo respuestas. - No sé cómo saldremos de aquí.

-Henry debe haber oído las explosiones, debe estar saliendo humo, ellos vendrán.
Hyukjae voltea su cabeza y me mira con resignación. Me siento a su lado, con la espalda contra la pared.

-Espero que no, los matarán.

Es cierto.

-Hay una salida de emergencia, debe dar al campo de deportes. Saldremos por la puerta trasera. - Le digo. Mi plan tiene demasiadas fallas. Nos pueden disparar desde las ventanas o pueden simplemente estar abajo. Sin embargo Hyukjae no me dice nada, no tira abajo mi plan ni lo avala.
Finalmente su cabeza cae sobre mi hombro. Está asustado y agotado. Se me parte el alma.

-¿Quienes son esos tipos? - Pregunta. Yo ladeo mi cabeza hacia él y dejo que su cabello acaricia mi mejilla.

-No lo sé - susurro - Quizás vengan de otros refugios... sé que hay más aparte del mío.

-No - murmura Hyukjae - son rebeldes... - frunce el ceño o eso creo que hace - Ese uniforme, lo vi en algún lado alguna vez... - piensa un momento, luego se levanta y me mira - Henry. El día que encontré a Henry él traía ese uniforme. Son del otro lado del río, su hermano estaba en ese escuadrón. Los Rojos estaban allí, habían llegado al territorio y su hermano intentaba sacarlo del cuartel, pero algo explotó y todo se vino abajo. Henry era pequeño, casi un niño. Su hermano había desaparecido bajo los escombros, muchos de sus compañeros estaban muertos, él escapó y vagó solo durante meses. Cruzó el río y lo encontré. ¿Qué hacen aquí? - pregunta finalmente.

No acabo de decidir si su relato me alivia. Deberíamos estar del mismo lado, pero los semi desnudos también pelean contra los Rojos y creo que todos, para el amanecer, estarán muertos.
Me duele la cabeza, no quiero pensar.

-Intentemos lavarnos la sangre, ya no sé si es nuestra o de alguien más y si Yesung necesita ayuda no podemos estar así de sucios.
A Hyukjae le sirve distraerse. Mojamos un trozo de la camiseta que Yesung traía puesta y lo limpiamos tanto como podemos. Él ha caído dormido y decido que es mejor dejarlo descansar. Luego Hyukjae me ayuda a limpiarme la sangre que comienza a secar y cuando finalmente es su turno, me doy cuenta que tiene una pequeña herida el muñeca. La sangre brota en una pequeña hilera roja que resbala por su piel desnuda.

-Dejame verte eso.

-No es nada - me asegura él, pero yo quiero hacer cualquier cosa que saque mi mente del caos que hay allí afuera. Tomo su mano y comienza a limpiarla. La herida es pequeña, una bala que apenas lo rozó pero que alcanzó a arrebatarle un trozo de piel y borrar algún tipo de cicatriz de la que sólo quedan líneas medio perdidas. Algo así como dos semicírculos, me resulta tan familiar.

-¿Qué te sucedió? - Pregunto mientras le coloco un pequeño parche de gasa.

-No lo sé, lo tengo desde que nací. Creo que es algo así como una marca de nacimiento. O quién sabe.

-Pues es una marca muy peculiar -Le respondo - Listo, estás sano y salvo - Una pequeña sonrisa se escapa de mis labios, pero estoy tan cansado que no me quedan fuerzas para más.
Me recuesto en el suelo y Hyukjae se encarga de revisar entre la utilería algo que nos sirva. No encuentra más que disfraces y un telón enorme y pesado que nos sirve de manta a los tres. Hyukjae nos tapa a Yesung y a mí como si fuésemos niño y luego se acuesta él. Estamos los tres en una hilera. De vez en cuando ambos hacemos silencio para asegurarnos de que la respiración de Yesung sea normal, pero él descansa ajeno a cualquier cosa. Se pondrá bien.

-Cuando las balas comenzaron a estallar, me pregunté mil veces por segundo por qué te había metido en todo ésto -Dice Hyukjae. Los dos estamos volteados, uno frente al otro. - Ahora lo sé.

-¿Es porque sé detener hemorragias?

Hyukjae niega con cabeza.
-Me das fuerza cuando más lo necesito... - Sus palabras son tan dulces, tan suaves que las siento acariciar mi pecho, mi corazón y tal vez mi alma.
-Realmente das vida - susurra y su mano sale debajo del telón y me acaricia el cabello, luego la mejilla. Aún tengo la máscara de oxígeno baja, así que él puede tocarme el rostro a su gusto. Sus dedos me toman el mentón, me acarician la piel, luego los labios. Siento como un calor quema desde aquel punto donde nuestros cuerpos se tocan, y se expande por el resto de mi ser. Luego su mano baja, vuelve bajo el telón y se posa en mi cintura.
-Es un pésimo momento, lo sé - comienza diciendo - pero estoy teniendo en mente que quizás no salgamos vivos de aquí, no quiero perderme ninguna oportunidad contigo. - Estoy perdido entre sus palabras y mis sentidos alertas y sensibles a su contacto. - Gracias por haber llegado a nosotros, a mí especialmente. ¿Recuerdas aquella noche en el galpón? Incluso cuando dijiste que me habías visto en tus sueños... no te creí, pero ahora lo hago, porque yo te he visto desde entonces en todos los míos. Donghae... -su cuerpo se arrastra, se acerca al mío y de un momento a otro lo siento tan pegado a mí que me cuesta respirar sin sentir que me robo el aire de sus labios - Me pasan cosas contigo, cosas que no comprendo. Tú no lo notas, pero a veces me pierdo minutos enteros viendote. Me encanta oírte hablar, me encanta todo lo que dices. Creo que tú mismo me encantas... ¿Entiendes lo que digo?

¿Realmente lo hago? No lo sé, me siento mareado y no es tan literal como creo. Es sólo que un conjunto de sensaciones que me golpean el pecho. El día, el caos, ver a Yesung tan herido y quizás el miedo a morir, me han dejado totalmente devastado y vulnerable a cualquier otra sensación, a cualquier otro sentimiento. Quizás por ello cada palabra de Hyukjae se clava justo en el medio de mi pecho y me sacude a mí, a mi alma y a todo lo que puedo ser.
De pronto tengo la irrefrenable necesidad de tocarlo. Levanto una mano y ella cae suave sobre su mejilla. Sonrió cuando él cierra los ojos bajo mi contacto. Es como si mi mano fuese lo más hermoso que su rostro ha tocado, yo siento lo mismo cuando sus dedos se cuelan bajo mi ropa y acarician la piel de mi espalda. Siento que mi corazón va a detenerse...

- Lo entiendo - respondo entonces.

-Entonces entenderás si digo que... - sus palabras se quedan el aire, sonríe y su cuerpo se mueve. Caigo boca arriba y su pecho acaba encima del mío - si muriese hoy... si ambos lo hiciéramos, no quiero irme de éste mundo sin haber... - sonríe porque las palabras se le han abotonado dentro de su boca - Quiero besarte al menos una vez antes de morir - y sus labios, finalmente, me besan.   

El sacrificio de la mariposa: Metamorfosis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora