El sacrificio de la mariposa: Metamorfosis.

Capítulo 7: Planes.

Es la noche más larga que he vivido jamás; aunque no termino de estar seguro si realmente ha anochecido, si es de madrugada o si aún el sol ilumina el mundo fuera de nuestro búnker subterráneo. No he tenido nada claro desde que salí del refugio, todo aquí parece una mala pesadilla sin forma ni razón. Incluso yo, éste ser vestido de cuero, de cabello corto y negro, en el que me he convertido, sufro de la fatigante idea de volver allí, a la prisión de concreto y kevlar de la que hui.
Durante las horas que he permanecido aquí fingiendo dormir, no he hecho más que rememorar el día completo. Veo a Hyukjae delante de mí, escucho sus palabras, luego vea a Annie, luego a Yesung y finalmente la película de recuerdos acaba con la frase detonante: Entraremos al refugio.

Estoy aterrado porque sé que es imposible, porque sé que no hay modo de entrar ni de salir. Luego me obligo a pensar y repetirme a mí mismo que, por imposible que sea, yo estoy aquí. Yo he salido y sigo vivo. Sin embargo pensar me agota e intento ocupar mi mente intentando encontrar la punta de mis dedos en la oscuridad de mi cuarto. Entonces un sonido se filtra entre el silencio y logro escuchar como alguien sale de algún cuarto y da pasos por el pasillo. De algún modo sé que se trata de Hyukjae.

No me detengo a colocarme la máscara de oxígeno y salgo de la habitación tal y como me recosté. Sirve de gran ayuda el que no me haya propuesto dormir y que traiga la ropa y el abrigo que usé durante todo el día.

Efectivamente, quien atraviesa el pasillo, es Hyukjae. Lo veo por la luz verde encendida, aquella que es la única fuente de luz cuando todos dormimos.

Él se detiene cuando me ve salir y nuestras miradas se cruzan como pueden en medio de la luz confusa.

-No traes la máscara - me dice como si de toda la situación, aquello fuese lo único que le sorprendiera. Sin embargo, yo me quedo un instante en silencio esperando un reproche que no llega.

-He decidido quitármela unas horas por día e ir aumentando ese lapso hasta ser totalmente independiente de ella.

-Oh, supongo que está bien - me responde. Va vestido de abrigo grueso, el mismo que usó cuando fuimos al Show. Yo, de hecho, también traigo el mío porque el cuarto en el que duermo es extremadamente frío si no estoy bajo las sabanas. Sin embargo sé que él no lo usa por la misma razón.

-¿A dónde vas? - pregunto entonces.

-A pensar, ¿no puedes dormir? - Él ni siquiera espera a que responda - ¿Quieres venir conmigo? - Y yo ni siquiera lo pienso.

La calle está tan desolada como siempre. No hay luces y cada edificio o escombro está completamente oscuro, sólo la luna nos ilumina con su luz azul y gris. Hyukjae me explica que estamos tan cerca del refugio y los soldados que prácticamente no hay personas aquí, pero más al centro de la ciudad se extiende una serie de circuitos comerciales y me entra una curiosidad inmensa por conocerlo.

Él me conduce por un edificio que hay junto a la entrada escombrosa del subterráneo. La estructura tiene al menos cuatro pisos y la mitad de ella está completamente destruida. Sin embargo las escaleras siguen intactas y ambos logramos subir hasta la terraza. Desde allí la ciudad no es más que un montón de ruinas. Es imposible creer que realmente alguien viva aquí. No veo más que destrucción, muerte y desolación. Luego mis ojos encuentran a Hyukjae. De algún modo su mirada me evoca la vida misma y me renueva el espíritu. Me doy cuenta, entonces, que cuando estoy junto a él, el miedo desaparece.

-¿Entonces ya tienes un plan?- Le pregunto mientras ambos nos sentamos al borde del edificio. Nuestros pies cuelgan al abismo de concreto pero no le temo en absoluto, quizás porque sé que Hyukjae no me dejaría caer.

-En realidad esperaba que tú me dijeras que hacer.

Su respuesta me desconcierta y creo que mi rostro lo dice todo, porque Hyukjae ríe y echa la cabeza hacia atrás. Sus ojos contemplan el cielo, la noche y las estrellas. Mientras, yo lo contemplo a él.