Junio, Julio, Agosto.

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Junio.

En vistas de las mejorías que presentaba, el padre Thomas llamó a Servicios Sociales y explicó que Starkey se veía mas animado, no vivía en estado de melancolía y además estaba más aplicado con sus estudios y oraciones.

Se le hicieron algunas preguntas y se determinó que Richard estaba "apto" para dejar la escuela y volver a Liverpool. Podría dar las últimas materias de forma libre y tendría su título de escuela secundaria.

Se sintió bien saber eso.

–¿Ves? Eso es porque Chanel está cada vez más lejos de tu cabeza. –se dijo a sí mismo. Se dio cuenta que desde que ella había entrado en su vida todo era un caos. Ahora era un hombre nuevo, un hombre al fin.

Sin embargo, bien en el fondo de su mente sabía que se estaba mintiendo, pero podría hacer un esfuerzo para convivir con esa mentira, porque era lo único que lo mantendría cuerdo al menos ante los ojos de los demás.

En un rato tenía todas sus cosas en su bolso y se despidió para siempre de los curas. Volviendo en el tren con la mujer de Servicios Sociales recordó que un tío lejano vivía en Manchester y tenia un taller de autos bastante grande. Podría unirse allí y probar suerte, ya que no estaba convencido de vivir en Liverpool, en el ojo de la tormenta.

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Ciertamente Colonia era la ciudad más interesante que había conocido. Se sentía rodeada de belleza y protegida.

La gente era mucho mas simpática que en Hamburgo así que pronto se acostumbró a ir caminando por las calles saludando o charlando con los comerciantes cercanos a su casa. Eso le allanó el camino para encontrar trabajo, otra vez en una escuela. Era un colegio privado cuya directora vivía a dos calles de su casa. La mujer estaba desesperada por tratar de mejorar el nivel de inglés de los alumnos, así que la contrató para que diera clases a contraturno, como una especie de "apoyo escolar". No ganaba fortunas pero al menos tenía para mantener los gastos de la casa y se sentía muy bien.

Sin embargo, detrás de su fachada de perfecta profesional, casada y con la vida hecha, seguía ocultando su secreto, que la carcomía como un tumor, que la perseguía como una sombra constante con una mano lista para agarrarla del cuello y hundirla otra vez en el pozo. Y sí, se había casado, porque había sido casi lo más lógico después de que Patrick dejara Hamburgo definitivamente, trasladándose a la casa que le había alquilado. Él sabía que ella no lo quería, pero habían acordado dejar el pasado atrás y empezar de nuevo. Se odiaba por haber tomado esa decisión, por darse por vencida, pero estaba cansada de luchar contra algo que supo que era imposible desde el principio. Era débil, siempre lo había sido, y lo mejor era dejar todo así, no seguir arruinándole la vida al hombre que amaba más que a su vida. No estaban destinados a estar juntos, todo había sido un puto error, y él tenia que crecer, empezar a vivir, y ella también.

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Dos días después de llegar a Liverpool, tomó coraje y salió a la calle. Todo se veía igual, las calles seguían sucias, los vecinos tenían los mismos perros y la gente seguía peleándose por fútbol. Nadie lo miraba raro, como había supuesto que harían, y enseguida supo que todo el escándalo estaba olvidado, seguramente reemplazado por otro. Llegó hasta su escuela, como era sábado todo estaba cerrado a cal y canto. No quiso permanecer mucho tiempo allí mirando, tenía demasiados recuerdos.

Tomó coraje por segunda vez en el día y llegó hasta lo de John. Quería disculparse, se había comportado como un energúmeno con él, pero conociendo a John y a su orgullo, veía difícil obtener su perdón. De todos modos lo intentaría.

School Days with RingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora