Durante el resto del día ellos intercambiaron mensajes para decidir dónde iban. Melissa dio un último vistazo en el espejo... Era sorprendente cómo se asemejaba en nada en casa de cuando estaba trabajando. Para ir al hospital usaba siempre un tenis, ropa de colores claros y discreta, el pelo hecho un moño y sin mucho maquillaje, pero hoy era una noche diferente, por lo que ya estaba más alegre que de costumbre. Había puesto tacones, dejó el pelo suelto ondulado sólo en las puntas, puso una falda que no llegaba a la altura de las rodillas y una blusa de encaje con mangas largas y su boca parecía más hermosa con el lápiz labial rojizo. Ella respiró hondo y llamó a un taxi.
Pasaba un poco de 8:15 de la noche cuando llegó al restaurante. Ignazio ya esperaba en la mesa y se puso de pie cuando la vio, y ella juró haber visto sus ojos brillando en ese momento. Ella ya era hermosa, pero ahora estaba incluso más. Y por supuesto él también era impecable. El pelo estaba ordenado y el volumen y la barba le había crecido un poco, su camisa era color uva y dos botones estaban desabrochados y las mangas enrolladas hasta la mitad del brazo, tenía un encanto diferente especialmente esa noche. Y tan pronto como ella se acercó, Ignazio le dio un gran abrazo, como había prometido, y ahora podría hacerlo sin preocupaciones, Melissa se emocionó, pero luego sonrió.
*****
- ¿Qué te parece si nos vamos a mi casa? - Ignazio preguntó mientras los dos caminaban en el parque. Había pasado un mes desde que los dos salían siempre que posible, en general pasaban el fin de semana juntos. - Podemos ver una película.
- Bien.
Caminaron durante unos minutos y se dirigieron al coche. Ignazio condujo durante varios minutos, casi cruzó la ciudad. Entonces aparcó el coche delante de una hermosa casa, y después de salir del vehículo, Melissa miró y sonrió, luego entraron.Ignazio encendió una luz baja y ella miró por todas partes. Era encantadora. Casi difícil de creer que un hombre vivía allí. Todo estaba organizado y muy bien decorado.
- Seguramente tienes buen gusto en la decoración. - concluyó dando unos pasos hacia adelante.
- No te equivoques conmigo, mi querida. – Ella le miró – Contraté a un arquitecto. Si la decoración dependiese de mí todo que tendría aquí sería un sofá viejo y una televisión.
- Creo que mi apartamento es más grande que eso.
- Es muy probable. Y cualquier día pienso en hacerte una visita... Para ser honesto, pensé que no le gustaría vivir en un apartamento de nuevo.
- Era más fácil debido al trabajo. - Ella respondió agitando el hombro. - ¿Por qué quisiste comprar una casa tan pequeña?
- Soy uno, la casa tiene sólo una habitación. Era justo lo que necesitaba - ella se rió. - Pero hay un montón de cosas interesantes aquí. Mira... - Ignazio tomó la mesa de café y la dejó junto a la pared. Pronto se tiró de la estructura de sofá. - ¡Sorpresa! – Era un sofá-cama – Aquí es donde duermo...
- Estás de broma ¿verdad?
- Aquí es donde duermo cuando yo me quedo dormido viendo películas. ¡Qué apresurada eres, mujer! Ni siquiera me dejó terminar la frase. - Ella cerró los ojos y apretó la boca para tratar de no reírse. – Puedes elegir la película. – Melissa se quitó los zapatos y se sentó en el sofá, mientras que Ignazio fue a la cocina buscar el vino y algunas golosinas. Para él para ver película en su casa o en el cine, no importaba, pero tenía que tener algo para comer o se sentiría terriblemente incompleto. Se dirigió a la habitación y trajo dos almohadas y una manta y lanzó uno por uno en Melissa mientras se reía. ¿Qué otra cosa vendría después? ¿Él estaba pensando en lanzarle la botella de vino en ella también?
- Entonces, ¿Has elegido? - Ella sacudió la cabeza.
- Creo que voy a dejar que tú decidas. Pero ya te adelanto que no quiero nada que aparezca fuego.
- Y yo no quiero tener nada que ver con los médicos u hospitales – le espetó con humor.
- Muy justo.
- ¿Qué tal una comedia romántica? - Ignazio puso la película y se sentó a su lado, estirando las piernas.
- Siempre he oído que los hombres odian este tipo de películas.
- Me gusta. - Se rieron.Ignazio abrazó Melissa y se la dejó acurrucarse en sus brazos. Incluso que hubiera jugado las almohadas prácticamente en su cara, él tenía que admitir que siempre se divertía con ella y cómo le gustaba su compañía. Además de admirarla mucho como profesional y como persona. Y ella tenía algo que hacía su corazón latir más rápido... Siempre. Especialmente cuando estaban cerca, como ahora.
Él la miró y sonrió mientras que ella no le quitaba los ojos de la película, pero en una escena divertida, se rió y se dio cuenta de que él no lo hizo, Melissa giró la cabeza para mirarlo, y no más de unos pocos segundos después, estaban besándose.
Ignazio se inclinó sobre Melissa mientras capturaba su boca lentamente. Le había besado un par de veces antes, pero no así, tan intensamente. Y se dio cuenta de que ella parecía disfrutar de sus caricias, ya que sólo correspondía, entonces Nazio lentamente comenzó a acariciar su pierna derecha y pronto llegaba a la cintura, levantando su camisa, pero cuando lo hizo, Melissa casi inmediatamente reaccionó y de alguna manera que él casi ni vio cómo hizo, ella se levantó del sofá.
Su respiración era rápida y parecía asustada, casi como si finalmente se había dado cuenta de lo que era su intención, pero el pánico no tenía ninguna explicación aparente. Después de un momento, cuando Ignazio dejó ese estado sorpresa, se sentó y la miró seriamente.
- ¿Qué sucedió Melissa? - Miró hacia ella, preocupado.
- No puedo hacer esto.
- Lo siento, yo no quise asustarte así, yo... - ni siquiera podía terminar la frase. De hecho, ni sabía qué hacer.
- No es eso. – Él se quedó callado, pero cuando ella lo miró se dio cuenta que su cara aún tenía una expresión que todavía se preguntaba lo que estaba pasando. – No eres tú, soy yo... – él bufó, ¿Estaba tratando de poner fin a todo? ¿Así? - Quiero decir... Yo no... - Cerró los ojos y dejó escapar el aliento - Tengo un problema que no puedo pasar por alto, así que no creo que yo pueda ir más allá.
- Así que dime cuál es el problema y tal vez pueda ayudarte.
- Nadie me puede ayudar Ignazio. Tal vez un terapeuta pueda ayudarme a aceptar que voy a ser así para siempre, que no puedo cambiar mi cuerpo – ¿su cuerpo había dicho? Pero ella parecía bastante normal.
- Melissa, sabes que puedes confiar en mí, tal vez pueda sí ayudarte. - Ella sacudió ligeramente la cabeza y una lágrima cayó de su ojo, deslizándose por la mejilla. - Dime...
- Pero tengo miedo.
- ¿Miedo, de qué?
- Que no te guste más. O que tengas asco...Ignazio se levantó, tomó Melissa de la mano y le tiró hacia el sofá, donde ambos se sentaron y él le acarició la mejilla, limpiando sus lágrimas y miró a los ojos.
- No hay nada en este mundo que me hará gustar menos de ti. – Él sonrió, pero vía que el miedo todavía estaba en sus ojos. – Por favor, Melissa, dime lo que está pasando.
- Yo sé que cuando me salvaste y preguntaste por mí en el hospital te dijeron que estaría bien, pero no era del todo cierto. - Ella tomó una respiración profunda y él frunció el ceño - Tuve que quedarme en el oxígeno durante algún tiempo porque tuve inhalación de humo. Tuve fracturas en cuatro costillas que llevaron dos meses para recuperarse... Y a causa de lo mueble que se cayó sobre mí, tuve quemaduras de 2º grado profundas. - Ella derramó algunas lágrimas - Tres semanas para la curación, pero... Todo el lado derecho de mi espalda, desde el hombro hasta la base de la columna, tengo una enorme cicatriz...
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Te Queda Tanto Por Vivir (Et Queda Tant Per Viure)
Short StoryIgnazio es un bombero en esta historia, donde salva a una mujer en el último momento, arriesgando todo para dejar un edificio en llamas. Después de esa noche, un evento hace que se reúnan nuevamente, ahora en nuevas circunstancias. Cuento inspirado...