Ocho años antes.
El viento mecía con suavidad las hojas de los árboles y éstas, a su vez, crujían bajo mis pies tras haber caído al suelo. El sol comenzaba a desaparecer tras los altos edificios creando un juego de sombras y luces anaranjadas que caracterizaban a un típico paisaje otoñal. Stan y yo nos dedicábamos a armar barullo por las concurridas calles de Doncaster, llamando la atención de todo aquel que se cruzaba en nuestro camino. Pero a nosotros no nos importaba. A diferencia del resto de jóvenes de diecinueve años, a nosotros nos daba igual lo que la gente pudiera decir o pensar de nosotros. Tan solo pensábamos en disfrutar. Y eso hacíamos.
De repente, una ráfaga de viento que nos dios de lleno en la cara, atrajo a mis fosas nasales un olor parecido al de la vainilla, a parte de unos cuantos trozos de hojas que no dudaron en colarse en nuestros ojos. Me froté los ojos con fuerza eliminando hasta la última partícula de ellos y empecé a buscar con la mirada a la dueña (y en ese momento realmente deseaba que la portadora de tan exquisito olor fuese una chica, pues de lo contrario, la decepción que me llevaría sería bastante grande). Dado que estábamos yendo calle abajo y que el viento había venido de frente, mi primer impulso fue mirar al final de la calle. Pero ésta estaba completamente desierta, a excepción de un anciano que disfrutaba de un agradable paseo.
Frustrado, solté un bufido que mi mejor amigo no tardó en captar, y al cual respondió frunciendo el ceño.
- ¿Pasa algo? - Preguntó Stan con un deje de confusión en su voz.
- La vida, amigo mío, que una vez más se ha aprovechado de un pobre ser humano. - Dije con el mayor dramatismo que mi voz fue capaz de adquirir.
- ¿Estás bien? - Preguntó esta vez, si cabe, con más desconcierto que antes.
- Perfectamente. amos, a este paso se nos hará de noche y no habremos hecho nada productivo en toda la tarde. - Contesté dando el tema por zanjado y reemprendiendo nuestro camino.
- Como si hacer el imbécil fuera algo productivo. - Lo escuché murmurar antes de unirse a mí, no sin antes soltar una leve carcajada.
Los siguientes quince minutos los pasamos en silencio, cada uno pensando en sus cosas. Cuando mi mente decidió dejar de lado el tema del perfume y volver a la realidad, me topé de frente con una chica, y podría jurar en ese mismo instante que en mi vida había visto tanta belleza concentrada en un solo cuerpo.
Disimuladamente me posé al otro lado de Stan y, en cuanto vi que se acercaba mi oportunidad, no dudé en chocar mi cuerpo contra el suyo, provocando que ella se cayera de culo y, por inercia, yo encima de ella.
- Lo siento. - Dije tratanto de disimular la sonrisa que amenazaba con instalarse en mi cara.
- Tranquilo, la culpa ha sido mía. Iba mirando al suelo y pensando en mi cosas. - Sonrió nerviosa y se apartó unos cuantos mechones de pelo de la cara.
- ¿Estás bien? - Pregunté separándome un par de centímetros de ella.
- Sí, gracias. ¿Y tú?
- También, para mi suerte y tu desgracia, he tenido el privilegio de aterrizar sobre ti.
- ¿Tu suerte? - Preguntó arqueando una ceja y levantando por primera vez la cabeza, dejándome ver unos grandes ojos marrones, de ese tipo de ojos en los que te podrías perder durante horas. Y puedo asegurar que lo hice. Tras un par de segundos, que para mi parecieron horas, contesté:
- Sí, no todos los días uno tiene la suerte de chocarse con una chica tan guapa, ¿sabes?
Noté que sus mejillas se pusieron rojas al instante y un simple gesto como ese fue capaz de acelerarme el corazón a una velocidad sobrehumana.
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¡Hola! Sé que éste capítulo es muy empalagoso y para los que no seáis fanáticos de esas cosas, siento deciros que los que le siguen serán igual o incluso peores que éste. La razón no es otra que que este fanfic está inspirado en la película A walk to remember (Un paseo para recordar) y en esa película hay muchos momentos románticos. La diferencia es que yo los he incluído desde el primer momento.
Pero tranquilos, aparte de cursiladas, también habrá drama y, si puedo, porque la verdad no soy muy buena en eso, intentaré incluír algún toque de humor.
Pues lo dicho, votad, comentad, suscribíos y habladle a vuestros amigos de mi novela.
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