03: taco bell & arcade

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monday, june 20th, 2011.

Salí de la universidad y te busqué con la vista. Estabas ahí, recargado en un árbol y sonriéndome con tus ojos achinados.
Sonreí de vuelta.

Por fin volvía a verte.

Estaba tan nervioso que tartamudeé al saludarte y pronuncié mal tu nombre.

"Hola, Jish". Tu reíste tanto que casi lloras.

Posteriormente, me preguntaste a donde quería que fuéramos y yo claramente respondí que a comer a Taco Bell, mi restaurante favorito y a dónde iba con Zack cada vez que salíamos.

Mientras esperábamos nuestros tacos, hablábamos de cosas que nos gustaban. Tú podías destruir toda tu ansiedad, enojo y miedo al tocar la batería, y amabas los extraterrestres. Yo te dije sobre mi pasión por la música, la poesía y la lectura. Te conté un poco de lo que hacía en casa después de la universidad y tú escuchabas atento.

También me platicaste de tus amigos de la fiesta. El chico con rulos era Matthew —o como tu le decías, Matty— y el otro chico con los lentes de sol era George. Tú lo describiste como alguien tan alto como una jirafa. Eran dos chicos británicos que llevaban siendo amigos desde que tenían memoria. Cuando los conociste a los 16 años, acababan de mudarse de otro continente hasta aquí, vivían cerca de tu casa y tuviste que socializar con ellos sí o sí.

Un poco apenado dijiste que no estudiabas y no te habías graduado, que una carrera no era lo tuyo. Aunque eso no quería decir que eras una persona amargada y deprimida. Al contrario, eras un chico muy simpático, me hacías reír mucho y yo a ti.

—No pasa nada Josh, sí yo fuera tú, estaría más que feliz por no ir a la universidad todos los días.

—Tu tienes el privilegio de estar en una, no te quejes— respondiste bromeando.

—Porque mi hermano quiere que termine mi carrera, pero si no fuera por eso yo ya estuviera cantando en el bus tratando de conseguir dinero.

Ambos nos reímos. Nuestras risas sincronizadas eran magia.

Después, terminamos de comer y fuimos a un arcade cerca de ahí. Inesperadamente me preguntaste con quien más vivía en mi casa.

—Ah, con mis papás y mi hermano Zack—respondí rápido.

Al no querer hablar más del tema, preferí preguntar una tontería.

—¿Y qué tal te va con tu chica?

Tú me miraste confundido y frunciste el ceño.

—¿Cuál chica?

—La de tu... teléfono— dije tratando de no sonar como un chico observador.

Te habían llamado antes mientras comíamos y observé por accidente tu fondo de pantalla. Había una chica pelirroja a tu lado, sonriendo mientras ambos se abrazaban.

—¡Ah, no! Es mi hermana Ashley —respondiste riendo—. Yo no tengo novio.

Reí también, aunque por dentro estaba muerto de vergüenza. Me disculpé y dijiste que no pasaba nada. Salimos del arcade y pronto tus amigos nos recogerían en su auto.

Aquel día podría sonar algo irrelevante, algunos pensarán que fue sólo la primera vez que salimos juntos y ya. Pero después de llegar a casa ese día, me di cuenta de lo que habías dicho antes. Y fue tan importante para mí, que casi me pongo a saltar en mi recámara de no creérmelo.

"Yo no tengo novio".

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