I: Me llaman Señorita Torpeza

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Me desperté porque los rayos del sol entraban por mi ventana, bueno a pesar de que la última frase haya sonado muy bien no es así, siendo sinceros nadie despierta de esa manera, realmente si los rayos del sol entran por tu ventana de esa manera solo puede causar dos cosas; primero que te levantes de mal humor y segundo que te quedes ciego por tanta luz, y probablemente debido a eso quieras matar a alguien.
Está científicamente comprobado que nuestra cama es más cómoda por la mañana -en realidad no, pero debería-. Como sea, mi nombre es Natalie Lilian, tengo 15 años; con mentalidad de una niña de 3, actualmente estoy estudiando en el Internado Corbriz, las personas me describirían como alguien muy molesta, y la verdad es que lo soy, me gusta hacer que los demás se frustren por mi culpa, la vida es más interesante así, también suelo ser muy necia tal vez por eso mi madre me envió lejos a estudiar, no importa.

Hoy es mi primer día de clases, gracias a Merlín el Internado Corbriz es para hombres y mujeres, en mi antiguo instituto solían ir solo mujeres, y gracias a una injusticia deje de estudiar ahí, sea como sea espero que este año sea mejor que los pasados, los profesores que tuve años pasados no hacían más que solo cargarnos de tarea como si de eso dependiera su vida.

Tome una ducha rápida y me puse el uniforme, por levantarme tarde ya no alcanzaría a desayunar, así que salí rápido y me dirigí a mi primera clase, por ir distraída en el camino me choque con alguien.

-¿Otra vez tarde?- me dijo, era Adam un compañero que conozco desde los 9 años, parecía querer molestarme.

-Lo mejor se hace esperar- dije haciendo una pose de diva, a lo cual el rio -Natalie 1, Adam 0.

-Esto no se quedara así- dijo retándome mientras seguía su camino. Un momento ¿A dónde voy?

-Espera Adam, ¿Qué clase...?

-Tienes literatura conmigo, vamos- dijo interrumpiendo mi pregunta mientras aceleraba el paso y reía.

-¿Sabes quién será nuestro profesor este año?

-Si, la señorita Cortez-dijo el, con cierto brillo en la mirada, al parecer esperaba que yo dijera algo.

-¿Hablas enserio?- dije mientras detenía el paso-¿No estarás bromeando?

-Sí, vamos que tu profesora favorita nos está esperando, y como lleguemos tarde...- no termino de hablar cuando salió corriendo hacia el salón.

Salí detrás de él, el solo llego unos segundos antes pero la profesora no me dejo entrar, al parecer esos segundos le fueron de utilidad.

-Primer día y ya tarde señorita Lilian-.No era una pregunta, se veía contenta ya que tenía una razón para castigarme.

-Lo lamento profesora Cortes- dije aunque no lo lamentaba realmente, si por mi fuera...

-Por esta vez no la castigare- dijo mientras en su boca aparecía una sonrisa ladeada y sus ojos denotaban un brillo de maldad.-Adelante siéntese.

Todos se encontraban ya en clase, busque con la mirada un asiento vacío, lamentablemente solo quedaba uno; el que se encontraba frente a la profesora, eso me pasa por llegar tarde. La mayoría de los estudiantes odiaban a la profesora, aunque siendo sincera también algunos de los profesores la odiaban, y por decir algunos me refiero a todos, después de que yo tomara asiento la profesora entro y cerró la puerta.

-Bueno chicos, ya que estamos todos-comenzó a hablar la profesora seguida de una mirada fulminante hacia mí, -este año tenemos un nuevo alumno, Alex podrías ponerte de pie y presentarte.

Voltee a ver al chico, se encontraba detrás de mi, no lo había notado por estar viendo con odio a la profesora. El chico se puso de pie, tenía el cabello negro un poco despeinado y ojos color avellana.

Limonada, otra historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora